domingo, 20 de mayo de 2012

CINE EN CARTEL: "LA SOMBRA DE LA TRAICIÓN"

TÍTULO: LA SOMBRA DE LA TRAICIÓN

DIRECTOR: MICHAEL BRANDT

REPARTO: RICHARD GERE, TOPHER GRACE, MARTIN SHEEN, TAMER HASSAN, ODETTE ANNABLE, STEPHEN MOYER, CHRIS MARGUETTE

DURACIÓN: 98 min.

AÑO: 2011

GÉNERO: INTRIGA

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Tom Highland (Sheen), uno de los directores del FBI, debe hacer frente a un complicado caso. A raíz de una serie de asesinatos, parece se que Cassius, un antiguo espía ruso al que se daba por muerto, sigue en activo dentro de territorio estadounidense. Por ese motivo, Tom acude a Paul Shepherdson (Gere), un agente retirado que, en su día, parecía haberlo liquidado. A pesar de que Paul afirma repetidamente que Cassius está muerto, las pruebas de su reciente actividad parecen indicar lo contrario. Así pues, tras asignarle la ayuda de Ben Geary (Grace), un experto en la trayectoria de dicho criminal, Paul debe iniciar una nueva investigación para descubrir qué ha sucedido realmente con Cassius, y por qué parece estar de nuevo en activo.

    “La sombra de la traición” es un claro ejemplo de film que falla por completo a causa de su guión. El libreto escrito a cuatro manos por el propio director y su colaborador, Derek Haas cae en todas las trampas habidas y por haber del cine de intriga de espías, aprovechando a penas un par de novedades para terminar cayendo en el absurdo más absoluto. Lo cuál, no deja de ser una lástima, sobretodo si se tiene en cuenta que las actuaciones son de lo más correctas –aunque Richard Gere parece encontrarse un tanto perdido en un personaje con el que da la sensación de no sentirse del todo cómodo-, y que la puesta en escena del casi debutante Michael Brandt no tiene nada de reprochable. Es más, “La sombra de la traición” cuenta con todos los elementos para, a priori, dar lugar a un estupendo thriller policíaco: presupuesto holgado, actores de renombre, aspectos técnicos cuidados (fotografía, montaje, música...) pero, de nuevo, el guión falla de forma estrepitosa.

    De entre los momentos más destacables del largometraje, destacan a la fuerza los correspondientes a los primeros veinte minutos, cuando Paul acude a los despachos del FBI desde los que se lleva la investigación de los asesinatos cometidos por Cassius. Es ahí, precisamente, en la interactuación entre Gere y Sheen, cuando el film gana enteros logrando una acertada tensión del momento que hace que el público se sienta de lo más interesado por el argumento, así como las constantes intervenciones del personaje de Ben defiende con perseverancia que Cassius aún está vivo y operativo. Cada uno de estos momentos consigue hacer que el espectador quiera formar parte de este juego de sospechas y engaños (cosa que también ocurre en el momento en que un prisionero ruso, antiguo objetivo de Cassius, se fuga de la cárcel). Lo mismo sucede cuando Ben, ayudado por uno de sus compañeros de despacho, empieza a elaborar la teoría de quién puede encontrarse tras el seudónimo de Cassius, de acuerdo con las pruebas que posee de sus anteriores asesinatos.

    Sin embargo, todos estos intentos caen en saco roto, no tan sólo cuando se desvela precipitadamente la identidad del espía asesino, sino también cuando se descubren las intenciones y verdadera misión de otro de los personajes, así como los motivos que impulsan a actuar al famoso Cassius. En definitiva, “La sombra de la traición” es un film que pretende beber del clasicismo de la fuente de los largometrajes de espionaje más tradicionales aunque, a causa de un flojísimo guión, no consigue despertar más que un leve interés por una historia que, de haber contado con un libreto diferente o revisado, podría haberse convertido en un entretenimiento de primera.

  • MR. HYDE DICE:
  • “La sombra de la traición” es de vídeo total. No porque sea mala, sino porque es una parida y que, para lo que te cuentan, no merece la pena amochar la pela que cuesta una entrada. La historia no es nada del otro mundo, y con lo que te encuentras, aunque sea distraído, tampoco es que sea el colmo de la originalidad. Si eres de esas a las que le encanta el estilo canoso de Richard Gere, pues estupendo (conste que digo “esas” y no “esos” deliberadamente), porque el amigo Ricardo en el noventa y mucho de la película. Así que, supongo que ahora toca decir por qué una peli sobre espías, con asesinatos de por medio y sus momentos de intríngulis, me ha dejado más indiferente que un folleto del Conforama.

    Para empezar, la historia se viene abajo a los veinte minutos. Normalmente, esto suele pasar cuando la película está a punto de acabar –que es cuando suelen hacer las cagadas-, o cuando ya llevas un buen rato con la historia. Pero decir quién es el malo antes de que haya pasado media hora... pues hombre sí que es original (porque no creo que nadie suela ser tan gilipollas como para fastidiar la sorpresa nada más empieza el show), pero me parece una cagada como un piano. Hay que ser muy bueno y tener una historia bestial para que, sabiendo quién es el malo casi al principio, consigas tener a la peña con las uñas clavadas en la butaca. Pero, por desgracia, “La sombra de la traición” no es de esas. Es más, aquí hay más de un momento en que tienes la sensación de que están tontos los que han escrito la historia porque te meten supuestos momentos de intriga o que no hacen ninguna falta (esa persecución de un tío que sale pitando como una liebre de donde han matado a una persona, ¿a qué santo viene, si luego no pasa nada, ni tiene ninguna repercusión?), o que no aclaran bien cómo terminan (¿alguien sabe qué es lo que pasa cuando Gere se mete en una fábrica buscando al supuesto Cassius, y el ruso de turno se las pira?).

    Aparte, cuando te la juegas revelando el final así a puro huevo, se supone que es porque, después, tienes algún as guardado en la manga que le dé el toque final a toda esa trama de espías y asesinos. Pero es que, cuando llega ese toque final, te quedas con la boca abierta por la pollada que se cascan. Y es que la sorpresa, ni tiene sentido, ni te aclara lo que ha estado pasando hasta ese momento, ni te deja contento. Así que, como veis, no es que “La sombra de la traición” acabe siendo de lo más recomendable.

    Yo no entiendo mucho de películas, ni de si el problema es que un actor dice esto, o que el director hace aquello, pero os puedo decir lo que convence y lo que no. Y, en este caso, es al historia lo que falla de principio a fin porque, lo que es el resto, las actuaciones, el dinamismo de la acción y el tono de misterio, más o menos está logrado. Es más, en muchas ocasiones, “La sombra de la traición” parece un refrito de “Salt – Salt, 2010”, aquella peli de Angelina Jolie en la que hace de espía oculta, aunque sin el grado de entretenimiento que tenía la de la novia de Brad Pitt (y mira que era mala la jodía). En fin, que a tenor de lo que está saliendo últimamente en el cine, creo que mejor será quedarse en casa, o salir por ahí con unos amigos a tomar unas copas.