TÍTULO: ALGUNOS HOMBRES BUENOS
DIRECTOR: ROB REINER
REPARTO: TOM CRUISE, JACK NICHOLSON, DEMI MOORE, J.T. WALSH, KEVIN BACON, KIEFER SUTHERLAND, KEVIN POLLACK
DURACIÓN: 135 min.
AÑO: 1992
GÉNERO: DRAMA JUDICIAL
El cine de juicios se ha hecho en Hollywood un importante hueco, haciendo que más de un actor vea en estos proyectos la posibilidad de matar dos pájaros de un tiro: participar en una buena película y lucirse con su interpretación. No es ningún secreto que rodar una película "de juicios" requiere una pericia importante como director con el fin de que la acción enmarcada dentro de una sala o en el cuarto de deliberación del jurado resulte interesante al espectador. Grandes cineastas como Sydney Lumet han logrado varios de sus mejores obras en películas de este tipo. Lo mismo puede decirse de otros veteranos como Stanley Kramer, Billy Wilder u Otto Preminger, cuyas aportaciones al género han sido, en una palabra, magistrales.
Por esta razón, cuando a principios de los años 90 llegó a las pantallas "Algunos hombres buenos", de la mano de Rob Reiner, un director con películas más que correctas ("Misery - Misery, 1990") y otras tan entretenidas como olvidables ("La princesa prometida - The princess bride, 1987, "Cuando Harry encontró a Sally - When Harry met Sally, 1989"), el público y la crítica quedaron unánimemente asombrados por la enorme calidad del resultado. Gracias a un inteligentísimo guión escrito por el recientemente premiado con el Oscar Aaron Sorkin -gracias a su libreto para "La red social - The social network, 2010"-, la acción del largometraje trasciende las barreras del cine de juicios convencional, logrando que la intriga propias de las historias de procesos judiciales se entremezcle con el mundo militar y, por ende, con entresijos diferentes.
La acción comienza cuando dos marines del ejército de los Estados Unidos son arrestados, acusados del asesinato de otro marine, en una base militar en Cuba. A pesar de los esfuerzos de la Teniente Galloway (Moore) por hacerse con la responsabilidad de su defensa, el estado se la encomienda al novato Daniel Kafee (Cruise), quien no parece tomarse demasiado en serio el caso. No obstante, con la ayuda de su mejor amigo, el teniente Weimberg (Pollack), acaban formando entre los tres un eficaz equipo de trabajo que se deberá enfrentar en los tribunales al implacable fiscal Jack Ross (Bacon) y al teniente coronel Nathan Jessep (Nicholson), un experimentado militar que parece saber mucho más de lo que dice, y a su mano derecha, el cínico teniente Kendrick (Sutherland). A partir del comienzo del juicio, Kafee y sus colaboradores descubrirán que tras el supuesto homicidio se encuentra un peligroso juego de intrigas y amenazas vinculado con un importante altercado acaecido en la frontera estadounidense y cubana.
Tal y como apuntábamos al inicio, uno de los puntos fuertes de "Algunos hombres buenos" es su impecable guión. No obstante, a pesar de la mordacidad del libreto, y de lo bien construidas que se encuentran las correspondientes secuencias, éste tal vez peque de un exceso intelectual. Me explico. El espectador debe aprender a buen paso a qué se refieren los personajes con la terminología militar que manejan, y a qué elementos hacen referencia con toda esa verborrea que, al público menos especializado en la materia, le resulta un tanto incomprensible. Por fortuna, al cabo de poco rato, todo ello acaba aclarándose, lo que permite a la audiencia disfrutar de un auténtico duelo de interpretaciones, y de un final tan explosivo como único dentro del género de dramas judiciales (el cara a cara final entre Cruise y un extraordinario Jack Nicholson es magistral).
En el aspecto técnico, "Algunos hombres buenos" tampoco se queda atrás. Gracias a un excelente montaje (atención a los títulos de crédito con ese alarde de presentación militar, o la celebración de los continuos juicios) y a la fotografía del siempre acertado Robert Richardson, la película acaba resultando un auténtico placer para los espectadores más espabilados, cansados de las tonterías facilonas o burdas comedias, y que buscan en una película que no insulte a su inteligencia, a la vez que muy entretenida e interesantísima. Es una lástima que el director Rob Reiner, desde que rodara esta película, haya parecido en demostrar lo cutre que se puede llegar a ser, a causa de la serie de insulsos largometrajes que ha terminado rodando. Por fortuna, siempre podremos deleitarnos con el estupendo y muy recomendable espectáculo que supone el film que hoy nos ocupa.
Guapísima la peli. Cuesta un poco pillar el hilo del argumento al principio, con tanto rollo político y alusiones a términos militares que los yanquis estarán muy acostumbrados a escuchar, pero que a nosotros nos suena a chino mandarín. Pero, cuando ya te metes en el ajo, la cosa se pone interesante a saco. La intriga está llevada de forma magistral, de la que hace que te quedes con la boca abierta durante cada tira y afloja de los juicios, haciendo que "Algunos hombres buenos" se encuentre entre las mejores películas de juicios que se han hecho hasta el momento. Vale que puede que haya otras en las que no sólo se da una lección de bueno cine, sino de mensaje humanitario (arriba mencionaban el caso de "Matar a un ruiseñor"). Pero tampoco le hace falta. Toda la parafernalia moral y conductivista se sustituye por un ambiente militar que pondría firme al mascachapas más templado, y toda la peli se contagia de ese ambiente de respeto y lealtad propia de los marines USA, los más nasíos pa matá que nadie del mundo mundial.
De las interpretaciones, pues qué vamos a decir, que se trata de uno de los mejores cara a cara que se han visto en una película en mucho tiempo. Tom Cruise (cuando todavía hacía buenas películas) da la talla a la perfección como abogado novato que no las ve venir hasta que se pone chunga la cosa; Demi Moore demuestra que, bajo ese cuerpo danone, hay una gran actriz, capaz de estar a la altura del resto de sus compañeros de reparto, y ser muy convincente como abogada militar; y de Jack Nicholson, pues qué podemos decir que no se haya dicho ya, aparte de que en esta peli se come a todo el reparto con los treinta minutos escasos que aparece (no le hace falta más). En el caso especial de Nicholson, su discurso final te deja flipado, tanto por la convicción con la que lo recita (ya querría yo ver a más de uno de los supuestos actores de ahora aprenderse y soltar esa parrafada con la misma intensidad), como por el carácter del propio actor. En serio, es de esas escenas que merece la pena ser vistas más de una vez.
Por lo demás, la peli, a pesar de ser bastante larga -dos horas y pico-, no se hace nada pesada. Más bien al contrario. Está tan bien hecha que, cuando acaba, te quedas con ganas de más. Como ya decía, la intriga está manejada de forma brutal, y el intríngulis militar y político descrito con unos diálogos cojonudos. No me extraña que fuera nominada a los Oscar porque, desde luego, es de esas pelis a las que debes prestar atención a cada uno de sus detalles, porque hace que verla sea más fascinante. Vamos, todo un lujo de peliculón que merece la pena ver con calma, sin prisa, en casita y sin interrupciones. Y mirad que películas como ésta no se encuentran muy a menudo.