DIRECTOR: MARTIN CAMPBELL
REPARTO: PIERCE BROSNAN, SEAN BEAN, FRAMKE JENSEN, IZABELLA SORRUPCO, GOTTFRIED JOHN, JUDI DENCH, ROBBIE COLTRANE, ALAN CUMMING
DURACIÓN: 122 min.
AÑO: 1995
GÉNERO: AVENTURAS
Desde que el escritor inglés Ian Fleming creara en una novela al que, con el paso del tiempo, se convertiría en el agente secreto más famoso de la historia del cine, ha pasado ya la friolera de sesenta años. Desde que se estrenara, a principio de los años sesenta el primero de los largometrajes basados en tan célebre personaje, hasta la fecha son cerca de treinta películas las que se han realizado, y seis los actores que han tenido el honor de enfundarse el esmoquin y decir Mi nombre es Bond, James Bond con una convicción casi mítica. El penúltimo de ellos, se estrenó a mitad de la década de los noventa con los rasgos del actor irlandés Pierce Brosnan, quien ya se había hecho famoso previamente en el formato televisivo gracias a una simpática serie de detectives llamada Remington Steel, cuyo personaje principal guardaba más de una similitud con la del agente 007. El largometraje en cuestión también suponía el empujón definitivo que necesitaba su director, el neozelandés Martin Campbell, quien con su estilo aportaría una frescura al personaje de James Bond que parecía haberse perdido tras los últimos films de la serie.
James Bond (Brosnan) consigue cumplir una difícil misión en territorio ruso, aunque para ello cae en combate el gante Alec Trevelyan (Bean). Años más tarde, cuando Bond es ya un espía consolidado del M.I.6, se produce un brutal atentado en una instalación de telecomunicaciones rusa, de la que es sustraído un dispositivo conocido como Goldeneye, y que se utiliza para controlar un satélite capaz de arrasar y destruir ciudades enteras. Bond es enviado por su superior, M (Dench), a intvestigar las causas del robo. No obstante, lo que desconoce es que es precisamente 006 quien, tras ser dado por muerto, se ha hecho con el control de este dispositivo para obtener una fuerte suma de dinero a cambio, junto con sus socios, el general Ourumov (John), el genio informático Boris Grishenko (Cumming), y la sádica Xenia Onatopp (Jensen).
"Goldeneye" es y será recordada por dos motivos, esencialmente. El primero, por acertar de pleno al darle el papel de James Bond a uno de los acotres que mejor ha sabido captar la esencia del personaje, y que con mayor efectividad, elegancia y sentido del humos ha sabido hacerlo llegar al público. Brosnan, a quien años antes se había considerado para interpretar al agente británico (problemas de contrato con la serie que protagonizaba hicieron que la balanza se decantara hacia el inglés -y poco acertado- Timothy Dalton), contribuyó en una gran medida a que se viera a James Bond como un héroe para el nuevo milenio, capaz de vivir aventuras mucho más entretenidas que las que había protagonizado con anterioridad.
En segundo lugar, "Goldeneye" supuso el renacimiento y relanzamiento de una de las franquicias más taquilleras de la historia del cine. Gracias a una puesta en escena actualizada y decididamente moderna (responsabilidad del un inspirado Martin Campbell), y a un guión que combinaba a partes iguales la intriga y las grandes dosis de aventura, el largometraje fue recibido con los brazos abiertos, después de que los últimos films de 007 hubieran pasado más bien desapercibidos. Así pues, la emoción no desaparece prácticamente en ningún momento de "Goldeneye" aunque, en honor a la verdad, haya que decir que, después de los últimos episodios con Daniel Craig al frente, "Goldeneye", vista de nuevo a día de hoy, puede parecer un poco más infantil y carente de la madurez que tiene otros títulos como, por ejemplo, "007, Casino Royale - 007, Casino Royale, 2006", o de la violencia explícita de su anterior entrega, "007, Licencia para matar - 007, Licence to kill, 1989".
Sin embargo, en la novedad y simpleza se encuentra el gran acierto de "Goldeneye". El papel de villano está interpretado con convicción por el irlandés Sean Bean (algo que en todos los films de Bond es requisito imprescindible), y las actuaciones de los secundarios están a la altura de las circunstancias. El único punto débil del film lo representa la insoportable banda sonora, compuesta para la ocasión por el francés Eric Serra, quien se pierde en un batiburrillo de melodías insípidas que, en lugar de acompañar a la acción, lo único que consigue es hacerla menos trepidante. No obstante, por lo demás, "Goldeneye" es una película de aventuras entretenidísima, capaz de hacer que el espectador disfrute de casi dos horas de distracción y espectáculo muy bien construido, protagonizado por uno de los iconos más famosos del séptimo arte.
Muchos dirán que si todas son iguales, que si no hay quien se las crean, que si ya están muy vistas, y mil cosas más. Pero qué queréis que os diga, cada nueva peli de James Bond que veo en el cine (o, incluso, en casa, después de haberla visto ya varias veces antes), para mí es una gozada. Antes de que empiece ya tienes la sensación de que te va a gustar, aunque lo que no sabes son las flipadas que se van a gastar, y cómo conseguirá 007 salvar al mundo. Cuando se estrenó "Goldeneye" el listón estaba alto, y la peña se moría de impaciencia por saber cómo estaría Pierce Brosnan como el agente secreto más famoso de la historia del cine (mucho más que de la literatura, paradójicamente). Pues yo os lo digo: salvando las distancias con Connery (que para algo fue el primero), Pierce Brosnan es con mucha diferencia el mejor James Bond de todos, incluso en las pelis de la serie más flojitas. No hay quien se crea más el papel que él, ni que convenza más con su porte y chulería tan simpática. Puede que el Bond que hace ahora Daniel Craig sea el más parecido al 007 que describía Ian Fleming en sus libros -como no he leído ninguno, no puedo decir lo contrario-, pero Brosnan encarna el espíritu Bond en todo su esplendor, y con una socarronería que le funciona al hombre con la misma perfección tanto cuando pide un martini con vodka agitado no revuelto que cuando le mete cuatro tiros a un malo.
Todo esto es algo que hace que te lo pases pipa con "Goldeneye" desde que empieza (impresionante cómo te presentan al personaje dando ese salto monumental desde lo alto de una presa), y durante el resto de lo que dura. Además, "Goldeneye" tiene un acierto importante con respecto a las anteriores pelis de James Bond: es entretenida sin necesidad de tener que darle mucho al coco. Me explico. Mientras que las últimas pelis en las que Roger Moore ya tenían un olorcillo fuerte a pasadas de moda, y las de Timothy Dalton eran demasiado "complicadas" de seguir con tanto espionaje y Guerra Fría (menos la de "Licencia de matar", que no tenía mucho que entender), "Goldeneye" no se hace un lío y te propone una aventura entretenidísima, llena de lo que debe ser una buena película de oo7, con sus persecuciones, coches despampanantes, partidas de cartas en casinos, gadgets, y muchísima acción.
Además, otra cosa buena que tiene es que siempre está pasando algo, o sea, que no se andan con complicaciones para explicarle la misión al pollo, ni tiene que hacer muchas cosas de reconocimiento y demás para empezar con la acción. Si a eso le sumas una historia interesante que engancha desde el primer momento, pues lo que te queda es una peli cojonuda de aventuras y acción. Los momentos así más llamativos son varios y, por supuesto, de los que no te creerías que pueden hacerse de verdad ni borracho. Pero claro, estamos hablando de James Bond, y no de un espía del tres al cuarto, así que verlo atravesar un muro en un tanque y reventar las calles de medio San Petesburgo no es nada extraño, igual que ver cómo el tío salta en moto hacia un precipicio y logra entrar en un avión que estaba cayendo al vacío antes de estamparse contra el suelo. ¡Pero qué coño, que es 007! Él puede hacer lo que le salga de las pelotas sin despeinarse y, además de cepillarse a la tía buena de turno, saber cómo acabar la escena con una frase sarcástica.
En fin, que a los amantes de James Bond no hace falta que os recomiende el estreno de Brosnan como agente con licencia para matar. Y a los que no sois muy amigos del espía más famoso de su majestad the queen, pues recomendaros que le deis un voto de confianza a una película estupenda, entretenidísima y con la capacidad de sorprender tanto por sus abundantes escenas de acción, como por lo guay que es ver al bueno enfrentándose al malo malísimo. Lo dicho, cojonuda.