sábado, 29 de octubre de 2011

CINE A DESCUBRIR: "HAMLET"


TÍTULO: HAMLET

DIRECTOR: KENNETH BRANAGH

REPARTO: KENNETH BRANAGH, JULIE CHRISTIE, DEREK JACOBI, KATE WINSLET, GERARD DEPARDIEU, ROBIN WILLIAMS, MICHAEL MALONEY, RICHARD BRIERS, RUFUS SEWELL, JACK LEMMON

DURACIÓN: 242 min.

AÑO: 1996

GÉNERO: DRAMA ÉPICO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A estas alturas, tratar de identificar al realizador, actor, productor, guionista y director escénico Kenneth Branagh con Shakespeare es tan redundante como evidente. Posiblemente, de las figuras del Hollywood y Londres actual, Branagh sea quien más y mejor conozca los entresijos y la obra del genial escritor, y que con mejores resultados lo ha sabido plasmar en la gran pantalla. Así pues, su debut en la dirección de largometrajes se produjo con "Enrique V - Henry V, 1989", donde quedó patente su buen hacer tanto delante como -sobre todo- detrás de la cámara, y a la que seguirían la divertidísima "Mucho ruido y pocas nueces - Much ado about nothing, 1994" y su participación -sólo como actor- en "Otello - Othello, 1995". Pero no sería hasta 1996 cuando Branagh hiciera una clara demostración de su talento como realizador e intérprete con la que, probablemente, sea la más célebre y compleja obra del escritor inglés: Hamlet. Para la ocasión, Branagh asumió el papel protagonista y se rodeó de un gran reparto de estupendos actores, trasladando la acción de la obra de Shakespeare a mediados del siglo XIX, y tomando dos decisiones tan novedosas como acertadas: la primera, rodar "Hamlet" en formato de 70 mm. (lo que dota a la película de un aspecto y calidad visual impresionantes); la segunda, rodar la obra completa, lo que dio lugar a poco más de cuatro horas de película.


    Dinamarca, a mediados del siglo XIX. Hamlet (Branagh) asiste al enlace matrimonial de su madre, la reina Gertrude (Christie) con su tío, Claudius (Jacobi), tras la muerte de su padre. Ello sume al joven príncipe en un estado cercano a la depresión del que le cuesta salir, a pesar del amor que le profesa su prometida, Ofelia (Winslet) y el apoyo incondicional de sus amigos. Una noche, uno de los guardas llamado Marcelus (Lemmon), asegura haber visto a un fantasma rondando por los alrededores del palacio. Así pues, una noche, Hamlet comprueba con sus propios ojos cómo dicho fantasma no es otro sino el de su padre, quien le confiesa cómo ha sido su propio tío, Claudius, quien lo asesinó con el fin de hacerse con el poder. A partir de ese momento, Hamlet decidirá fingirse loco con el fin de cobrarse su venganza, a pesar de tener que pasar por encima de Polonio (Briers), padre de Ofelia, de Laertes (Maloney), hermano de Ofelia, y de su propia amada.


    Es evidente que una decisión como la que tomó Branagh de respetar el texto íntegro de "Hamlet" no era tarea fácil para una adaptación cinematográfica. Afortunadamente, Branagh, consciente de ello, procuró que el aspecto visual del film tuviera un toque de originalidad que agradara al público, por lo que optó por adelantar la acción de la historia unos cuantos siglos más y aportar un toque único y sofisticado gracias a una impecable labor del director de fotografía Alex Thompson, que supo plasmar esa "limpieza" y "elegancia" a cada una de las escenas, de forma que la historia no se viera afectada por esa atmósfera lúgubre propia de otras ambientaciones más cercanas a la Edad Media.


    Asimismo, Branagh consigue que su adaptación de Hamlet sea un largometraje entretenido y dinámico, gracias a lo cuál, a penas se siente la larga duración del mismo. La historia está llevada con una garra y agilidad envidiables, haciendo que las diferentes tramas que contiene (el descubrimiento de Hamlet de la traición de su tío, la llegada de los actores a la corte -gran interpretación el breve papel de Charlton Heston como actor que da vida al difunto rey-, la conspiración de Claudius en colaboración con Laertes, o la amenaza que supones la inminente llegada de las tropas noruegas lideradas por Fortinbrás) se sucedan con un ritmo tan apasionante como interesante.


    De todo este conjunto, es posible que lo más endeble acabe siendo, precisamente, la interpretación del propio Branagh, más intimista de lo que cabría esperar. No obstante, momentos como el de su famosísimo soliloquio, están plasmados con una sencillez y frialdad impactantes, o como la de su primera aparición, al margen de la fiesta de compromiso de su madre y tío, por lo que se hubiera agradecido una aportación más cálida del torturado personaje. Sin embargo, no deja de ser una interpretación más del carácter que hubiera podido tener el personaje, por lo que no es motivo de mayores críticas. Del resto de elementos que completan el largometraje que merece ser destacados, merece la pena señalar muy en especial la insuperable banda sonora de Patrick Doyle, colaborador habitual del director, quien compuso una música tan absorbente como idónea para los momentos más dramáticos (al respecto, ver temas como What a piece of work is a man o Go bid the soldiers shoot, absolutamente arrebatadores), o el amplio reparto de actores secundarios que le aportan un tono más distendidos a tan dramática historia.


    En resumidas cuentas, la versión de "Hamlet" de Kenneth Branagh es una película redonda, a años luz de anteriores versiones de la misma obra (la de Franco Zeffiirelli no deja de ser un intento fallido, mientras que la de Laurence Oliver no puede evitar desprenderse de una cierta teatralidad de la que el "Hamlet" de Branagh carece por completo), y que merece ser redescubierta y disfrutada. Una película magnífica.



  • MR. HYDE DICE:

  • Os lo digo desde el principio: "Hamlet" está hablada en verso, es tal cuál la obra de Shakespeare pero en cine, y dura más de cuatro horas (al menos, la versión que yo vi). Sé que con esta primera línea, a la inmensa mayoría de vosotros es posible que se os hayan quitado las ganas de verla, o que penséis que menudo tonstonazo, o que a ver quién es el guapo que se papa las cuatro horas de Shakespeare así a palo seco. Bueno, pues permitidme que os diga algo: si dejarais de ver este "Hamlet" os estaríais perdiendo un peliculón como la copa de un pino. Y no porque sea Shakesperare, y como es Shakesperare haya que decir que todo lo que tiene que ver con él es una maravilla. A mí, de hecho, la anterior peli que hizo Mel Gibson de Hamlet me pareció un petardo de cuidado. Y hay varios motivos por los que os voy a intentar convencer para que veáis este Hamlet.


    El primero es que, a pesar de que utilicen el verso y que haya monólogos abundantes (cuatro horas dan para mucho), está contada de una forma que hasta el más tonto lo entiende. Es decir, que no es un verso de esos complicados que aburren porque parece que los recite tu abuelo, sino que tienen una energía y una interpretación que hace que a los tres minutos te olvides de que está en verso y sigas a la perfección toda la historia. Así que ya os digo que se entiende perfectamente y que no es nada aburrido todo lo que te cuentan, porque te metes en la historia en cero coma.


    En segundo lugar, desde el punto de vista de cómo está rodado, la flipas en colores. Ves que la cámara no está quita mientras el actor de turno se suelta la parrafada, sino que no para de moverse, pasa de un personaje a otro, las escenas de acción están rodadas de coña, y la fotografía o lo que sea, hace que se te quede la boca abierta. Además, los decorados son monumentales (y, si no, esperad a ver los primeros cinco minutos, con la celebración de la boda de la reina que montan en el principal salón del palacio... agüita del avellano), y el despliegue de actores es brutal, que casi parece que no hay uno solo que se haya quedado fuera.


    Y, en tercer lugar, a los que -como a mí- no les gusten demasiado las películas basadas en obras del año de la pera, y menos si están en verso, con esta versión de "Hamlet" tienen la oportunidad de disfrutar como enanos. Porque es una maravilla cada fotograma de la película: desde los actores, pasando por una música preciosa, y por un ritmo ágil a más no poder (os juro que las cuatro horas pasan en un suspiro) y por una historia de la que muchos hemos oído hablar, pero pocos hemos visto -y aún menos leído-. Sin ir más lejos, todo lo que tiene que ver con el modo en que Hamlet se entera de la traición de su tío, o como todo el duelo final entre Hamlet y Laertes está hecho como si fuera una batalla a espadazo limpio sin nada de ese aspecto teatral propio de las representaciones teatrales.


    También os digo que no hace falta verla toda de tacada, que sé que cuatro horas y pico no se tienen todos los días (y cuando las tienes, tampoco hace falta pasártelas viendo "Hamlet"). Pero si tenéis ocasión de conseguir esta peli -ha salido una versión cojonuda en Bluray hace nada, aunque de menos de cuatro horas-, os recomiendo que lo hagáis, porque es una de esas películas que hay que ver antes de morir. Una pasada, cojonuda, flipante. Casi de diez.