lunes, 6 de agosto de 2012

CINE CLÁSICO: "LA DOLCE VITA"

TÍTULO: LA DOLCE VITA

DIRECTOR: FEDERICO FELLINI

REPARTO: MARCELO MASTROIANI, ANITA EKBERG, AINOUK AIMÉE, WALTER SANTESSO, MAGALI NOËL, ALAIN CUNY, YVONNE FURNEAUX, ANNIBALE NINCHI

DURACIÓN: 172 min.

AÑO: 1960

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Hablar de Federico Fellini es hablar de uno de los grandes directores de la historia del cine, de uno de los más apreciados y de los más originales. El cineasta italiano, que en los años sesenta ya había cosechado un gran éxito y una popularidad aún mayor gracias a films como "La strada - La strada, 1954" o "Las noches de Cabiria - Le notte di Cabiria, 1957", conseguiría con "La dolce vita" realizar uno de los largoemtrajes más ácidos de toda su filmografía, criticando abiertamente la frialdad y decadencia de la alta sociedad de la época, y lanzado a la fama mundial la figura del actual paparazzi (a modo de nota cultural, decir dicho término procede del nombre de uno de los personajes de "La dolce vita", Paparazzo, cuya profesión consiste en perseguir a los famosos con su cámara de fotos para capturar las instantáneas más morbosas en primicia).

    Marcelo (Mastroiani) es un escritor frustrado ante su incapacidad para escribir la eterna novela que nunca acaba. Alterna su trabajo como periodista para la prensa rosa, junto con su amigo y fotógrafo Paparazzo (Santesso), con sus juergas nocturnas entre la alta sociedad romana, gracias a sus numerosos contactos. Asimismo, Marcelo alterna una doble vida sentimental, entre su novia Maddalena (Aimée) y su prometida, Emma (Fourneaux), lo que le supondrá cierto impedimento a la hora de deambular por la ciudad en compañía de su padre (Ninchi), o de mantener profundas conversaciones con su amigo Steiner (Cuny).

    "La dolce vita" es, por encima de todo, una descomunal crítica. A través de la estructuración que hace Fellini del film en diversos episodios, el cineasta italiano convierte en farsa, a través de la cínica visión del protagonista principal -inimitable Marcelo Matroiani-, temas tan delicados como la fe profunda de la gente, el respeto por los progenitores, la fidelidad, el amor incondicional, o la felicidad que aporta la familia. No hay uno sólo de estos elementos que Fellini no satirice y ridiculice a través del carácter impasible (y, hasta cierto punto, despreciable) de Marcelo. No hay más que ver, por poner algún ejemplo, la resolución del episodio de los niños que han experimentado la aparición de la Virgen, del final amargo que tiene el episodio en el que Marcelo y su padre salen a divertirse por Roma o, sobretodo, el final impredecible y chocante que Fellini da a Steiner, un personaje que, hasta el momento, había sido el único al que se podía considerar un ejemplo a seguir -Fellini parece querer cebarse especialmente en él, al darle la "salida" más cobarde a quién más entero se había mostrado hasta ese momento-.

    Pero, "La doce vita" es mucho más que un film denuncia. En realidad, es un largometraje complicadísimo, repleto de capas que habría que analizar una por una, y para las que necesitaríamos disponer de más de un apartado para comentar. Fellini se sirve de un personaje principal al que convierte en galán seductor a un antihéroe al que el público, a pesar de sus reacciones despreciables (ver la discusión final con Emma en su coche), acaba cogiendo cariño (el guiño, al final del film, de la jovencita en la playa). Es, en definitiva, pese a su densidad, la obra de un realizador que capaz de ver lo que sucede a su alrededor, con todas sus preocupaciones, sus ridiculeces, sus entusiasmos, y triturarlo en un desfile de imágenes tan bellas como dañinas a causa de su crudeza.

  • MR. HYDE DICE:
  • ¡Menuda castaña de película! Será mucho Fellini y mucho lo que quieras, pero "La doce vita", con toda su fama y reputación es un coñazo de tres pares de narices. Mira que a mí me da igual que las películas sean en blanco y negro o en color, modernas o del año del catapún, americanas o europeas (las españolas no cuentan, que para eso hay que tener mucho estómago)... En fin, que no soy de los que tuerce el morro cuando le dicen que la peli es italiana, en blanco y negro, de hace más de cuarenta años, y que dura tres horas. Eso me da lo mismo. Lo único que le pido es que sea algo que merezca la pena. Y, por mucho que haya más de uno que se lleve las manos a la cabeza por lo que digo, después de ver "La dolce vita", lo único que pienso es que vaya tiempo más precioso que he perdido, y menudo tostón que se ha soplado el amigo Federico y su borrico.

    ¿Sabéis qué es lo que pasa en "La dolce vita"? Nada. En serio, nada de nada. La peli no es otra cosa que lo que le pasa a un escritor de prensa rosa cuando intenta inspirarse para una novela que nnca escribe, y las juergas que se pega el tío con sus amigos snobs, a cada cuál más estrafalaria. Ya está, ahí te acabo de resumir tres horas de bodrio morrocotudo. Es más, si "La dolce vita" fuera de eso pero, por lo menos, tuvieran algo de interés los desvaneos del prota (para los de la E.S.O., "desvaneo" = "los puteríos del colega"), todavía se le podría salvar algo a la peli, pero es que ni eso. Son tres o cuatro episodios sueltos del tío yéndose de juerga, partiéndose de cara con la única mujer que lo quiere -a la que trata peor que a los perros-, y viviendo experiencias que ni son extraordinarias ni puñetas. De hecho, alguna de ellas, no hay quien la entienda (¿alguien sabe de qué cojones va todo ese rollo de los críos que dicen que han visto a la Virgen?).

    Lo único de "La dolce vita" que yo veo salvable, es el momento tan famoso en que la rubia cañón se mete con su vestido negro en una fuente (no sé si es la Fontana Di Trevi o no). Ese trozo es el único que merece la pena de la película porque, al fin y al cabo, es uno de los más famosos de la historia del cine. Y no es para menos, porque es de los pocos subrealistas que hay en la peli que ves hasta con gusto (y sí, para quien se lo esté preguntando, la rubia está buenísima).

    En cuanto al resto, pues ya os digo que trozos sin sentido ente ellos en los que los que salen, aparte del protagonista, son una panda de tarados, o gente que está comom una cafetera. O, lo que es peor, de esos que van así en plan intelectuales, dándoselas de cultos, de poetas, de filósofos, y sólo para acabar demostrando que son los que están más locos que nadie (fijaos si no, lo que hace uno de los amigos del prota con su familia... ¡y eso que era el más normal de todos!).

    En fin, que será que no he entendido mucho la peli de Fellini o que, directamente, cosa que hiciera Fellini, cosa que todo el mundo le lamía el culo diciendo que era una obra maestra. Porque, desde luego, si esto es una obra maestra, creo que me aficionaré más al cine barriobajero que, aunque sea malo de pelotas, al menos me distrae durante la hora y media o dos horas que dura. Ya será más de lo que ha conseguido "La dolce vita".