TÍTULO: LA PASIÓN DE CRISTO
DIRECTOR: MEL GIBSON
REPARTO: JIM CAVIEZEL, MONICA BELUCCI, FRANCESCO CABRAS, MAÏA MONGENSTERN
DURACIÓN: 124 min.
AÑO: 2004
GÉNERO: DRAMA ÉPICO
- EL DR. JECKYLL DICE:
Recuerdo pocas películas que hayan levantado una polémica tan reaccionaria antes de su estreno como le sucedió a "La pasión de Cristo". Y todo esto sin que nadie hubiera visto ni un sólo fotograma antes, aparte de los "expertos" en la materia a los que se les consultó durante el rodaje de la misma.
Resulta, pues, injusto prejuzgar la que con toda probabilidad sea la obra maestra de su máximo responsable, Mel Gibson, sin tener en cuenta dos cosas: la primera, que se trata de una película y, por consiguiente, de dos horas de entretenimiento en las que, como sucede en otros largometrajes, el espectador tiene ocasión de tanto de identificarse en mayor o menor grado con el personaje, de sufrir con él, o de escuchar simplemente la historia que se le está contando; la segunda, que "La pasión de Cristo", se limita a relatar los hechos tal y como se tiene documentado que sucedieron, sin pretender que unos u otros sean los malos de la función.
Dicho esto, en lo que a "La pasión de Cristo" se refiere, es una película excelente. A nivel interpretativo, las actuaciones de todo el reparto son correctas. Jim Caviezel convence aportando, si se me permite el calificativo, una "humanidad" al personaje que no se había encontrado hasta el momento en otras cintas de similares características (otros Cristos interpretados por grandes actores como Max Von Sydow oWillem Dafoe parecen estar en perpetuo estado de trance), Monica Belucci renuncia a su tremenda belleza para enfundarse en el manto de María Magdalena con corrección pero, quien debe llevarse todos los elogios habidos y por haber, es la actriz rumana Maïa Morgenstern, quien interpreta a la Virgen María con una fuerza y una credibilidad ciertamente admirables.
A nivel técnico, la película no desmerece mucho menos. Al contrario, Mel Gibson demuestra ser un director con una agudeza visual tremenda. No sólo utiliza prácticamente todos los recursos habidos y por haber del lenguaje cinematográfico, sino que es capaz de lograr que un único plano, o un encuandre aparentemente simple, aporten una vitalidad y sentimiento al conjunto que, en manos de otro director, hubiera logrado un resultado diferente (por no decir "peor").
Por último, sí quisiera comentar un último detalle: la violencia del film. No quisiera ser más papista que el Papa, pero una película como "La pasión de Cristo" que habla precisamente de eso, de la pasión que sufrió Jesucristo, ni de los detalles de sus años de vida anteriores, ni de otro momento histórico, sino del calvario por el que tuvo que pasar, es obvio que el momento de la tortura a la que fue sometido debía ser una parte fundamental del largometraje. ¿Tiene escenas violentas? Sí, desde luego. ¿La violencia explícita es gratuita? En absoluto. Como mucho, se podría haber tratado de controlar un poco más la dosis de carnicería a la que se somete a Cristo, pero eso no haría que el resultado fuera una película mejor.
"La pasión de Cristo" representa un claro ejemplo de cómo todos los elementos que la componen están puestos por algún motivo. Y es casi seguro, que por ello, vista aún hoy en día, resulta una experiencia tan conmoverdora como fascinante. Esa es la magia del cine, y de las películas bien hechas.
- MR HYDE DICE:
No soy de llorar con las películas. De hecho, creo que sólo he soltado una lágrima o dos en toda mi vida. Pero mentiría si dijera que con "La pasión de Cristo" no tuve una pelota en la garganta durante casi todo el rato. Y cuidadín, que si me llegan a decir que me pasaría esto con una peli sobre Jesús, y que además está hablada en latín-griego-hebreo y no sé qué cosas raras más, pensaría que el que habla conmigo ha estado fumando algo más que tabaco.
Cuando uno ve una peli como ésta, da igual que seas un beato creyente, o el ateo más convencido, porque las imágenes que uno ve resultan tan impactantes por su fuerza y brutalidad (dicho en el mejor de los sentidos) que no sólo es casi imposible apartar los ojos de la pantalla, sino que es fácil olvidarse de que estamos viendo una película y que, en lugar de ello, asistimos al relato en primera mano de lo que pasó.
Y que no vengan tocando los bajos fondos aquellos pedorros de turno, diciendo que si tiene mucha violencia y que si es gore. ¡Qué gore ni qué cojones! Resulta que películas como las de la serie "Saw" o casi cualquiera de Tarantino se estrenan contando con el beneplácito de la audiencia, pero ojo, que si se trata de algo que tiene que ver con la religión católica es caca. Pues no señores, esta película contiene escenas sangrientas porque la historia que sucedió pasó de esta forma (y Dios sabe, nunca mejor dicho, si no fue más salvaje).
De todas formas, por suerte para el expectador, Mel Gibson es un director formidable, como ya había demostrado años antes con "Braveheart - Braveheart, 1995", y consigue que, pese a los momentos truculentos que tiene la peli, uno no tenga la sensación de que está asistiendo a un festival de casquería, sino que padece con el personaje cada minuto que dura el suplicio. Y eso no lo logra cualquiera.
"La pasión de Cristo" es una película como la copa de un pino y, aunque tampoco la considero una obra maestra del cine, desde luego sí es el resultado de un director formidable, y de una manufactura envidiable.