lunes, 5 de diciembre de 2011

CINE CLÁSICO: "EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES"


TÍTULO: EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES

DIRECTOR: BILLY WILDER

REPARTO: WILLIAM HOLDEN, GLORIA SWANSON, ERICH VON STROHEIM, NANCY OLSON, FRED CLARK

DURACIÓN: 106 min.

AÑO: 1950

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Unos años antes de rodar algunas de las comedias maestras del cine ("La tentación vive arriba - The seven year itch, 1957", "Con faldas y a lo loco - Some like it hot, 1959"), y otras propuestas alejadas de ese tono divertido y distendido ("Testigo de cargo - Witness for the prosecution, 1957", "El apartamento - The apartment, 1960"), Billy Wilder realizó uno de los largometrajes más fascinantes de su extensa filmografía, en el que no quiso poner de relieve algunos de los entresijos más comprometedores de la industria del cine, sino también realizar un retrato devastador de la obsesión humana por seguir permaneciendo en la brecha. Para ello, convocó a la soberbia Gloria Swanson, que no sólo acabaría representando el papel de su vida, sino también creando con su papel de Norma Desmond todo un referente para posteriores historias llevadas a la gran pantalla.


    Joe Gillis (Holden) es un guionista de Hollywood que malvive revisando guiones ya esctiros por otros autores, a la espera de poder desarrollar su propia historia. Una noche de tormenta, huyendo de sus acreedores, se refugia en una gigantesca mansión, propiedad de Norma Desmond (Swanson), una malograda actriz de cine que fue una gran estrella hace unos años pero que, ya se encuentra relegada al más absoluto olvido, y cuyos únicos cuidados provienen de su impenetrable e incondicional mayordomo, Max (Von Stroheim). Sin embargo, Norma no hace más que pensar en su fulgurante regreso, por lo que ve en Joe al candidato perfecto para revisar un guión escrito por ella, y para volver a enamorarse. Pero lo que empieza siendo una vida llena de comodidades para Joe, pronto se volverá una relación excesivamente posesiva, sobretodo cuando Joe se enamore de Betty Shaefer (Olson), otra guionista de Hollywood.


    "El crepúsculo de los dioses" llama la atención no sólo por ser uno de los films más poderosos y autocríticos de Billy Wilder, sino por el retrato despiadado que hace de una industria que muy pocas veces se ve reflejada en un largometraje con una visión tan crítica. Para ello, el maestro polaco recurre a la creación de un personaje tan único como el de Norma Desmond, una egoísta y narcisista actriz que, tras vivir su época dorada, se niega a asimilar que ya deba retirarse de la vida pública. Además, la admiración y servilismo incondicionales que le proporciona su inexpresivo criado tampoco la ayuda para ver las cosas tal y como son. Por ello, son las secuencias en las que se establece el enfrentamiento dialéctico con Joe las que mayor progresión dramática le aportan a la película (ver la secuencia en la que Joe se niega a contarle a Norma dónde y con quién a estado durante toda la noche), y en las que más aflora el carácter perturbado de la diva.


    Pero "El crepúsculo de los dioses" es mucho más que una película acerca de la obsesión. De hecho, es un mordaz retrato de la cara más amarga del Hollywood de mediados de los años cincuenta, cuando los grandes directores de estudios y realizadores cinematográficos no tenían ningún reparo en marginar hasta el olvido a los actores que habían caído en desgracia, o que ya no resultaban rentables para sus producciones. Así pues, Wilder realiza una magnífica disección de los entresijos del mismo mundo del cine en el que él se movía, para mostrar ese aspecto tan cruel, en el que ni actores, ni directores (fabuloso cameo de Cecil B. DeMille interpretándose a sí mismo) ni, por supuesto, guionistas, se libran de la quema.


    Por otra parte, otro elemento que también llama la atención es la calidad de las interpretaciones. En "El crepúsculo de los dioses" hay absolutamente de todo: desde la inexpresividad e inamovilidad total de Enrich Von Stroheim como mayordomo y fanático devoto de Norma, pasando por la normalidad más intermedia de Holden y Olson, y terminando en el extremo opuesto que representa la soberbia actuación de Gloria Swanson. De hecho, el film es lo que es gracias a la exageración deliberada con la que Swanson construye a su atormentado personaje, puesto que en pocas ocasiones la sobreactuación ha estado más justificada en el caso de su personaje de antigua diva de "El crepúsculo de los dioses".


    Así pues, a pesar de no ser una obra maestra total como otros largometrajes posteriores del cineasta (como sí lo es, por ejemplo, "Con faldas y a lo loco"), de lo que no cabe duda es de que "El crepúsculo de los dioses" no sólo es una de las mejores películas de Billy Wilder, sino también una de las obras más representativas del buen cine clásico.



  • MR. HYDE DICE:

  • Pues sí que me gustó "El crepúsculo de los dioses", sí. Antes de verla, me sonaba por el cartel ese en el que aparece la actriz principal toda emperifollada y vestida con sus mejores galas, y con una mirada de loca que no se aguantaba. Pero ni sabía de qué iba, ni mucho más, aparte de que estaba dirigida por Billy Wilder, a quien tengo en un pedestal después de que me haya visto "Con faldas y a lo loco" como unas siete veces. Así que cuando empecé a ver esta peli, hubo varias cosas que me llamaron la atención. Aquí os las cuento.


    La primera de ellas fue que la película empezara por el final, con ese plano de William Holden flotando boca abajo en la piscina de una mansión, y contando la historia él mismo en off, más o menos como hacía el personaje de Kevin Spacey en "American beauty - American beauty, 1999" (que, por cierto, no era la idea de Billy Wilder, que quería que la narración empezara con Holden contando la historia en el depósito de cadáveres a otros fiambres que estuvieran en el mismo sitio; pero se ve que, al final, le pareció un poco tétrico y prefirió cambiarlo. ¿A que no lo sabíais?). Así, todo lo que pasa te lo va contando el protagonista principal, que ya sabes que va a acabar más mortimer que otra cosa pero, aún así, la historia te engancha y hasta llegas a olvidar que el tío la palmará al final de todo el asunto.


    La segunda cosa que me llamó la atención fue la actuación de la actriz vieja, la que se revuelve como gato panza arriba a que la gente se olvide de ella, después de haberlo petado como actriz infantil. Y no sólo eso, sino que la tipa esté tan tronada, con esa casa repleta de cuadros y fotos de ella y con su criado casi robótico, por no mencionar las caras de tía loca que pone cuando hay algo que no le gusta, que casi parece que los ojos se le vayan a salir de las cuencas.


    Y lo tercero fue que el guión tuviera tanta mala leche, porque no deja títere con cabeza. Desde el protagonista principal que, al fin y al cabo, no es más que un aprovechado que le saca el jugo a la vieja todo lo que puede, pasando por el criado que fomenta que la tía siga como una cabra y que esté dispuesto a asumir todas las culpas del mundo con tal de que a ella nunca le pase nada. Además, también hay detalles que hacen que hasta te sientas un poco agobiado, como la decoración recargada a más no poder de la casa (es una sensación parecida a la que daba el Xanadú de "Ciudadano Kane - Citizen Kane, 1941", pero a la inversa), o que no haya picaportes en las puertas para que, si la señora intenta volver a suicidarse, que la puedan rescatar a tiempo.


    En fin, que "El crepúsculo de los dioses" mola, está guapa. No es una comedia al uso, y puede llegar a poner un poco nervioso el carácter posesivo de la protagonista, pero eso no hace que no sea un película de lo más recomendable, y un análisis de la obsesión como pocas veces se suele ver en una peli de cine clásico.