viernes, 27 de abril de 2012

ESPECIAL SEMANA SÚPER HÉROES: "X-MEN"

TÍTULO: X-MEN

DIRECTOR: BRYAN SINGER

REPARTO: HUGH JACKMAN, HALLE BERRY, PATRIC STEWART, FRAMKE JENSEN, ANNA PAQUIN, IAN MCKELLEN, REBECCA ROMIJN-STAMOS, JAMES MARSDEN, BRUCE DAVISON

DURACIÓN: 108 min.

AÑO: 2000

GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Desde hacía varios años, por la meca del cine se venía hablando, y mucho, de la adaptación a la gran pantalla de las aventuras de la Patrulla X, más conocida a nivel internacional como los X-Men. Habían sido varios los directores interesados en el proyecto pero, como suele ser común en estos casos, los desorbitados presupuestos iniciales y las complicaciones técnicas a la hora de desarrollar los imprescindibles efectos especiales que requería el film, hicieron que su producción se fuera postergando de forma indefinida. Ahora bien, como parece que ha empezado a ser frecuente a lo largo de los últimos años, fue un joven director, carente de experiencia en la realización de largometrajes de este calibre, quien se encargó de darle el empujón final al proyecto, convirtiendo “X-Men” en todo un éxito de taquilla, y en la primera de numerosas secuelas (cuatro estrenadas, y una quinta en ciernes).

    Marie, alias Pícara (Paquin), una joven adolescente está pasando una tarde con su novio. En el momento en que se besan, el chico comienza a experimentar una extraña sensación que se traduce en espasmos y problemas respiratorios. Todo se debe a que Pícara es una mutante, cuyos poderes la llevan a absorber de forma involuntaria toda la energía vital de aquellos a los que toca. Traumatizada por ello, decide abandonar su hogar, antes de herir a alguien más. Durante su escapada, coincide en un bar de carretera con un colérico ex-soldado llamado Logan (Jackman), más conocido como Lobezno que, al igual que Pícara, también es un mutante, capaz de sacar de sus puños unas afiladísimas garras metálicas. Casi obligados a viajar juntos, Pícara y Logan sufren la emboscada de otros mutantes que parecen empeñados en hacerse con ellos, siguiendo las órdenes de su jefe, Eric Lensherr (McKellen), alias Magneto, uno de los mutantes más peligrosos. Será entonces cuando hagan su entrada otra serie de mutantes llamados Tormenta (Berry), Cíclope (Marsden) y Jean (Jensen) para ayudarlos. Una vez a salvo, el profesor Xarles Xavier (Stewart), también conocido como Profesor X, les relatará lo sucedido, y el problema al que se enfrentan humanos y mutantes a causa de las diferencias latentes entre ambos, y ante las que Magneto está elaborando un peligroso plan.

    Bryan Singer, en el año 2000, era conocido en el mundo del cine por haber sido uno de los cerebros que se encontraron detrás de “Sospechosos habituales – The usual suspects, 1995”, que no sólo le reportó su primer Oscar a Kevin Spacey y al guionista Christopher McQuarrie sino que, también, se convirtió casi al instante en un film de culto, dentro del género policiaco y de suspense. Por ello, cuando Singer fue elegido como director de la adaptación de uno de los grupos de súper héroes más famosos del género, tal decisión sorprendió a propios y extraños. Además, según se comentó en su momento, el rodaje de “X-Men” fue de lo más aparatoso, hasta el punto que ni los propios productores del largometrajes confiaban realmente en el potencial de su obra: rodaje de secuencias adicionales para mejorar el film, aumentos de presupuesto dedicado a los efectos especiales, problemas con algún actor lastimado durante el rodaje de secuencias de acción física, etc. Sin embargo, lo que parece que aún les sorprendió más fue que el film se convirtiera en un gran éxito tanto de crítica como de público, capaz de satisfacer tanto a los fans más acérrimos de la obra del dibujante Stan Lee como a la crítica especializada.

    Bien puede parecer, vista la película hoy en día, un tanto exagerada una reacción tan entusiasta. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que “X-Men” es un entretenimiento de primera categoría. Más allá de que el largometraje trate verse sobre las aventuras de una serie de personajes procedentes del cómic, lo que resulta innegable es que Singer ha creado un film divertido, repleto de espectaculares secuencias de acción (que, curiosamente, funcionan mucho mejor que aquellas repletas de efectos visuales –ver, por ejemplo, el enfrentamiento entre Lobezno y la mutante Mística, en el interior de la Estatua de la Libertad-) capaz de hacer que el público se interese por ella durante sus ajustados cien minutos de metraje. Así pues, la decisión de que los trucajes visuales no tengan ese aspecto de digital en exceso consigue resultar aún más espectacular, tal y como demuestran secuencias como aquella en la que Magneto irrumpe en la estación de tren (cómo secuestra a Pícara sin que Lobezno pueda hacer nada al respecto, o cómo se deshace de las patrullas de policía que lo están esperando a la salida –excelente el instante en el que Magneto apunta a todos los policías con sus propias armas-). Además, el libreto se las ingenia para conseguir que todos los personajes tengan una participación más o menos similar, sin primar a los súper héroes más populares por encima del resto.

    Cierto es que, después del impresionante prólogo que abre el film, con la primera manifestación de Magneto siendo un niño, en medio de un campo de concentración, podía dar la sensación de que “X-Men” iba a ser un film de súper héroes mucho más serio de lo que acostumbran a ser los demás. No obstante, Singer consigue mantener un cierto equilibrio entre la emoción y la calidad artesanal, de forma que “X-Men”, sin ser una de las mejores películas sobre súper héroes, sí que es, sin duda, una de las más distraídas.

  • MR. HYDE DICE:
  • Recuerdo ir a ver “X-Men” al cine y salir con la sensación de que me lo había pasado pipa. Vale que hace doce años (joer, sí que pasa rápido el tiempo…) los efectos especiales que había en las pelis de súper héroes no son los que tienen ahora, pero me quedó la sensación de que “X-Men” era un pasatiempo cojonudo. Nunca he sido un friki de esos de conocer los nombres de todos los personajes ni nada parecido –aunque, por supuesto, sí que sabía quienes eran, por ejemplo, Lobezno o Cíclope-, así que no estuve como algún otro que yo me sé, comparando si estaba bien hecho o no. De todas formas, creo que está bastante claro que “X-Men” es una película hecha sólo para pasártelo bien y punto. Es más, casi hasta parece que se han querido ahorrar algo de pasta y no pasarse del presupuesto como, por poner un par de casos, en el tema del vestuario (nada de trajes muy sofisticados: un mono negro con la “X” marcada a un lado y va que chuta) o de los vehículos en los que se mueven (lo único que aparece es una especie de avión a reacción que sólo sale dos minutos). Aunque, por otro lado, sí que se nota que se han gastado la pasta en decorados: el “cerebro” en el que se mete el tío de la silla de ruedas, la cárcel de plástico y metacrilato en la que meten a Magneto para que no escape, etc. Y todo ello, consiguiendo que la peli sea igual de interesante.

    Otra cosa curiosa de “X-Men” es que mantiene un ritmo más o menos constante durante todo el rato. No sé si a vosotros os pasa lo mismo pero, por lo general, creo que las películas de súper héroes tienen sus momentos espectaculares a tutiplén pero, también, trozos muertos en los que hay mucho bla-bla, pero poca chicha. Vale, pues aquí eso pasa mucho menos. Es, como si dijéramos, que la acción de “X-Men” es constante, con su historia que te atrapa desde el principio, y que hace que estés atento para no perderte detalle hasta que, por supuesto, llegan los momentos de peleas, acción y demás. Incluso estos momentos más trepidantes llaman la atención no por sus efectos especiales (que está bien, pero tampoco se salen de currados), sino por cómo están rodados. Por poneros un par de casos, hay un momento que pasa en una estación de trenes que es cojonudo –creo que Jekyll lo ha mencionado antes en su parte- y, sobretodo, todo lo que pasa dentro de la Estatua de la Libertad desde que los X-Men llegan a la isla: la pelea a mamporro limpio entre Lobezno y la tía esa rara de color azul, la otra entre Tormenta y el otro mutante que es medio sapo y, de nuevo, entre Lobezno y el último malo que parece una mezcla de oso y armario ropero, en la cabeza de la misma estatua (me encanta ese plano en el que el tío bestia lanza a Lobezno al vació pero, antes de caer, se engancha con su garra en uno de los cuernos esos raros que tiene en la cabeza la Estatua de la Libertad y rueda hasta volver a de nuevo a tocar suelo). Además, se agradece que los momentos de acción consiguen ser trepidantes sin tener que verse con un montaje muy rápido y confuso tipo “Bourne”, de esos en los que no sabes ni quién es el que da el golpe ni quién el que lo recibe. Y, no por ello, es menos emocionante.

    Por quejarme un poco, sólo diría algo que me dejó un poquito decepcionado de “X-Men”. La primera, que la música de Michael Kamen (al que considero que era –digo “era” porque, desgraciadamente, falleció hace años de un derrame cerebral- uno de los mejores compositores de cine que ha habido, con permiso de Hans Zimmer, y John Williams) no está en la línea de lo cojonudo que solía componer (hasta en una serie como “Hermanos de sangre” se salía su música) ya que, al fin y al cabo, se limite a adornar un poco el conjuntillo con melodías normalitas con mucho tambor y tal para hacerlo todo como más espectacular, pero que tiene poco donde rascar. Y, la segunda cosa es que la historia general de la película, con todo eso de marcar a los mutantes como si fueran ganado, y el intento del malo de devolverles el golpe a los humanos, pues un poco flojita.

    En fin, resumiendo, que “X-Men” es una peli estupenda para distraerte durante un rato, no aburre lo más mínimo, y te divierte lo justo como para que no te importe volver a verla, o interesarte por alguna de las siguientes partes. Recomendable para uno de esos días en que no sabes qué ver y tienes ganas de entretenerte.