lunes, 29 de agosto de 2011

CINE CLÁSICO: "TENER Y NO TENER"


TÍTULO: TENER Y NO TENER

DIRECTOR: HOWARD HAWKS

REPARTO: HUMPFREY BOGART, LAUREN BACALL, WALTER BRENNAN, DOLORES MORAN, DAN SEYMOUR

DURACIÓN: 100 min.

AÑO: 1944

GÉNERO: POLICÍACO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A pesar de que, a principios de la década de los cuarenta, Humpfrey Bogart ya contaba con una elaborada carrera dentro de la industria cinematográfica, no fue hasta su participación en "El halcón maltés - The maltese falcon, 1941" cuando causó sensación en las plateas de medio mundo con su interpretación de detective privado, papel que acabaría siguiéndole, desde ese momento, casi siempre como una sombra. Bien es verdad que su participación en posteriores largometrajes como "Casablanca - Casablanca, 1942", "El sueño eterno - The big sleep, 1946" o, incluso, "Cayo Largo - Key Largo, 1948", no haría sino reforzar esa imagen de duro galán de Hollywood y, entre todas ellas, "Tener y no tener" no es ninguna excepción.


    La historia acontece en la isla de Martinica, en mitad de la Segunda Guerra Mundial. Allí, Harry(Bogart) y su borrachín compañero Eddie (Brennan) se ganan la vida alquilando una cochamborsa embarcación a turistas que acuden a la isla, y que desean darse un paseo por sus aguas o, simplemente, ir de pesca. Un buen día, Harry recibe una jugosa proposición: sólo tiene que recoger un "paquete" en unas coordenadas precisas, bajo el más absoluto secreto, y entregarlo en una dirección concreta. Harry ve en esta oferta la posibilidad de abandonar la isla, acepta, aunque sin saber las consecuencias que tendrá el devenir de los acontecimientos. Además, Harry también se siente terriblemente atraído por una joven llamada Marie Browning (Bacall), que se ha hospedado en su mismo hotel a penas unos días antes, cosa que acabará de complicar aún más la delicada situación.


    Para hacernos una idea del "galán" al que interpreta Bogart, sólo hace falta decir que habla a las autoridades policiales con total indiferencia y recochineo, que a la "chica de la película" la llama flaca a secas y que, siendo un simple marinero con un oscuro pasado, es capaz de darles ciento y raya a cuantos tratan de interponerse en su camino. Propio también de los patrones del cine negro clásico son otros detalles como el hecho de que la policía se encuentre siempre al acecho en cuantas acciones emprende el protagonista (aunque el comisario sea siempre descrito como un buen tipo con el que el Bogart crea una especie de vínculo malsano de complicidad), o que la aparición de una mujer capaz de mantenerle verbalmente el pulso al héroe haga que éste caiga rendido a sus pies -si bien, nunca lo acabará reconociendo-.


    "Tener y no tener" es un film que es más recordado por los mordaces diálogos que recitan los personajes como si hubieran nacido con cada una de sus respectivas identidades en el largometraje (los cara a cara entre Bogart y Bacall o el inspector de policía son estupendos), que por la novedad del argumento. Es una película muy bien hecha, con una planificación y realización de lo más ajustadas que, en resumidas cuentas, acaba siendo un símbolo perfecto del gusto por los argumentos de este calibre, y que provocó la producción casi en masa de largometrajes de similares características. Cosa que, por otra parte, no quita para que la película sea entretenida y agrade a lo más fanáticos del cine clásico. Cosa fundamental para saber disfrutar en mayor medida de este film. Ah, y un último apunte: la película está basada en una historia de Ernest Hemingway.



  • MR. HYDE DICE:

  • Toma del frasco, el duro más duro de todo el cine dando candela de la buena a todo el que se le pone por delante. Y eso que el pollo aquí hace de barquero medio "rebelde", que si llega a hacer de policía, no deja ileso ni al apuntador. Buah, esto eran tíos duros de verdad, y no las versiones descafeinadas que hay ahora. Ahora bien, si me apuráis un poco, por mucho que ésta sea una de las obras más destacables del cine negro clásico, también creo que las cosas están un pelín metidas con calzador. Después de ver a Bogart en "El halcón maltés" y en "Casablanca", da la sensación de que con "Tener y no tener" quisieron hacer un refrito de estas dos pelis. Porque vamos, eso de que Bogart haga temblar hasta al más pintado, teniendo en cuenta que su personaje es un don nadie que sólo tiene una mierda de barca turística, por muy a favor de los rebeldes que esté, no tiene sentido la historia si se toma desde este punto de vista.


    Pero, claro, eso a nadie le importa, siempre que el tío demuestre que es el más macho de todos. Digamos que "Tener y no tener" es como una versión un poco temprana de "El sueño eterno" donde Bogart sí que hace de detective privado, y hay también muertos y mujeres fatales poniéndole ojitos, como Dios manda. Pero bueno, por lo que respecta a "Tener y no tener" es una peli que se deja ver pero que, por desgracia, ha envejecido un huevo. Supongo que es algo bastante evidente y muy propio de las películas de cine clásico (por mucho que haya algunas que demuestren lo contrario), pero claro, son cosas que chocan y resultan poco creíbles vistas a día de hoy.


    Desde el principio, está claro que están a punto de contarte una historia de intrigas y espías, como bien sabían hacer en aquellos años. Sabes que Bogart, por unas cosas u otras, acabará pringado hasta las cejas, y que la típica tía buena peligrosa de pelotas (cojonuda la Lauren Bacall de esta peli, sobretodo cuando le pone morritos y le suelta "Estaré al final del pasillo, sílbame si me necesitas. Sabes silbar, ¿no? Sólo tienes que juntar los labios y soplar." Uf, se me ponen los pelos como escarpias sólo de recordar lo grande que está en ese momento), acabará dándole más de un dolor de cabeza, si no cambiando su forma de ver las cosas -ambas cosas suceden en esta peli-.


    Por lo demás, pues poco más que añadir. Que la peli es interesante, pero que más que por su propia calidad (insisto: seguro que brutal para la época, pero a día de hoy más desfasada que las corbatas de Carrascal), "Tener y no tener" destaca por su halo de peli de clásica de culto, de esas que, cuando hablas de ellas, dices: "sí hombre, de las que hacían Bogart y Bacall". Y si el colega a quien se lo cuentas sabe un mínimo de cine, ya sabe de qué estás hablando. El argumento tiene su miga y engancha, todos los personajes -hasta los malos de turno- resultan simpáticos y, en resumen, permite que pases un buen rato en compañía de dos de los mayores iconos que ha parido la historia del cine.