TÍTULO: 8 MILLAS
DIRECTOR: CURTIS HANSON
REPARTO: EMINEM, KIM BASINGER, BRITTANY MURPHY, MEKHI PHIFER, ANTHONY MACKIE, MICHAEL SHANNON
DURACIÓN: 110 min.
AÑO: 2002
GÉNERO: DRAMA
Tras su nada desdeñable debut, y gracias al éxito de sus anteriores películas ("La mano que mece la cuna - The hand that rocks the craddle, 1992" o "Río salvaje - The river wild, 1994"), Curtis Hanson rodó una de las mejores película de la década pasada, "L.A. Confidencial - L.A. Confidential, 1997", así como una excelente sátira acerca de la enseñanza y los escritores de renombre en "Jóvenes prodigiosos - Wonderful boys, 2000". Por ello, llamó muchísimo la atención cuando se hizo público que Hanson sería el encargado de filmar el debut cinematográfico de la estrella norteamericana del rap Eminem, famoso por dedicarse a un arte típicamente practicado por hombres y mujeres de raza negra.
Así pues, tanto la crítica como el público tenían las esperanzas puestas en la afilada mirada de Hanson, y en un guión que prometía conseguir que la audiencia se identificara con un héroe moderno en su epopeya por salir del barrio marginal en el que vive. Sin embargo, una vez visionada la película, y a pesar del éxito que obtuvo en la taquilla (especialmente, en la estadounidense), lo cierto es que las expectativas estaban demasiado altas para lo que acabó siendo el producto final, donde se confunde heroicidad con estupidez, fama con egoísmo y sacrificio con falta de piedad.
La historia comienza presentando a Jimmy "Rabbit" Smith (Eminem), un muchacho que trabaja en una fábrica de chapados en Detroit, y vive en uno de los barrios periféricos más humildes de la ciudad (de ahí el título, pues son ocho las millas que separan a este barrio del centro de la ciudad donde se encuentra la zona que realmente genera riqueza). Malvive en una caravana en compañía de su madre, Stephanie (Basinger) y su hermana pequeña. La ilusión de Rabbit es hacerse un hueco en el mundo del hip-hop y el rap por lo que, en cuanto tiene ocasión, trata de escribir letras para canciones y hacer sus propias maquetas musicales. Sin embargo, Rabbit considera que el único medio para triunfar en ese negocio es ganar una especie de concurso en el que dos cantautores de rap se enfrentan en directo improvisando letras y ritmos. En esta aventura le apoyarán tanto su mejor amigo Future (Phifer) como la chica por la que se siente atraído, Alex (Murphy) quien, como él, ansía poder dejar atrás esa vida miserable.
El error al visualizar "8 millas" es creer que se va a asistir a la cruzada que emprende un pobre chaval con el fin de superar todas las barreras que se le interponen en su camino para poder convertirse en una gran estrella. Por lo general, este tipo de historias siempre ha triunfado, siempre que el protagonista principal consiga hacer que el público se identifique con él. Ello, en líneas generales, se suele conseguir haciendo que dicho protagonista sea fiel en todo momento a unos principios honrados (aunque el mundo le ponga en contra de su propia forma de pensar), buena persona con sus semejantes, inasequible al desaliento, y procurando respetar siempre al resto de personajes sin querer pasar por encima de ninguno de ellos para lograr sus objetivos. Bien, pues en "8 millas" eso no ocurre, sino más bien al contrario. Rabbit es un pobre ignorante que piensa que se le debe dar una oportunidad por el simple hecho de que quiere mejorar; su novia se vende al primero que pasa con tal de que le hagan una promesa de ser famosa en el futuro; los amigos de Rabbit sólo se preocupan por vivir el momento, sin tener absolutamente ningún plan de futuro en su vida; el personaje de Kim Basinger pasa olímpicamente de sus obligaciones como madre adulta; y aquellos compañeros del protagonista que deben traicionarlo de cualquier forma -llegando incluso a la agresión física- con tal de satisfacer su ansia de venganza, no duda un solo instante en hacerlo.
Por su parte, Hanson, se limita a hacer lo que puede con ese material, no logrando en ningún momento, a pesar de la acertadísima dirección fotográfica de Rodrigo Prieto, conseguir que la historia resulte emocionante, sino que al público le acaba resultando indiferente que Eminem consiga ganar o no los concursos musicales, o que tenga la oportunidad de dejar atrás esos barrios periféricos. Así pues, "8 millas" se acaba revelando como un fiasco monumental, una decepción estrepitosa para aquellos (como quien esto suscribe) que tenían la esperanza de que un director como éste hubiera confeccionado una historia emocionante y con garra. Lástima que no haya sido así.
A esta peli no le meto menos estrellas porque no aún no tenemos el dibujito, que si no, fijo que no le caía ninguna. Menudo truño del quince, y menuda pérdida de tiempo y de dinero. A quien se le diga que el que hizo esa maravilla que es "L.A. Confidential" es quien se sopló esta mierda, no se lo creería. La película no es más que una excusa para que Eminem se pasee de un lado a otro, fingiendo que sabe actuar cuando, lo que en realidad hace, es estar con la misma cara de estreñido toda la película. En una revista leí que este pollo, sea por la imagen de nene rebelde que tiene que dar, o porque el star system se lo exige, parece que tenga cara de cabreo desde que se levanta hasta que se acuesta. Yo estoy de acuerdo con esa afirmación (será que ha visto "su película", digo yo...).
La peli pretende ser una especie de denuncia de cómo tienen que vivir las clases más humildes de las grandes ciudades, y de lo chungo que tienen salir de esos barrios cochambrosos y ser alguien importante y respetable. Bueno, pues todo queda en un mero intento, porque ya os digo que la peli es una panderada del quince. ¿Sabéis qué es lo que acaba saliendo al final? Pues una panda de mamones -os lo juro, el más listo de todos, Eminem incluido, tiene el coeficiente intelectual de una lechuga-, que se pasea por las noches en un coche, viendo a ver con qué grupo de chusma darse de leches. Y eso cuando no les da por irse a beber cerveza como orangutanes a un parking o por desafiarse a sesiones de rap improvisado en tugurios que espantarían al mismo miedo. Y se supone que esto del rap es lo más interesante, cuidadín. Ahí es donde el pollo ve la oportunidad de su vida por convertirse en alguien, y salir de esa caravana cochambrosa en la que vive con su hermana pequeña, y con una madre más preocupada por jugarse la pela en el bingo que por cuidar de su familia (¡por Dios, qué desaprovecho de Kim Basinger!).
Es más, para que veáis que no se salva ni un solo personaje, os pongo un ejemplo: Eminem es un pringado que trabaja en una fábrica de chapas (por aquello de que están en Detroit y demuestran que la industria del automóvil está por todas partes -¿verdad que son originales?-) y que lo único en lo que piensa cuando está solo es en letras para poder soltárselas como una metralleta al pollo que se le ponga delante en mitad de esos enfrentamientos raperos -joé, creativo a saco el tío-. La "chica" de la peli, y por la que se siente atraído Eminem, no duda en ponerse a veinte uñas delante de unos de los negros del barrio que promete que la puede sacar de ese negocio y hacer alguien de ella (o sea, bragafloja la colega). Uno de los colegas de Eminem -el tonto oficial- se pega un tiro en el pie porque le gusta ir con una pistola por ahí y no la controla, el muy capullo. Kim Basinger no duda en darle al mambo con un chaval que puede tener la edad de su hijo, y que no sólo la chulea sino que además se parte la cara con el pobre retoño...
En fin, como veis, una mierda de cojones que os podéis ahorrar sin ningún miramiento. Lo único que merece la pena de la peli es la canción que ganó el Oscar (que está chula, pero que también le hayan dado el Oscar, hay que tener los cataplines muy bien plantados), y para escucharla no hace falta que os traguéis este bodrio que solo es aconsejables para aquellos que idolatren a los patanes que pululan por él. Para los demás, no merece la pena ni siquiera el hecho de que Curtis Hanson sea su director.