martes, 30 de agosto de 2011

CINE DE LOS 80: "OFICIAL Y CABALLERO"


TÍTULO: OFICIAL Y CABALLERO

DIRECTOR: TAYLOR HACKFORD

REPARTO: RICHARD GERE, DEBRA WINGER, LOU GOSSET JR., DAVID KEITH, LISA BLOUNT

DURACIÓN: 120 min.

AÑO: 1982

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Hay películas cuya influencia posterior es casi más curiosa que el éxito alcanzado en el momento de su estreno. En el caso de "Oficial y caballero", el film no sólo supuso la consagración como estrella sexy del momento de su principal protagonista, Richard Gere (tras un intento similar en la correcta pero algo fallida "American gigoló - American gigolo, 1980"), sino también la presentación de un "oficio" tan duro como el ingreso en los cuerpos de la marina norteamericana, contemplado desde un punto de vista atractivo, e incluso romántico. De hecho, unos pocos años más tarde, es exactamente lo que sucedió con otra película de temática similar, "Top Gun. Ídolos del aire - Top Gun, 1986", consiguiendo también de un plumazo lograr ambos objetivos.


    En lo que concierne a "Oficial y caballero", la historia comienza con el alistamiento en las fuerzas de la marina estadounidense de Zack Mayo (Gere), un hombre atormentado por la vida errante que ha tenido que mantener junto a su alcohólico padre, también militar. Cuando llega a la academia, entabla amistad con otro joven llamado Sid Worley (Keith), quien ha decidido ingresar en el ejército para seguir los pasos de su padre y de su difunto hermano. Mayo también se topará con la dureza del sargento Foley (Gosset Jr.), el inflexible instructor de los cadetes, quien entabla una malsana e irregular relación con Mayo durante toda su preparación. Sin embargo, la actitud de Mayo, egoísta y oportunista, cambiará cuando conozca a una de las jóvenes locales, Paula (Winger), con entablará una apasionada relación.


    Uno de los grandes aciertos de "Oficial y caballero" fue mostrar las dos caras del típico héroe de la cinta. Su protagonista comienza siendo un rebelde indomable pero, conforme avanza la acción del largometraje, el espectador asiste a su inevitable transformación en un hombre de provecho, gracias tanto a la dureza del ejército (aquí visualizada como una metáfora de lo que supone adquirir compromisos y ser consecuente con ellos a la hora de cumplirlos), como al amor de la protagonista femenina (quien le aporta a Mayo las dosis de dulzura y estabilidad emocional de las que carecía hasta ese momento). Evidentemente, la mezcla de estos dos ingredientes y la acertada dirección de Taylo Hackford consiguen hacer que el film cumpla plenamente su objetivo, al lograr conmover a la vez que intrigar, y emocionar al tiempo que identificarse al público con la pareja protagonista. Además, este objetivo queda reforzado por el contraste entre dicha pareja y la formada por los personajes de Sid y Lynette (su novia), quienes no logran mantenerse a su altura -y, por consiguiente, acaban pagando las consecuencias-.


    A pesar de tener ya casi tres décadas, el tiempo ha tratado relativamente bien a "Oficial y caballero", si bien no resulta complicado gracias a una historia llena de tópicos, y acaramelada por el famosísimo tema Up where we belong, que supuso el toque definitivo para emocionar a las plateas con esta historia de amor y superación personal. Por lo demás, lo único que acaba siendo destacable son algunas pocas secuencias, como los constantes enfrentamientos entre el sargento Floey y Mayo (éste acaba siendo una figura más paterna que su propio padre, a pesar de la dureza de su relación -ver el enfrentamiento final, a golpes en un ring-) y, por supuesto, el plano final con el que cierra el largometraje, con ese Rochard Gere vestido con su uniforme de gala, llevando en brazos delante de todo el mundo a la mujer que ama. En resumidas cuentas, se trata de una película de buenas intenciones a la que tampoco cabe exigirle más.



  • MR. HYDE DICE:

  • Hace pocos meses, volví a ver esta peli (la primera vez fue cuando aún pululaban por el mundo las cintas de VHS) porque mi chica nunca la había visto, y no era plan que una de las pelis ochenteras por excelencia le fuera desconocida. Cuando acabó, supuse de inmediato qué es lo que hizo que esta peli fuera una de las más taquilleras del año: a las mujeres de medio mundo se les cayó la baba con el amigo Ricardo Gere. Así de fácil. Ni era por la peli en sí, ni por el tema, ni por los militares, ni puñetas en vinagre. Lo que pasó es que las puso a mil ver a Gere haciendo flexiones como un loco, sudando mientras se entrenaba, y medio en pelotas. Tal cuál. Aparte de eso, pues ya si la peli tenía su interés, aún mejor.


    Lo que son las modas... Seguro que si ahora vuelves a hacer la misma peli con el tío bueno de turno, las salas se vuelven a llenar. Pon tú al carapán ese de "Crepúsculo" haciendo el mismo papel, verás lo que es babear como una condenada. En fin, que me desvío de la cuestión. "Oficial y caballero" es una película que está bien, sin mayores entusiasmos, que no aburre y que te hace olvidarte del mundo durante un par de horas. Pero tampoco es que sea la leche, ni mucho menos. Digamos que tiene cosas que gustan y enganchan, y otras que sobran. Ahí va la explicación.


    Lo que gusta: no se limitan a presentar al prota como el típico tío guaperas, sino que el colega arrastra una frustración de cojones a sus espaldas, y ve en la marina (a la que tratan con mucho respeto) la posibilidad de redimirse y convertirse en alguien. Vale, un poco patriotero, pero no está mal. Además, las interpretaciones de todos los actores son estupendas, desde un Richard Gere dando el do de pecho, hasta un cojonudo Gosset Jr. haciendo de cabrón de forma brutal (no me extraña que se llevara el Oscar). Ahora bien, ¿os imagináis lo mismo en España? Que el pollo de turno se aliste en la legión para quitarse de encima la frustración... ¡Juas, juas!


    Lo que sobra: la historia de amor es demasiado pastelorra. De entrada, los dos protagonistas, ligan con sus respectivas chicas en dos segundos (vale que uno de ellos sea Richard Gere, pero en fin, seamos un poco más realistas); además, es como si tuvieran prisa por contarla, ya que pasan cuatro segundos desde que se acuestan por primera vez hasta que Gere sabe que lo suyo con la chica es para siempre, que están hechos el uno para el otro y bla bla bla. Vamos, que como se ve que tenían que extenderse más en la parte del entrenamiento militar, no tuvieron más remedio que recuperar el tiempo con la relación de pareja, y eso se nota al kilómetro. Aunque, en honor a la verdad, lo hacen con acierto: ponen un par de planos de puestas de sol, la canción esa que se hizo súper famosa cada dos minutos, a los dos en moto demostrando lo libres que se sienten, y asunto arreglado. Y de la historia del amigo de Gere que se quiere hacer militar porque le pesa el recuerdo de su hermano muerto, y todo lo que le acaba pasando con su novia, pues tres cuartos de lo mismo: que había que centrarse más en otras cosas y evitar que la peli durara siete horas.


    Por lo demás, ya os digo que es una peli que se deja ver, aunque acabe siendo mucho más agradable para ellas que para ellos. Si, al menos, la chica de turno fuera un pivón, no le desmerecería tanto pero, por muy buena actriz que sea Debra Winger, pivón lo que se dice pivón pues como que no. Pero vamo, pecata minuta, porque sería lo mismo con otra cara. Entretenida y poco más. Tampoco hay mucho más donde rascar. Eso sí, impagable el momento en que el instructor pregunta de dónde vienen a los pipiolos que acaban de llegar a la base, para acabar contestando: "¿De Texas? ¡En Texas sólo hay dos cosas: ganado y maricas! ¿Qué eres tú, muchacho? ¡No te veo cuernos, así que debes de ser marica!" Simplemente genial.