DIRECTOR: ADAM SHANKMAN
REPARTO: JULIANNE HOUGH, DIEGO BONETA, ALEC BALDWIN, PAUL GIAMATTI, RUSSELL BRAND, CATHERINE ZETA-JONES, TOM CRUISE
DURACIÓN: 123 min.
AÑO: 2012
GÉNERO: MUSICAL
Ya hemos mencionado, en anteriores ocasiones, la fiebre que parece haberse desatado en la meca del cine por ver cuántas obras musicales se trasladan a la gran pantalla, cuáles son las estrellas que se atreven a dar la nota ante las cámaras (en alguna ocasión, tanto literal como metafóricamente), y cuál de todos se convierte en un éxito y cuál no. Dejando a un lado los resultados en taquilla, en lo que a la calidad de los largometrajes se refiere, ha habido de todo: desde adaptaciones espléndidas (“Chicago –Chicago, 2002”) y entretenimientos de primera (“Mamma mia – Mamma mia!, 2008”), hasta intentos fallidos (“El fantasla de la ópera – Phantom of the opera, 2006”) y películas simplemente malas (“Rent – Rent, 2005,”, “Nine – Nine, 2009”). Ahora, es el musical de éxito en Broadway “Rock of ages” el que cuenta con su propia versión cinematográfica, que corre a cargo de Adam Shankman quien, hace pocos años, también dirigió otro musical convertido en película, la simpática “Hairspray – Hairspray, 2008”. Para esta ocasión, Shankman ha contado con otro plantel de actores cuyas hilarantes interpretaciones son, sin duda, de lo más logrado del film.
Año 1987. Sherrie (Hough) es una chica de pueblo que viaja desde la granja en la que se ha criado hasta Los Angeles, persiguiendo su sueño de convertirse en cantante. Tras sufrir una serie de tropiezos nada más llegar, Sherrie conoce a Drew (Boneta), un simpático joven que se ofrece a ayudarla, y que trabaja en la sala Bourbon, una de las más famosas del momento, y por la que han pasado diversas leyendas del rock. Necesitada de un trabajo cuanto antes, Drew consigue que Dennis Dupree (Baldwin), el dueño del Bourbon contrate a Sherrie a regañadientes. Por su parte, Dennis trata de salvar su negocio de la bancarrota, por lo que el concierto de Stacee Jaxx (Cruise), una de las mayores estrellas del momento, parece ser lo perfecto. Sin embargo, por el camino se toparán con los impedimentos que les ponen Paul Gill (Giamati), el manager de Jaxx, y Patricia Whitmore (Zeta-Jones), la conservadora esposa del alcalde que quiere acabar con el ejemplo de decadencia e insubordinación que representa Jaxx.
Aquellos lectores a los que no les guste el rock n’roll más moderno (de la década de los ochenta, para ser más específicos), o que no disfruten en exceso con los números musicales acompañados por este tipo de música, más vale que se ahorren el precio de la entrada y los ciento veinte minutos de “Rock of ages (la era del rock)”, pues se toparán con un film repleto de este tipo de música, sin más objetivo que apabullar al público con toda una serie de sofisticadas coreografías. Al contrario que muchos de las películas musicales a los que hacíamos mención en la introducción, “Rock of ages (la era del rock)” carece de un argumento con principio, nudo y desenlace, optando por sustituir buena parte de su historia por todo un festín de interpretaciones musicales, conciertos y sesiones improvisadas de canto. Esto es algo que, en ocasiones funciona (la secuencia en la tienda de discos, a ritmo de la fusión de los temas Juke box hero y I love rock and roll, o el final, también con la mezcla de otros dos temas: We built this city y We’re not gonna take it).
Sin embargo, a pesar de los loables intentos de algunos de sus intérpretes como Tom Cruise (atención al tema I want to know what love is, que interpreta a dúo) o Catherine Zeta-Jones (impagable en el número Hit me with your best shot). “Rock of ages (la era del rock)” pronto pasa a depender de la pareja protagonista principal. Tanto Hough como Boneta carecen por completo del carisma de los actores secundarios y que, por más que se esfuercen, no consiguen hacer que el espectador se interese por sus vicisitudes y pormenores, sino que desea fervientemente que se acaben sus actuaciones para poder volver a los otros personajes. Asimismo, incluso estas estrellas resultan repetirse con exceso (caso, por ejemplo, de Tom Cruise y su estado de catarsis continua, o de Paul Giamati, haciendo el papel de desalmado que tantas veces ha interpretado).
Así pues, en resumidas cuentas, “Rock of ages (la era del rock)” es una película prescindible, bastante floja, y que prometía una dosis de diversión y espectacularidad con la que el público no se llega a encontrar más que en muy contadas ocasiones. En cuanto al resto, Shankman se limita a plasmar con continuos movimientos de cámara toda una serie de números musicales pasados por el filtro de los gustos adolescentes que, lamentablemente, no llegan a resultar tan simpáticos como hubiera sido deseable. Decepcionante.
Mmmm… Sinceramente, esperaba que “Rock of ages (la era del rock)” me gustara bastante más de lo que me ha acabado gustando. Vaya por delante que me encanta el rock (del bueno, no de esas mierdas que suelen hacer de cuando en cuando), y que los últimos musicales que he visto en película han hecho que me lo pase pipa. Así que, antes de ver la peli, ya iba con ganas de que me gustara. Pero mira tú por dónde, que me ha desilusionado un poco. Mi chica, después de verla y decir que le había parecido un coñazo –aunque, como no es ella la que escribe la crítica, mejor os cuento yo mi opinión-, añadió algo que es verdad de la buena: que no hacía falta ver la película, sino tener la banda sonora de la peli para que el efecto fuera el mismo. No puedo estar más de acuerdo. Pero como esto va de películas y no de discos, vamos a entrar en materia.
“Rock of ages (la era del rock)” tiene sus cosas logradas y sus cosas menos logradas –no creo que todo sea cuestión de buenas o malas en esta peli-. Y, por suerte, tanto unas como otras están bastante claras, así que vamos con ello. De lo que sí está currado, aparte de la música, es la ambientación. No hay duda de que estás viendo una película que va de rock and roll, y los temazos que han cogido para adornar el espectáculo son cojonudos. Las actuaciones también están bien, sobretodo la de Tom Cruise como el típico “colgado” que se cree Dios en la Tierra –me encanta el numerito privado que se monta con la periodista- y la de Alec Baldwin, que no puede disimular que se lo está pasando de coña ni cuando hace de gay que sale del armario. También es cierto que el ritmo que tiene “Rock of ages (la era del rock)”, con esas coreografías donde no se está nadie quieto ni cuando la canción es más lenta (fijaos si no cómo acaba una escena en la que la rubia protagonista está llorando en la calle, y se supone que todo es la mar de triste), hacen que las dos horas que dura la peli con una historia que no hay por dónde cogerla -ahora luego hablamos de eso-, no te pesen tanto.
Ahora vamos a lo que podrían haber mejorado… bastante. De entrada, la historia. A mí que no me digan que está inspirada en un musical, que la obra original es así y no sé qué más mandangas. “Rock of ages (la era del rock)” es una patata de película por culpa de la historia, no de la música o de los actores. Y, desde luego, no porque no le hayan puesto ganas e ingenio, que de eso está claro que hay. Pero el argumento, el guión, o lo que coño sea, es infumable. Es como si se pasaran dos horas con la historia de la típica rubia, tontaca como ella sola, que tiene la ilusión de irse a Hollywood y convertirse en artista así por la patilla. Como es una peli buenrollera, no creo que haga falta echarle mucha imaginación para que adivinéis cómo acaba la cosa, ¿verdad? Pero, dejando de lado que tiene más fantasía que Walt Disney, el resto tira por la misma dirección: el guaperas que le pone ojos de cordero degollado a la rubia, al estrella de rock endiosada, el agente sin escrúpulos, el gay, la estirada que acaba siendo más p*** que las gallinas, etc. Conste que nada de esto sería un problema si, después, “Rock of ages (la era del rock)” lo mezclara todo en una súper historia. Pero si quieres arroz, Catalina. Resulta que las canciones, en vez de hacer que la historia vaya p’adelante, lo único que hacen es acompañar a las actuaciones. Y ahí es donde le doy toda la razón a mi chica cuando dice que, para eso, acabábamos antes escuchando el disco en casita, la mar de tranquilos. Os lo prometo, “Rock of ages (la era del rock)” son dos horas de actuaciones, entre las que, de cuando en cuando, meten un poco de historia de los dos pipiolos por aquí, de la estirada “mujer-florero” por allá, de los dueños sarasas del club por acullá… Pero vamos, que no va a ninguna parte, y sólo sirve para enchufarte una canción cada cinco minutos sin que venga a cuento.
En resumen, que lo chulo de “Rock of ages (la era del rock)” es la música. Punto. El resto, pues si sois muy fans de Tom Cruise, cojonudo; si no, os podéis ahorrar tranquilamente la pasta y esperar a que la pasen por la tele. O, en su defecto, como os he dicho antes, pillad el CD y ponedlo a toda mecha en vuestro equipo de música. Puede que, incluso, os lo paséis mejor. Eso sí, Catherine Zeta-Jones, está muchísimo más tremenda que cualquiera de las mojigatas hiperoxigenadas que se pasean con carita de no haber roto un plato en su vida.