DIRECTOR: FRANCO ZEFFIRELLI
REPARTO: GRAHAM FAULKNER, JUDI BOWKER, LEIGH LAWSON, LEE MONTAGUE, VALENTINA CORTESE, ALEC GUINESS
DURACIÓN: 121 min.
AÑO: 1972
GÉNERO: DRAMA
Desde luego, a estas alturas, es complicado discutir la versatilidad del veterano director italiano Franco Zeffirelli. Dentro del cine, ha experimentado tanto con el musical más puro (las óperas “La Bohème, 1982”, o “Tosca, 1985”), con adaptaciones –más o menos logradas- de obras de Shakespeare (“Romeo y Julieta – Romeo & Juliet, 1968”, “Hamlet, el honor de la venganza – Hamlet”, 1990”), melodramas (“Campeón – The champ, 1979”), y hasta historias de adolescentes (“Amor sin fin – Endless love, 1981”). Asimismo, dentro de su filmografía, también llama la atención la especial dedicación que Zeffirelli ha dado a versiones cinematográficas de fenómenos religiosos como, por ejemplo, su particular adaptación de la vida de Cristo o, para el caso que hoy nos ocupa, de la vida de santos. Con “Hermano sol, hermana luna”, Zeffirelli realiza un largometraje a medio camino entre el biopic más clásico y el retrato de un personaje histórico cuya trascendencia se eleva mucho más allá de sus simples hechos, gracias a una defensa incondicional de la fe y de la obra de Nuestro Señor. El resultado, aunque desigual por momentos, es una de sus películas más amables que, a través de una versión dulcificada de los hechos, consigue instruir al espectador en la vida de San Francisco de Asís, desde una perspectiva dinámica, amable y, sobretodo, hermosa.
Francisco (Faulkner) es hijo de unos nobles italianos de la región de Asís que, tras analizar a fondo su conciencia se da cuenta del enorme despilfarro e hipocresía que reina en la sociedad del momento. Por ello, y afectado por un gran misticismo, decide no proseguir la carrera que sus padres habían pensado para él, rompe su compromiso con la hermosa Clare (Bowker), y se retira con el fin de comenzar la obra de Cristo desde sus oírgenes, tal y como Él la dio a conocer al mundo siglos antes. En su aventura lo acompañarán amigos y conocidos que, movidos por la humildad de su espíritu y pureza de su intención renuncian también a sus privilegios para dedicar su vida a Dios y a los más desfavorecidos –incluso Clare lo sigue-. No obstante, esta decisión no es bien vista por grandes personajes de la sociedad, quienes rechazan la idea de que les hagan recuerdo de que se están apartando de las doctrinas cristianas que ellos mismos pregonan.
Tal y como se puede deducir por su argumento, “Hermano sol, hermana luna” entra de lleno en la clase de largometrajes que se describen los pormenores de la figura en cuya biografía se centran, desarrollándose la historia desde sus comienzos hasta la consagración más o menos definitiva. A este respecto, Zeffirelli sí que aprovecha toda la primera mitad del film para otorgarle al conjunto ese toque cálido y edulcorado más característico de su cine, en el que el personaje del futuro San Francisco, se debate entre lo que le dicta su conciencia y a lo que le obliga la sociedad. Es durante esta primera hora cuando resultan más abundantes secuencias como las de los paseos por el campo de Francisco y Clare, acerca de quienes no se pretende ocultar en ningún momento la atracción mutua que sienten mientras que, la segunda parte ya se concentra más en la historia del propio santo.
De entre las secuencias más destacadas, cabría mencionar las del rostro desencajado de San Francisco al descubrir la muerte de uno de sus “hermanos” tras una reyerta por parte de los nobles terratenientes, quien casi parece debatirse entre el dolor por la pérdida y la incomprensión de por qué le suceden estas cosas cuando lo que pretende hacer es algo bueno y correcto. Y, por supuesto, el final en el que, sin entrar en detalles, envuelve a un humildísimo San Francisco y al Papa Inocencio III –interpretado por un comedido Alec Guiness-, en el interior de Vaticano (el diálogo final que ambos mantienen es de una hermosura y sencillez asombrosas). Al fin y al cabo, es esa conclusión la que le da sentido al film en su conjunto.
Por lo demás, “Hermano sol, hermana luna” es una película bonita de ver, muy bien hecha y que demuestra un gusto único por parte del realizador para narrar de la forma más amble y cercana posible la vida de un Santo, a través de una excelente puesta en escena y ambientación.
“Hermano sol, hermana luna” me gustó mucho por la historia que cuenta pero reconozco que, como peli, a ratos, es un bastante desconcertante. Por una parte, te cuentan la historia de San Francisco de Asís, haciendo hincapié en cómo el buen hombre renuncia a toda su fortuna para dedicarse a los más pobres siendo uno de ellos, y no ahorrando detalles para hacerte ver lo jodido que lo tuvo (tanto por cómo no pararon de darle por saco cuando empezó a fundar la orden de los franciscanos como por cuando empezaron a atacarle con algo más que con insultos), o lo que se lo tuvo que currar (incluso haciendo frente al Papa de la época). Pero, por otra, es de lo más desconcertante que, de repente, la música que suena de banda sonora sea así en plan electrónico setentero a saco, y hasta con canciones que parece que estén cantando dos hippies colocados de césped hasta las trancas. Y claro, tú que estás viendo la peli y que te gusta la forma que tienen de contarte todo lo de este hombre, que de repente te casquen un temazo de este tipo, pues te deja con la sensación de que hay algo que no encaja.
Pero bueno, lo que es la película, “Hermano sol, hermana luna”, a pesar de que está hecha de forma bastante edulcorada (por ejemplo, el que hace de San Francisco tiene una cara de bueno que no se aguanta; o la chica de turno que está enamorada de él, que no solo es guapísima, sino que también decide hacerse una especie de monja porque ni siquiera duda de que está haciendo lo correcto), no da la sensación de que su estética pueda parecer un poco antigua. Es más, podría hasta parecer normal que la peli luzca así de vieja ya que, al fin y al cabo, te están contando una historia que tiene más de quinientos años. Pero claro, una peli setentera a saco como es ésta, tiene una estética que huele a naftalina al kilómetro.
Por suerte, no es impedimento para que te pueda gustar la peli (a mí me la pusieron en su día en clase de religión –se ve que uno de los días en que, para variar, al profesor no le apetecía dar clase-). Ya os digo que son pequeños detalles que tampoco hacen que la historia sea un petardo. De hecho, “Hermano sol, hermana luna” es un ejemplo bastante bueno de cómo hacer interesante una peli acerca de la vida de una persona, y mucho más si se tiene en cuenta que trata sobre uno de los santos más importantes de la cristiandad –y digo lo de “mucho más” porque ya sabemos que no es nada fácil hacer una película de este tipo que interese a la gente-. Aparte de los momentos más místicos que tiene San Francisco, el resto lo ves como una persona más del montón que se da cuenta de la decadencia del mundo en el que vive, y decide empezarlo todo desde cero. No se le presenta como un súper hombre que lo tiene tirado, sino que deja bien claro todas las reacciones que tiene en contra para hacerlo (el rechazo de su familia, el enfrentamiento con la Iglesia...), sobretodo en los momentos en que está con su hábito mugriento, de barro hasta las cejas, y llevando piedras a puro huevo de un sitio a otro para construir su pequeña iglesia.
Además, otra cosa con la que aciertan es que, al putear tanto al pobre hombre, cuando ves la peli, te engancha enseguida la historia porque deseas que todo lo acabe saliendo bien, y que los que no paran de tocarle las pelotas lo dejen en paz y reconozcan todo su esfuerzo. Así que, dentro de la peli en plan biografía que es, “Hermano sol, hermana luna” consigue hacer que su historia sea interesantísima, que los personajes principales te caigan lo suficientemente bien para que los estés apoyando todo el rato, y para darte cuenta, sobretodo ahora que estamos en Cuaresma, que una vuelta atrás, a los principios más puros, de vez en cuando, es necesario. En fin, que para Semana Santa, es una película chula y de lo más recomendable.