TÍTULO: THE BLIND SIDE (UN SUEÑO POSIBLE)
DIRECTOR: JOHN LEE HANCOCK
REPARTO: SANDRA BULLOCK, TIM MCGRAW, QUINTON AARON, KATHY BATES
DURACIÓN: 125 min.
AÑO: 2009
GÉNERO: DRAMA
- EL DR. JECKYLL DICE:
Presentada como la película definitiva para que Sandra Bullock obtuviera, por fin, el reconocimiento de la crítica, "The blind side (un sueño posible)" aterrizó en las carteleras estadounidenses a lo largo de 2009 como un torbellino, rentabilizando al instante los escasos 30 millones de dólares que había costado, y multiplicándolos por diez a lo largo del mundo. Ahora bien, lo que no se dice siempre es que, de esta astronómica cantidad, la inmensa mayoría pertenece a lo recaudado en territorio nacional, donde las historias de superación y alcance del sueño americano les gusta -y mucho- al público de aquellos lares. En el resto del mundo, como suele ser normal con este tipo de producciones, pasó más bien desapercibida.
La historia -basada en la novela de Michael Lewis, al parecer inspirada, a su vez, en acontecimientos reales- se centra en cómo la familia Tuohy, compuesta por los patriarcas (Bullock y McGraw) y sus dos hijos se hizo cargo de Quinton Oher (Aaron) un muchacho de raza negra, casi indigente y enormemente grande, al que habían rechazado en casi todas las familias de acogida con las que había estado, así como de su propia madre, una drogadicta con casi tantos hijos como ingresos en clínicas de desintoxicación. Con la perseverancia de la familia Tuohy, no sólo logró graduarse en el instituto, sino también acabar convirtiéndose en un miembro más de la familia, y uno de los mejores jugadores de la NFL americana.
El largometraje, a pesar de centrarse en la figura del sueño alcanzado por Oher, no puede evitar querer centrarse en la figura de Leigh Ann Touhy, a la que da vida una enérgica Bullock. El largometraje, a lo largo de más de dos horas, se empeña en enseñarle al espectador lo rompedor que fueron las decisiones tomadas por la familia Tuohy en la sociedad clasista e hipócrita en la que se movían las familias bien del momento (como los Tuohy), y en cómo se criticó el hecho de que una familia acomodada diera auténtico ejemplo de generosidad y altruismo para acoger a un pobre muchacho al que ni su madre quería, con el fin de darle una oportunidad que, de no ser por ellos, jamás habría tenido.
Ahora bien, que las intenciones del film dirigido por el afortunado John Lee Hancock (lo de afortunado viene a cuento de que él fue el responsable de uno de los fracasos cinematográficos más sonados de la pasada época -el remake de "El álamo"- y, con esa película, logró no sólo demostrar su comercialidad, sino recuperar parte de ese prestigio perdido), por desgracia, no acaban de ser suficientes para que "The blind side (un sueño posible)" consiga emocionar a todos los espectadores por igual. Prueba de ello es el escaso atractivo que ha supuesto para el mercado internacional en comparación con la forma de arrasar en la cartelera nacional.
Como digo, resulta bastante cansino el empeño en demostrar que casi no hay más santos en el mundo que la familia Tuohy, estereotipada hasta la médula (el padre trabajador -aunque nunca se le ve haciendo tal cosa-, la mujer ama de casa y fuerza incansable de la familia, y los hijos perfectos con sonrisa perfecta y tremendamente populares en el instituto. Personalmente, alabo que se haya tenido la valentía de reconocer el esfuerzo hecho por una familia así, pero ni todo es blanco ni negro. Y la película de Hancock, se pasa de la raya en lo que a resaltar las virtudes de la bondad se refiere.
Por lo demás, pues unas interpretaciones ajustadas a sus respectivos papeles (aunque una Bullock un poco más sonriente hubiera sido de agradecer), haciendo especial reseña en la actuación del joven Quinton Aaron, que casi acaba por comerse a Sandra Bullock. En cuanto a los aspectos técnicos, por desgracia, la película no resalta demasiado, siendo una más del montón en cuanto a fotografía, montaje y demás (de hecho, veinte minutos menos de metraje, hubieran podido hacer maravillas). En fin, que se deja ver, pero para nada se trata de una película imprescindible.
- MR HYDE DICE:
Pues a mí me pareció un petardo. De esa clase de película que, cuando acaba, piensas "vale, ya la he visto para el resto de mi vida". Y no porque sea mala (que no lo es), o porque sea previsible y ñoña (que lo es a saco), sino porque parece hecha a medida del gusto del público norteamericano. Esas ansias de grandeza de los protagonistas por jugar al fútbol, el ansia de las becas deportivas para la universidad, las comidas de acción de gracias y toda esa parafernalia, seguro que hace que se les caiga la baba a los yanquis, pero lo que es a los de por aquí, pues me temo que todo eso nos parece un coñazo de aúpa.
De todas formas, se agradece comprobar que Sandra Bullock sabe hacer algo más que poner carita de no haber roto un plato en su vida y que, al menos por una vez, demuestra ligeramente lo que es actuar. Ahora, eso sí, de ahí a darle un Oscar, hay un trecho pero que bien grande. Se ve que en la meca del cine, en cuanto ven que una de sus estrellas que están acostumbradas a protagonizar patata tras patata, de repente demuestra que sabe actuar, se les cae la baba y pierden el culo por darle todos los premios que pueden. Vamos, que como Bruce Willis deje de pegar tiros y haga una peli de esas de llorar (y si es de baseball o rugby, ya ni te cuento), y te lo ves ganando un Oscar dentro de dos días.
En fin, que "The blind side (un sueño posible)" no es de las que merezca la pena estarse dos horas (de las que sí se notan) viéndola. Si da la casualidad de que la pasan por la tele y no te puedes dormir, pues te la ves tan ricamente. Pero, cuando estás esperando ver algo que te emocione de verdad, que se te encoja en corazón con una peli que ha costado cuatro duros y que ha recaudado un huevo en los EEUU, pues como que no, que mejor te veas un episodio de Heidi, que tiene más emoción.
De todas formas, no quisiera que os pensarais que "The blind side (un sueño posible)" es una mierda. De hecho, sabéis que cuando pienso que una peli es un truño os lo digo sin cortarme. Este no es el caso. Simplemente, es que no me interesan las garruladas de los primos del otro lado del charco, con ese patriotismo de andar por casa y la sonrisa profidén todo el rato en el careto. Ahora bien, a quien le gusten estas chufas, desde luego no se la puede perder. A mí, repito, me pareció bastante rollo.