DIRECTOR: MICHAEL SUCSY
REPARTO: RACHEL MCADAMS, CHANNING TATUM, SAM NEILL, JESSICA LANGE, WENDY CREWSON, SCOTT SPEEDMAN
DURACIÓN: 104 min.
AÑO: 2012
GÉNERO: MELODRAMA
Como cualquier comedia romántica que se precie (o melodrama con toques cómicos, como prefiera verse), los ingredientes deben estar claros desde el comienzo: elegir a unos actores lo suficientemente atractivos como para garantizar el tirón comercial del film; desarrollar una historia que, aunque predecible, logre mantener el interés de, al menos, el sector demográfico al que va orientado; incorporar al reparto a un par de actores más veteranos que le otorguen un cierto toque de qualité al conjunto (algunos de los que parecen haberse ido sumando recientemente a este tipo de producciones, aparte de Sam Neill y Jessica Lange, son Susan Sarandon, Michael Douglas, Patricia Clarckson, Donald Sutherland, etc. -quién sabe si el cheque que les deben ofrecer por su breve interpretación es tan jugoso como para no poder rechazarlo-); añadir una pequeña dosis de dramatismo a la historia que condicione el resto de acciones de los personajes y, finalmente, si da la casualidad de que el largometraje resultante está inspirado en algún hecho real, no olvidar de hacerlo constar en letras bien grandes. Más o menos de esta forma es como se encuentra confeccionada "Todos los días de mi vida", una nueva propuesta destinada a hacer las delicias de los/las aficionadas al género, aunque con bastante más interés que otras producciones similares protagonizadas -o algo parecido- por las Katherine Heighl o Matthew McConaughey.
Paige (McAdams) y Leo (Tatum) son un joven matrimonio que, una noche, sufren un aparatoso accidente de tráfico. Leo se recupera más o menos bien, pero Paige sufre lesiones de gravedad en el cerebro, por lo que los recuerdos de sus últimos seis años han quedado prácticamente borrados. Por consiguiente, ni recuerda estar casada con Leo, ni haber dejado sus estudios de derecho para dedicarse al arte escultórico, ni haber discutido con sus padres, Rita y Bill (Lange y Neill, respectivamente), ni haber roto su compromiso matrimonial con su antiguo prometido, Jeremy (Speedman). Será entonces cuando Leo haga lo posible por volver a enamorar a su mujer por segunda vez.
A pesar de lo visto de su argumento, hay que reconocerle a "Todos los días de mi vida" la virtud de saber contar con ciertos detalles que no sólo animan la función sino que hacer lo humanamente posible por desmarcarse de la saturación que parece estar presentando ya el público con otras mediocridades etiquetadas como "comedia romántica" (caso de, por ejemplo, las recientes "Noche de fin de año - New year's eve, 2011", o "La cazarrecompensas - One for the money, 2012"), y que han fracasado en la taquilla. Estos detalles a los que hacemos referencia van desde lo inesperado y directo -el terrible accidente de coche del matrimonio resulta escalofriante por la dureza del plano secuencia con el que está plasmado-, hasta los giros argumentales que se alejan de la simpleza de otros libretos en su resolución -la decisión que toma la pareja protagonista con el fin de poder seguir adelante con sus vidas-. Entre medio de todo ello, cierto es que hay tiempo para presentar algunos clichés harto conocidos como, por ejemplo, la celebración de una boda que no acaba como sería deseable, la irrupción de algún personaje secundario que desestabiliza el frágil equilibrio que los protagonistas parecían haber encontrado, o la existencia de amigos de los protagonistas encargados de darles el consejo preciso en cada momento.
Claro que, al fin y al cabo, estamos hablando de una comedia romántica que, por desgracia, no cuenta con la originalidad de otras propuestas más arriesgadas y frescas (caso de, por ejemplo, la excelente "(500) días juntos - (500) days of summer, 2009"), cosa que, por mucha buena voluntad que quieran ponerle los guionistas y los actores, no se termina consiguiendo. Ejemplo de esto mismo son pequeñas lagunas en el argumento, como es el caso de que el espectador nunca tenga claro si Leo rehace su vida después de, apartemente, dar por perdida la batalla por el amor de su mujer, si ésta vuelve a salir de nuevo con su ex-novio como algo más que amigos, o el episodio familiar secreto que sucede con el padre de Paige (casi da la sensación de que ha tenido lugar con otro personaje diferente).
En fin, que "Todos los días de mi vida" se deja ver con la indiferencia de las comedias románticas más mediocres, y entretiene con la sosería de los pasatiempos totalmente inofensivos pero, no por ello, tan trascendentes como querrían sus productores. Por muchos millones de dólares que haya recaudado desde su estreno.
Bueno, pues parece que ya iba tocando la correspondiente dosis de comedia romántica-pedorra-predecible a más no poder. Mentiría si dijera que no me picaba la curiosidad por saber por qué "Todos los días de mi vida" se ha convertido en todo un éxito en los EE.UU. No es que eso sea garantía de calidad (cada vez que recuerdo que, allí, lo petan series como "Sexo en Nueva York", me entran escalofríos), pero sí que algo lo suficientemente atractivo como para darle un voto de confianza. mira tú que si, por una de esas, la peli acaba siendo algo bonito... Vale, pues visto ya el asunto, lo que os puedo decir es que "Todos los días de mi vida" es de esas que ni fu ni fa. No es un insulto al que paga la entrada -como pasa con muchas de las castañas supuestamente románticas que se estrenan de cuando en cuando-, pero tampoco te descubre nada nuevo, ni hace que te emociones a base de bien.
Por supuesto, como toda buena chufla romántica, tiene sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas. En el primer grupo, yo pondría, de entrada, al actor principal. El pobre hombre, aparte de una cara de bruto que tira de espaldas, tiene la misma expresividad que una lechuga, de forma que, por mucho que se esfuerce en ser un romántico empedernido en la película para recuperar a su mujer, cuesta de creer que ella se vaya a enamorar de él no una sino dos veces. Y, por supuesto, como el tío tiene que amortizar las horas de gimnasio, no sólo enseña tableta a cada ocasión que tiene, sino que además presume de culo como si fuera lo más normal del mundo. Por supuesto, anécdotas físicas más o menos descaradas, tampoco hay que ser ningún cerebrito para saber cómo va a acabar la cosa, y que los actores secundarios están más bien para darle un pequeño toque de calidad a la cosa, porque tanto da si los intercambias por los de las otras pedorradas iguales (por cierto, ¡qué vieja está Jessica Lange!).
En la parte de las cosas más decentes de "Todos los días de mi vida" diría, no sin una pequeña sorpresa, que me pareció un poco más madura que el resto de castañas parecidas. Vale que tiene el típico argumento chico conoce chica - chico pierde chica - chico recupera chica, y que lo tratan de hacer todo un pelín más serio por el simple hecho de que esté inspirado en hechos reales. Pero lo que hay debajo del capó sigue siendo el mismo motor cascado de siempre. Aún así, ya os digo que es una suerte que hayan procurado no hacerlo todo tan jodidamente previsible como pasa con las otras parecidas. Por poner un ejemplo, me llamó mucho la atención que unas sobras de material, que utiliza la chica para hacer sus obras, no acaben siendo decisivas para que ella recupere la memoria o que, a pesar de todo, siga la tendencia natural a actuar de una forma similar a como lo hizo antes del accidente. La verdad es que no me lo esperaba, y se agradece que, aunque sea en tontunas como esa, se lo hayan currado un poquito.
En fin, que no brilla nada nuevo bajo el sol. "Todos los días de mi vida" es la película perfecta para ver en pareja un domingo por la tarde, si es que no tienes nada mejor que hacer y le quieres demostrar que, de vez en cuando, también eres capaz de sacrificarte un pelín con tal de que ella disfrute viendo una cutrada así. Al fin y al cabo, es cierto que no aburre y que no es igual de lamentable que otras tantas románticas parecidas. Y eso, amigo mío, ya es una gran ventaja.