viernes, 3 de agosto de 2012

ESTRENOS DE VIDEOCLUB: "TAN FUERTE, TAN CERCA"

TÍTULO: TAN FUERTE, TAN CERCA

DIRECTOR: STEPHEN DALDRY

REPARTO: THOMAS HORN, TOM HANKS, SANDRA BULLOCK, MAX VON SYDOW, VIOLA DAVIS, JEFFREY WRIGHT, JOHN GOODMAN

DURACIÓN: 129 min,

AÑO: 2011

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • En Hollywood es corriente que, a finales de año, se entrene una determinada serie de películas, con el fin de que aspiren a los premios más importantes que se empiezan a dar a lo largo del año siguiente. Hasta aquí, todo nornal. Lo que ya llama más la atención es que determinados largometrajes parecen realizados con el único propósito de aspirar a cuantos más premios mejor. Así pues, no es extraño que el espectador se encuentre con películas más pequeñas, protagonizadas por grandes estrellas, y cuyas imágenes parecen decir "quiero un premio" a voz en grito. Algunas veces, funciona, y el film, además, logra un gran éxito de público. Por el contrario, hay otras en que, a pesar del notable intento, el largometraje no consigue su propósito, quedándose en todo en un buen intento. Esto último es lo que le sucede a "Tan fuerte, tan lejos". Más adelante veremos por qué.

    Oskar Schell (Horn) ha perdido a su padre, Thomas (Hanks) en el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York. Desde entonces, tanto a él como a su madre, Linda (Bullock), les cuesta asumir la pérdida y salir adelante con sus vidas. Un día, por casualidad, Oskar encuentra entre las cosas de su padre un sobre con una llave en su interior, y un único nombre escrito en él: Sr. Black. Será entonces cuando Oskar lo tome como un enigma personal e inicie la búsqueda del desconocido Black por todo Nueva York. En su transcurso, se topará con personas como Abby (Davis) -una mujer recién separada-, William (Wright) -un hombre de negocios- y, sobretodo, el conocido como "el inquilino" (Von Sydow), un hombre mudo que alquila una habitación en la casa de Oskar, y que guarda más de un secreto.

    Dirigida por el británico Stepehn Daldry, especialista en la realización de films con fuerte carga dramática ("Las horas - The hours, 2002" o "El lector - The reader, 2009", entre otras), "Tan fuerte, tan cerca" representa la adaptación de la novela homónima de Jonathan Safran Foe, cuya historia se sirve de los trágicos sucesos que tuvieron lugar el once de septiembre de dos mil uno para conectar la vida de una serie de personajes, completamente desconocidos, que se cruzan gracias a la perseverancia del personaje principal. A este respecto, la versión cinematográfica que filma Daldry, por su parte, utiliza la trágica muerte de un personaje en concreto -el padre del protagonista- para narrar una historia de superación, de dolor, de reconciliación y, sobretodo, de perdón.

    Sin embargo, el fallo que podríamos señalar en la ejecución es la frialdad de la puesta en escena. Cierto es que Daldry sabe sobradamente bien dónde colocar la cámara, de qué forma dirigir a sus actores, y cómo hacer que la densidad de la historia no impida al público seguirla. Ahora bien, por un lado, "Tan fuerte, tan cerca" concentra en dos horas tanto sufrimiento y tanta angustia en los personajes, que dicha sensación acaba por trasladarse al espectador. Es como si en toda la película no hubiera a penas ningún personaje dispuesto a sonreír y mostrar su felicidad (tan sólo se podría encontrar en los diversos flashbacks que tiene el protagonista con su padre, como cuando ambos entablan una especie de lucha verbal por ver quién es capaz de decir más oximorones), cosa que no está para nada reñida con el hecho de que el largometraje sea un drama.

    Por otro lado, otro de los elementos que también hace que juega en contra de "Tan fuerte, tan cerca" es el excesivo cruce de personajes. Cierto es que el mismo argumento propicia que el protagonista entable contacto con diversos personajes pero, para aquellos que adquieren una mayor relevancia (los excelentes Viola Davis, Jeffrey Wright y, por supuesto, John Goodman -aquí relegado a un papel tan secundario que casi pasa desapercibido-), da la sensación de que Daldry se ha dejado muchas cosas que decir acerca de ellos, en favor del histrionismo del niño protagonista en su afán por buscar qué abre la misteriosa llave. Todo esto hace que se cree una especie de barrera invisible entre lo que sucede en la película y el público, por lo que la historia no resulta tan emotiva como sería deseable.

    Afortunadamente, en el plano técnico y artístico, existe otra serie de factores a destacar y elogiar. En primer lugar, la interpretación de Max Von Sydow. El veterano actor sueco da una lección magistral de actuación pues, a pesar de no pronunciar ni una sola palabra, es capaz de transmitir toda una galería de emociones con una sola mirada (sin duda, lo mejor del film). Por otra parte, el compositor francés Alexandre Desplat compone aquí una exquisita banda sonora, sencillísima, que envuelve cada imagen con una sensibilidad digna de mención. Y, por supuesto, la fotografía del oscarizado Chris Menges, capaz de recoger cada una de las caras de una Nueva York invernal repleta de contrastes.

    En resumidas cuentas, aunque puede que sea la novedad más destacada de esta semana en los videoclubs, "Tan fuerte, tan cerca" es un largometraje que prometía mucho más de lo que acaba dando. Es un film de buenas intenciones que, lamentablemente, se queda en eso en intento. Muy digno, pero intento al fin y al cabo.

  • MR. HYDE DICE:
  • ¿Sabéis esas películas en la que el niño protagonista es un repelente de mil demonios, te cae como una patada en la entrepierna, y te darían ganas de quitarle la tontería de un soplamocos? Pues eso es, ni más ni menos, lo que pasa en “Tan fuerte, tan cerca”. Yo comprendo que el tema del 11-S es espinoso, que es chungo verlo desde el punto de vista de un chaval que ha perdido a su padre en ese atentado y  todo lo que tú quieras. Pero una cosa es tener ese trauma doloroso en tu vida, y otra diferente ser un capullo mental de primera. Y yo no entiendo mucho de cine, pero algo me dice que no es que sea la mejor idea del mundo hacer que el prota de tu peli sea un criajo que te cae mal desde que empieza la función. Mira que hubiera sido más fácil sacarlo como un pobrecillo que ha perdido a su papá y que trata de sobreponerse a ese drama. Incluso el resto de la historia de ir buscando las pistas hubiera sido más simpático. ¿Qué quieres meter una escena de lloriqueo? Vale. ¿Qué es buen detalle eso de que el chaval toque su pandereta para calmarse? Perfecto, no hay problema. Pero que el mocoso de las pelotas insulte al portero porque sí, trate a su madre a patadas sin motivo, hable con la gente exigiendo que le hagan caso y todo eso, lo único que te dan es de darle un capón y saltarle las orejas.

    Aparte de eso –que, ya de entrada, es bastante importante, “Tan fuerte, tan cerca” tiene cosas buenas y otras que se las podían haber ahorrado con total tranquilidad. Entre las primeras, me quedo sin pensármelo dos veces con el abuelo mudo. ¡Qué pedazo de papelón que hace el viejo! El tío no dice ni mú en toda la película, y resulta que se le entiende mejor y transmite más cosas que el resto de actores juntos (no os perdáis cuando le explica al crío en un bar cuál es su historia y por qué no habla). La otra cosa que me parece bastante acertada de la peli es el juego de pistas que el padre ha dejado preparado para el hijo. Ahí creo que es una de las pocas veces en la que entiendes lo que ha tenido que hacer el padre muerto para que su hijo venciera la timidez y se lanzara a la calle, a ver si se convierte en una persona más normal. Toda esa parte está hecha de forma que tú casi sientes la necesidad de resolver los enigmas con los que se encuentra el chaval: de dónde es esa llave, quién es el señor Black, por qué su padre guardaba ese jarrón… Que, dicho sea de paso, también es cierto que tanto misterio hace que la peli se alargue más de lo deseable, pero bueno, tampoco es para tanto.

    Ahora, lo que no mola nada de “Tan fuerte, tan cerca”. Primero, el crío histérico ese al meterías un zapato en la boca, pero ya hemos hablado bastante antes de eso, así que mejor pasamos a otra cosa. Sandra Bullock, aunque está convincente como sufrida viuda, da la sensación de que, desde que vio que por estar siempre lloriqueando y con cara de muy seria le daban un Oscar, le ha cogido gustillo a ese tipo de papeles, porque se pasa toda la película sufriendo como una Magdalena, y teniendo que aguantar a su hijo "especialito". Que un poco, tira que te va, pero verla todo el rato con el moco colgando, acaba cansando.

    Segundo, la historia, por muy conmovedora que quiera ser, no hay por dónde cogerla. El crío se monta una película bestial sobre qué habrá querido decir su padre con una llave misteriosa, y se patea todo Nueva York buscando a una persona, que es como si en Madrid -obviando las diferencias- quisieras encontrar a todos los Pérez o García para hacerles una sola pregunta. Ridículo, ¿verdad?

    Y tercero, es demasiado larga. Teniendo en cuenta que el prota no te cae nada bien y que "Tan fuerte, tan cerca" parece empeñada en colgarse en cartel ese de mira cómo sufrimos nosotros y qué pobrecitos que somos. Eso, durante hora y media, aún tiene un pase. Pero más de dos horas con esa pollada, acaba cansando. Sobretodo cuando ves el final, con esa reunión del chaval con un inversor en bolsa que le aclara las cosas. Digamos que es una cosa muy forzada y, en cambio, algo que parece tan importante como la relación del crío con el hombre mudo, se queda ahí, como si nada.

    En fin, que pensaba que por la reputación del director de la peli, por el tema que toca y, hasta ver al mocoso, por el resto de actores, "Tan fuerte, tan cerca" iba a ser una peli de esas que te emocionan y hacen que te pegues una descarga emocional. Pero no, para nada. De hecho, no solo es un poco bodrio, sino que llega a cansar. Así que, por muy bien hecha e interpretada que esté, a mí me ha sobrado.