TÍTULO: LOS INMORTALES
DIRECTOR: RUSSELL MULCAHY
REPARTO: CHRISTOPHER LAMBERT, SEAN CONNERY, CLANCY BROWN, ROXANNE HART
DURACIÓN: 110 min.
AÑO: 1986
GÉNERO: AVENTURAS
- EL DR. JECKYLL DICE:
Estrenada hace prácticamente 25 años, "Los inmortales" forma parte del curioso grupo de películas que, en el momento de su estreno, no fueron ningún éxito sonado -algo parecido a lo que sufrió Ridley Scott unos años antes con su "Blade runner - Blade runner, 1982"- pero que, conforme ha ido pasando el tiempo, han ido adquiriendo una reputación de film de culto que, hasta hoy, nadie ha sido capaz de negar. En este caso, no sólo la fama de la película ha ido aumentando con el paso de los años, sino que sirvió como carta de presentación de su director, el australiano Russell Mulcahy, y de su principal protagonista, el estadounidense de orígenes franceses, Christopher Lambert.
Lo cierto es que, des un punto de vista artístico "Los inmortales" sí que supuso una aportación novedosa al presentar a una raza especial de seres que no pueden morir al no ser que, luchando entre ellos, se les separe la cabeza del cuerpo. Así pues, Connor McLeod (Lambert) es un descendiente de tropas guerreras en la irlanda medieval que, tras conocer su poder, es instruido por otro inmortal de origen español llamado Juan Ramírez Sánchez (Connery - curiosa elección para semejante personaje-). De esta forma, McLeod es entrenado poder sobrevivir al resto de inmortales rivales, en especial al temible El Krugan, un despiadado inmortal dedicado a dar caza sin tregua a los de su especie.
Dada la naturaleza atemporal de los personajes, una de las bazas mejores llevadas de la película es, precisamente, la situación de la acción a lo largo de diferentes momentos de la historia, desde la más salvaje edad media hasta nuestros días. A través de los constantes flashbacks de McLeod, el espectador asiste a una muy lograda transición de épocas, en cada una de las cuáles éste tiene que hacer frente a distintos peligros y enemigos. Si bien, el grueso de la acción se divide sobretodo entre el pasado en la edad media (con el entrenamiento de McLeod y Ramírez, y el combate final entre Ramírez y El Krugan) y el presente (la confrontación final entre McLeod y El Krugan, y la investigación de una atractiva policía de la decapitación de un inmortal que lleva a cabo McLeod al inicio de la película). Así pues, gracias a un dinámico montaje, tanto en las escenas de acción como en la narración de las historias en distintos marcos temporales (reforzado en gran medida por la excelente fotografía de Gerry Fisher), "Los inmortales" acaba resultando un entretenimiento de primera.
A la popularidad del film contribuyó también el granito de arena que aportó el grupo musical Queen quienes, atraídos enormemente por la historia, acabaron componiendo varias canciones que se incorporaron al largometraje, funcionando casi a la perfección como un elemento descriptivo más de la acción. Así pues, temas como Princes of the universe, con la que abre la película, o Who wants to live forever le dan ese toque de distinción que ha hecho que "Los inmortales", a pesar de las tres desafortunadas secuelas más que se rodaron, vista hoy, continúe siendo un espectáculo tan dinámico como entretenido y divertido.
- MR. HYDE DICE:
"Recuérdalo bien, McLeod, sólo puede quedar uno". Buah, se me ponen los pelos de punta cada vez que me acuerdo de Sean Connery soltándole esa frase al bizcocho de Lambert. Eso sí, el por qué quisieron hacer español al personaje de Sean Connery es algo que nunca he entendido. Porque, digo yo, qué falta hacía, si tú dices que el tío es escocés ya quedas de lo más bien. Vamos, que con semejante nombre sólo le faltaban las castañuelas y la peineta. Pero bueno, pecata minuta.
"Los inmortales" es una peli que tiene ese sabor especial a añejo de las películas que ya tienen sus años y que, vistas a día de hoy, parecen haber envejecido, pero que, por algún extraño motivo, siguen atrayendo casi del mismo modo que cuando uno las vio por primera vez. Es genial la secuencia de lucha entre Connery y el malo, que tiene una pinta de bruto de que te cagas (de esos que parece que tumbe burros a tortazos), con ese duelo de espadas al final de una escalera que no lleva a ninguna parte -por cierto, no sé si os habréis fijado pero, mientras van subiendo las escaleras los dos, las piedras de la torre que les van cayendo encima no pueden disimular más que son de cartón piedra... ¡qué cutrada!-.
También es acojonante cada cara a cara entre Lambert y el malo, con ese intercambio de miradas en plan "ya te pillaré yo, desgraciao" (es que no se pueden partir la cara en lugares sagrados, y como se encuentran en una iglesia, pues...), por no hablar de la lucha final en lo alto de una azotea. Vamos, una pasada. Por ponerle alguna pega, yo casi diría que, cuando la historia se centra más en la inevitable parte de atracción / amor entre Lambert y la policía que va tras él, el ritmo decae un poco. Pero vamos, que entiendo de sobra que tampoco es cuestión de atosigar a la peña que está viendo la peli con tanto mandoble.
En fin, una muy recomendable película que, a pesar de tener unos cuantos veranos a cuestas, sigue demostrando que, cuando alguien que ha tenido ocasión de verla, la recuerda con agrado, es porque la cosa tiene su toque de calidad. Eso sí, un consejo fundamental: huid como gato del agua de las segundas partes que se hicieron. Atraído por lo mucho que me había gustado la primera, me casqué la segunda y terceras partes, y no os imagináis la cagada tan monumental que han sido capaces de hacer. En serio, para colgarlos de los cataplines y obligarlos a ver semejantes truños en bucle. ¡Con lo guapa que estaba la primera!