domingo, 8 de abril de 2012

CINE EN CARTEL: "LA FRÍA LUZ DEL DÍA"

TÍTULO: LA FRÍA LUZ DEL DÍA

DIRECTOR: MABROUK EL MECHRI

REPARTO: HENRY CAVILL, BRUCE WILLIS, SIGOURNEY WEAVER, VERÓNICA ECHEGUI, JOSEPH MAWLE, CAROLINE GOODALL, OSCAR JAENADA

DURACIÓN: 100 min.

AÑO: 2012

GÉNERO: POLICIACO

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Esta semana llega a las carteleras, unos cuantos meses antes que en su estreno previsto en los Estados Unidos, la tercera película como director del francés de origen turco Mabrouk El Mechri, responsable de "JCVD - JCVD, 2008", una de las aproximaciones más originales a la figura de los actores de cine de acción caídos en desgracia que se recuerdan. Para su último trabajo, El Mechri ha realizado una producción ambientada en España, y que cuenta con un interesante reparto de intérpretes, tanto estadounidenses como celtíberos.

    Will (Cavill) llega a España para reunirse con su familia, en el velero familiar, atracado en Moraira. La relación de Will con su padre, Martin (Willis) siempre ha sido un poco tensa, dado el carácter internacional de éste segundo. Una tarde, cuando Will regresa al velero descubre que su familia no está, y que la embarcación presenta indicios de haber sido asaltada. Sin embargo, cuando denuncia la situación ante la policía, Will es atacado. Para su sorpresa, es Martin quien lo rescata, informándole de que, en realidad, es un agente especial de la CIA. Según parece, los que han secuestrado a la familia de Will quieren un maletín que Martin tiene en su poder, y tras cuya pista también se encuentra Carrack (Weaver), una implacabe agente de la CIA. Será entonces cuando Will deba hacerse cargo de la situación y, junto con una joven española llamada Lucía (Echegui), que guarda más de un secreto, hacer lo imposible por salvar a su familia.

    "La fría luz del día", pese a sus notables esfuerzos, es un largometraje irregular. Por una parte, es más que evidente la intención de su director de imprimirle un ritmo a la historia que consiga captar la atención del espectador desde su comienzo. Asimismo, es todo un punto a favor el hecho de que se hayan preocupado lo suficiente como para querer darle una ambientación "a lo Jason Bourne" a la película, haciendo que la acción salte de una localidad a otra con dinamismo. Y lo mismo puede decirse de las secuencias de acción -filmadas con soltura y claridad, consiguiendo que sean emocionantes sin llegar a empalagar (la persecución por las calles y tejados de Madird, la persecución en coche del final...- y de la continua aparición de nuevos personajes que, en vez de entorpecer la narración, la ayudan a hacer más interesante (el personaje de Lucía, el extravagante dueño de la discoteca en la que trabaja -al que da vida Oscar Jaenada-, el agente del Mossad al que encarna Mawle, etc.).

    Ahora bien, en su intención de dotar a "La fría luz del día" de una puesta en escena trepidante, se descuidas ciertos aspectos del guión que más que convertir al film en una súper producción la relevan más bien a una decente serie B. Los motivos de tal percepción son varios: las lagunas de un guión que pretende ser demasiado original cuando, en realidad, se sirve de recursos empleados mil veces antes (el McGuffin del maletín en las manos equivocadas, el secuestro familiar y plazo límite que se le da al protagonista, la existencia de agentes dobles...); la acción, aunque respetable, no puede ocultar las limitaciones de un presupuesto más bien modesto para las producciones de este calibre (ver cómo deben resolver una escena clave del final en un parking); las actuaciones, a pesar de su corrección (sobretodo de Echegui), carecen de profundidad -se ve a la legua quién es el bueno, quién el malo, y quién el que acabará salvando la función-. Eso sí, en cuanto a los aspectos técnicos, cabe hacer una mención muy especial para Lucas Vidal, compositor de la magnífica banda sonora, y que no tiene absolutamente nada que envidiar a los compositores más curtidos del otro lado del charco.

    En definitiva, que "La fría luz del día" es una película muy entretenida, que no aburre gracias a su dinámica puesta en escena, pero que no llega a ser tan resultona como cabría esperar al observar su reparto artístico. Se deja ver, aunque no permanece para nada en la memoria del púiblico.

  • MR. HYDE DICE:
  • Resumiendo muy mucho, es la película perfecta para verte una tarde de domingo en tu casa, no para gastarte la pasta que vale ahora una entrada de cine. Ahora, entrando más en detalle con "La fría luz del día", como siempre, hay un par de cosas que tiene muy chulas, y otras que se las podían haber currado un poquito más. Y, también para variar, vamos por partes.Como hoy no me apetece ir separando las cosas buenas de las malas, vamos a hacer un batiburrilo de todo un poco, a ver si os convenzo o no.

    Primero, papelón de Bruce Willis. ¡Ostras Pedrín! Y seguro que ha cobrado y todo, el tío. Vamos, que ésta ha sido la excusa perfecta que ha visto el pavo para cascarse a la salud de la productora unas vacaciones de la leche en Moraira y, de paso, darse una vuelta por la Madrid. Pero bueno, sin dar demasiadas pistas, sólo decir que Willis hace de Willis, para variar.

    Segundo, se agradece que, al menos, haya sido una película la que haya querido centrar la acción en Madrid y se hayan largado hasta la capi para rodarla, en vez de hacer como otros cutrones que se piran a Méjico y con poner a cuatro panchitos de extras se creen que lo tienen todo arreglado (eso sí, cómo es capaz el prota de llegar desde Nuevos Ministerios al Retiro en dos zancadas, o cómo hacen para salir por la estación de metro de Sol al jardín ese raro que tiene la estación de Atocha, eso ya es un misterio).

    Tercero, la peli es de lo más entretenida. Más predecible que las pelis de Chuck Norris pero, al fin y al cabo, entretenida. Y con entretenida quiero decir que se preocupan lo suficiente porque la historia, aunque no haya por dónde cogerla, te atrape, te intrigue, y te atraiga la atención durante la hora y media que dura. Por poner un caso, desde que las cosas se ponen feas en Alicante hasta que el héroe de la función consigue darles matarile a los malos, la cosa tiene acción todo el rato y, cuando no pasa una cosa, está pasando otra.

    Cuarto, hay detalle de la historia que las ha escrito alguien al que no le han dicho que lo revisara antes de enseñárselo al productor del evento. Por poner un caso, no hay quien se trague el rollo de espías entre los israelíes, los yanquis, y los españoles en un mismo saco. O todo ese rollo de la doble vida de uno de los que salen, y que resulta que tiene una hija secreta. Para que os hagáis una idea, aún me puedo creer más que un tío salte de un tejado a otro y que no se haga más que un rasguño, o que se caigan dos de una motito roñosa y ni se hagan una pelada en las rodillas, antes que esos pedos mentales. Ah, y mejor ni hablar de que puedas hacer rally por las callejas de la ciudad vieja de Madrid. Si ya sólo acojona la idea de hacerlo con una bici, imaginaos lo que es conm un Land Rover.

    En fin, tampoco hay que pedirle peras al olmo, así que a nadie debería extrañarle que "La fría luz del día" sea una película kleenex, o sea, de usar y tirar. Aunque, repito, eso no quiere decir que, mientras tanto, no te haya hecho pasar un rato distraído.