sábado, 24 de marzo de 2012

CINE A DESCUBRIR: "DEPENDENCIA SEXUAL"

TÍTULO: DEPENDENCIA SEXUAL

DIRECTOR: RODRIGO BELLOT

REPARTO: ALEXANDRA APONTE, ROBERTO URBINA, JORGE ANTONIO SAAVEDRA, MATTHEW GUIDA, RODRIGO MÉNDEZ-ROCA, LIV FRUYANO

DURACIÓN: 110 min.

AÑO: 2003

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • En esta sección, hemos aprovechado, la mayoría de las veces, para daros a conocer películas no tanto procedentes del mercado norteamericano, sino más bien europeas u orientales que, bien por su impecable factura o por el interés que despiertan como obra, creemos que merecen ser difundidas. Sin embargo, como muy bien puntualizó mi querido colega Hyde (de vez en cuando, tiene sus arranques de sensatez... aunque él se niegue a admitirlo), hasta ahora, no habíamos incluido ninguna película procedente del mercado sudamericano, o, como mínimo, que no fueran argentinas. No es que tengamos nada en contra del cine argentino, más bien al contrario, ambos somos fervientes admiradores. Sin embargo, sí que es cierto que la mayoría de largometrajes sudamericanos que consiguen estrenarse en nuestro país proceden de este país por lo que, aprovechamos la crítica de hoy, para hablar de una película procedente de Bolivia, un mercado cinematográfico que no recibe tanta repercusión como desearía y que, por los motivos que sea, consigue realizar sus producciones casi con cuentagotas.


    "Dependencia sexual" está formada por varias historias. La primera de ellas está protagonizada por Jessica (Aponte), una joven cruceña que celebra sus quince años con una gran fiesta a la que acude el chico del que ella está enamorada y que, a lo largo de la velada, convencerá a Jessica para mantener relaciones sexuales por primera vez. Sin embargo, a pesar de sus aparentes buenas intenciones, el final no será para nada el que Jessica espera. En la segunda historia, Sebastián (Urbina) es un joven colombiano que viaja a Santa Cruz con el fin de pasar unos días de vacaciones en compañía de sus tíos y de su primo, Fabián (Méndez-Roca) pero, a su llegada, Fabián y sus amigos le increpan que aún no haya hecho el amor, por lo que deciden llevarlo contra su voluntad a un prostíbulo para que pierda la virginidad. La tercera historia tiene lugar entre Bolivia y Estados Unidos, a donde viaja Choco (Saavedra), uno de los jóvenes más populares y altaneros de Santa Cruz pero que, a su llegada a Norteamérica, se verá ninguneado y humillado por sus nuevos compañeros de residencia universitaria. A estas tres historias se le añade el dilema personal de otro joven llamad Tyler (Guida), que no se atreve a confesar a sus compañeros de equipo de rugby que, en realidad, es gay.


    Aunque, quizás, no se pueda deducir así por su argumento, "Dependencia sexual" es una película que retrata de forma escalofriante la realidad de la sociedad boliviana. Lo de que tal vez pueda pasar desapercibido viene a cuento de la mala costumbre que tenemos quienes no vivimos en aquellas latitudes, de interpretar dar por hecho que cualquier película realizada allí sí o sí tiene que tener consideraciones políticas en su argumento. En absoluto. Independientemente de que la acción tenga lugar en Bolivia -para ser más exactos, a caballo entre Santa Cruz de la Sierra y los Estados Unidos-, hay films que consiguen capturar muchísimo más la esencia de una gente con culturas y hábitos diferentes en Sudamérica que nada tienen que ver con la clásica imagen del indio nativo. Es por ello, que merece la pena dedicarle una atención especial a "Dependencia sexual", ya que ésta no es sino un retrato devastador de parte de la juventud cruceña, de sus relaciones sociales y de la forma de entender la vida de una parte significativa de la sociedad camba ("camba" es el gentilicio coloquial para los habitantes de Santa Cruz de la Sierra).


    Volviendo al film -disculpad el semi-alegato en pro del cine sudamericano pero, en ocasiones, la influencia de Hyde hace que divague más de lo normal-, "Dependencia sexual" parte de un argumento dividido en tres historias separadas, cuyos personajes se entremezclan entre ellas, cediéndose el protagonismo según el capítulo que se está narrando. El ejemplo precedente más conocido que podemos encontrar en la filmografía más reciente sería, evidentemente, el del "Pulp fiction - Pulp fiction, 1994", con el que "Dependencia sexual" comparte casi por completo el esquema constructivo de la película (así como, también, más de una coincidencia argumental)


    Además, por otra parte, la inmensa mayoría del largometraje se muestra a través de una pantalla dividida, recogiendo así tanto diferentes ángulos o visiones de una misma parte de la historia, o de otros acontecimientos que tienen lugar al mismo tiempo y que completan lo que explica la narración principal. A este respecto, uno de los ejemplos más recientes de esto mismo cabría encontrarlo en la película española "La soledad, 2007", que se sirve de la pantalla dividida en dos (por suerte, no llega al extremo de Mike Figgis en "Timecode - Timecode, 2000", donde la pantalla se dividía en cuatro para narrar cuatro historias diferentes). Tanto en "Dependencia sexual" como en el galardonado film de Jaime Rosales, la acción se separa en dos, con la particularidad de que "Dependencia sexual" se sirve de esta técnica para completar la historia con pequeños detalles que le otorgan mayor profundidad a cada episodio -especialmente, durante los momentos más íntimos del largometraje-.


    Así pues, a pesar de la crudeza de algunas secuencias y de la dureza de un guión que no permite concesiones esperanzadoras de ningún tipo, "Dependencia sexual" se erige como un estupendo ejemplo del cine-realismo que, aunque alejado del clásico cinéma verité propio del neorrealismo italiano de mediados del siglo pasado, consigue introducir al espectador en las vidas, y casi en las almas y en las conciencias, de un grupo de adolescentes cruceños, y en los problemas asociados a su etapa de crecimiento y desarrollo personal. Avisamos de que no es una película fácil de digerir, y mucho menos si no se conoce de primera mano el tipo de sociedad que se está intentando reflejar. Sin embargo, como película, hay que reconocerle esta serie de virtudes que, unidas a una puesta en escena de lo más correcta, hacen de "Dependencia sexual", una obra tan dura como hipnotizadora.



  • MR. HYDE DICE:

  • Jekyll podrá decir todo lo que quiera de que si la película está hecha de esta forma, o de que es flipante cómo te muestra otro tipo de sociedades y tal. No niego que tenga su parte de razón en todo eso. Pero, a mí, "Dependencia sexual" no me gustó nada de nada. Es más, por razones personales que ahora no vienen al caso, le pedí a mi chica que me enseñara algo de cine boliviano para poder estar un poco más al tanto de lo que se hace en otras partes del mundo. Bueno, pues lo que me puso fue "Dependencia sexual". No tengo ni idea de si ella la había visto ya antes o lo hizo al mismo tiempo que yo. Lo que sí os puedo decir es que la película me dio un asco de tres pares de cojones. No porque esté mal hecha -ya os digo que el rollero de arriba tiene razón en casi todo lo que dice, pero que no se entere demasiado, que luego se lo cree-, sino porque las historias que te cuenta son tan... bestias, tan fuertes, tan salvajes que te dejan con un malestar encima de huevos. Puede que aquellos estén acostumbrados a ver que pasa lo que sale en la peli, pero yo no, y la verdad es que me impactó que te cagas.


    De todas formas, tampoco quiero hacer más escándalo del que merece, que cierto es que no hay para tanto. Lo que a mí me dejó a cuadros es saber que muchas de las cosas que aparecen son así tal cuál como, por ejemplo, lo de ser un pijomierda que se quiere follar a una quinceañera para poder presumir luego con tus amigotes (y, si de paso le haces un bombo, pues más divertido), o lo de llevar de putas a un pobre chaval que no tiene prisa por perder la virginidad. Se ve que éstas cosas son divertidísimas, pero claro, una cosa es verlas en la tele (que también son ganas) y otra saber que la cosa va en serio. Pero bueno, dejando de lado impresiones ya más personales, tengo que reconocer que la película está hecha de una forma bastante original. Particularmente, me cansó un poco eso de que la pantalla esté partida toda la película, que sí, que le dará toda la profundidad que quieras, pero hasta que te acostumbras, es un mareo del carajo.


    Lo que sí le tengo que reconocer al pavo que ha hecho "Dependencia sexual" es que ha acertado de pleno con la forma en la que ha hecho la peli. Ahora no estoy hablando de si divide la pantalla o de si algunos trozos te sacan de quicio, sino a cómo te cuenta las historias. De hecho, da la sensación de que la cámara actúa más como ojo indiscreto de los acontecimientos que como escaparate para el público. Y, sobretodo, esa sorpresa que está súper bien hecha del final, en el que te acojonas pensando en lo que le ha pasado a una chica negra que está contando una historia pero que, de repente, te das cuenta de que todo lo que cuenta está haciendo referencia a otra persona distinta (no puedo contar más al respecto para no cagar la sorpresa).


    En resumen, que "Dependencia sexual" es una peli original, diferente a lo que suele ser el cine más comercial al que estamos acostumbrados, y que no tiene miedo de contar historias que te cuesta un poco de tragar. Supongo que esto será un punto bueno aunque, como os digo, yo no tengo ninguna intención de volver a verla. Lo que sí espero es que, si la veis después de leer esta crítica -en la que os animo a que vosotros la veáis y luego ya me contéis-, no os entren ganas de matarme.