lunes, 20 de junio de 2011

CINE CLÁSICO: "DOCE HOMBRES SIN PIEDAD"


TÍTULO: DOCE HOMBRES SIN PIEDAD

DIRECTOR: SIDNEY LUMET

REPARTO: HENRY FONDA, LEE J. COBB, JACK WARDEN, E.G.MARSHALL, MARTIN BALSAM

DURACIÓN: 93 min.

AÑO: 1957

GÉNERO: INTRIGA

  • EL DR. JECKYLL DICE:

El debut en la dirección del prestigioso director Sidney Lumet no pudo empezar mejor que con este magnífico largometraje de "teatro filmado" (algo similar al estilo que pocos años antes Hitchcock había utilizado en "La soga - The rope, 1948"), basado en la obra de Reginald Rose. Utilizando una única localización, Lumet fue capaz de desarrollar una historia con un complejo entramado ético, en el que la evolución de los personajes está planificada casi a la perfección desde el primer minuto hasta el último. Y, a la cabeza del estupendo cartel de intérpretes, se encuentra un soberbio Henry Fonda.


Los doce miembros de un jurado popular se reunen en la sala de deliberación con el fin de alcanzar un veredicto en el caso de un adolescente acusado del asesinato de su padre. En una primera ronda, once de los miembros del jurado se inclinan por votar a favor de la culpabilidad del acusado, mientras que uno de ellos discrepa, apostando por la inocencia del joven muchacho. Agobiados por el tremendo calor de la sala de deliberaciones, y por las prisas y ganas de acabar con el asunto, el resto de miembros del jurado tratan de convencer al doceavo de que se decante por un veredicto de culpabilidad pero, sorprendentemente, éste consigue ir incorporando poco a poco razonamientos que empiezan a hacer dudar al resto de componentes.


"Doce hombres sin piedad" es una película directa y sin concesiones. Lumet no pierde el tiempo con presentaciones inútiles (de hecho, ni siquiera nos permite conocer el nombre de los diferentes personajes), sino que va directo al grano haciendo que las diferentes opiniones y puntos de vista que expone el miembro que discrepa del resto vayan adquiriendo una inesperada fuerza y sentido en todo el proceso. Es cierto que el guión no permite tratar de una forma más benévola a algunos de los personajes que de forma más férrea defienden el veredicto de culpabilidad (o se empiezan a mostrar muy a favor o muy en contra, sin llegar a contemplar una posición más intermedia).


Sin embargo, es admirable lo apasionante que llega a resultar el guión de esta película. No sólo es sólido como el hierro, sino que es impresionante ver cómo, casi sin resultar cargante, el miembro discordante empieza a plantear serias dudas sobre un proceso que, en el caso de fallar a favor de la culpabilidad, supondría la condena a muerte del acusado. Del mismo modo, sorprende la aparente frialdad con la que el resto de miembros se toma el hecho de decidir el futuro del joven, sin importantes lo más mínimo, el un principio, los hechos poco claros del proceso que pueden hacer que la balanza se decante hacia un veredicto diferente.


Por último, destaca con una fuerza bárbara la soberbia actuación de Henry Fonda, quien no sólo da la sensación de no estar actuando en absoluto, sino que con su capacidad expresiva es capaz de transmitir los detalles más sutiles y convincentes. Es así como destacan momentos únicos como la recreación de cómo uno de los testigos del proceso (un viejo cojo) dice que vio en el lugar del crimen al acusado, o cómo se saca del bolsillo una navaja automática idéntica a la que la acusación ha identificado como la extraña arma homicida.


"Doce hombres sin piedad" es una película tremenda, filmada con una sobriedad poco frecuente en los debuts de un director -claro que, luego, es fácil observar lo que ha representado la inmensa carrera de Sidney Lumet dentro de la historia del cine-, por lo que la sorpresa agradable ante una película como ésta es aún mayor. En a penas hora y media de película, Lumet despliega todo su talento para firmar una obra redonda y llena de una fuerza moral que pocas veces se ha visto en una pantalla de cine. Puede ser que la acompañen en este grupo otras obras redondas como "Matar a un ruiseñor - To kill a monkingbird, 1962" o "La lista de Schindler - Schiondler's list, 1993", aunque filmada con muchas más limitaciones y restricciones presupuestarias por lo que, en este caso sí, el reconocimiento que se le debe es un poco mayor.



  • MR. HYDE DICE:

Vi "Doce hombres sin piedad" casi como una obligación para alguien a quien el pirra el cine. Había oído decir que era un buena película, que era la primera que había hecho Lumet y todo ese rollo. Por tanto, mi predisposición era positiva al comenzar a verla. También es cierto que me tiraba un poco para atrás pensar que toda la acción de la peli se reduce a una cochambrosa habitación de la que no salen los protagonistas en todo el rato que dura la cosa. Y es por eso que mi sorpresa fue tan grata cuando, a medida que iba avanzando la historia, me sentía cada vez más enganchado.


"Doce hombres sin piedad" es una película buenísima, tanto por sus actuaciones (un tanto teatrales en ocasiones, pero sobresalientes en cualquier caso), como por la forma en que está hecha. Repito: no salen de una habitación en todo el rato, pero el guión y el argumento son tan cojonudos que te tienen con la mirada clavada en la pantalla todo el rato.


Por un lado, flipas de ver cómo la peña es capaz de mandar a un criajo a la silla eléctrica sólo porque tienen entradas para un partido de fútbol y no quieren que el proceso les haga llegar tarde, o porque están cabreados con sus propios hijos y lo pagan con un pobre diablo o, aún peor, porque el voto de culpabilidad es el que da la mayoría y no quieren ser la voz disonante. Menos mal que los argumentos y puntos de vista que expone el espabilado de Fonda (de Oscar su actuación) les hace ir abriendo poco a poco los ojos, y dándose cuenta de que no todo está tan claro como parecía.


Será antigua, será en blanco y negro, y será una obra de teatro calcada en el cine, pero "Doce hombres sin piedad" es un ejemplo de cómo hacer buen cine con buenos ingredientes, y de cómo no son necesarios tantos pedos cerebrales para hacer una obra redonda. Y, si encima te paras a pensar que es la primera que hizo Lumet, pues ya flipa en colores. Hacedme caso, que éste es otro de los clásicos que os alegraréis de haber visto. Además, en hora y media ya te la has visto. Buen cine y breve. ¿Qué más queréis?