TÍTULO: ARMAGEDDON
DIRECTOR: MICHAEL BAY
REPARTO: BRUCE WILLIS, BEN AFFLECK, BILLY BOB THORNTON, LIV TYLER, STEVE BUSCEMI, PETER STORMARE, MICHAEL CLAKE DUNCAN
DURACIÓN: 135 min.
AÑO: 1998
GÉNERO: ACCIÓN - CIENCIA FICCIÓN
Hay que admitir, en honor a la verdad, que como los norteamericanos, no hay quien ruede películas igual de espectaculares. Y tampoco quien consiga rodar tanto metraje con tan poco guión (lo que no deja de tener mérito). De un tiempo a esta parte, la mayoría de largometrajes de acción que se han ido estrenando en la gran pantalla se caracterizan por cuidadísimas coreografías de lucha, grandes dosis de testosterona, planos increíbles... y guiones de página y media. En efecto, hay ocasiones en que en que casi toda la película se reduce a interminables tiroteos, explosiones, etc., sin prestar demasiada atención a la historia que están contando. El cine del director Michael Bay se enmarca por completo en este tipo de producciones, habiendo cabida tanto para largometrajes de mayor calidad ("La roca - The rock, 1996"), o menor ("La isla - The island, 2005"), por no decir nula ("Transformers. El lado oscuro de la luna - Transformers. Dark of the moon, 2011"). Sin embargo, sería injusto decir que, para cierta clase de escenografía espectacular y con ritmo bien llevado, ayuda a suplir esa enorme carencia, y hacer que el público salga fascinado de las salas. "Armageddon" cumple casi a rajatabla todas esas características.
Un meteorito gigante se aproxima a gran velocidad a la Tierra. Según las estimaciones de la NASA, el impacto provocará la total destrucción del planeta, y de toda la vida. La única solución parece consistir en perforar un agujero lo suficientemente profundo en la superficie del propio meteoro y, así, introducir luego una gran cantidad de explosivos que lo partan por la mitad, desviando así su trayectoria. Los elegidos para hacerse cargo de la misión son un grupo de expertos en perforaciones petrolíferas, encabezados por Harry Stamper (Willis) quien, junto con sus colaboradores, son asesorados por uno de los jefes de la NASA llamado Truman (Thornton) en su misión, al tiempo que se preocupa por la relación sentimental que mantiene su hija (Tyler) con uno de sus empleados (Affleck).
Como se puede deducir por su argumento, "Armageddon" carece de un contenido trabajado a nivel de guión. De hecho, casi da la sensación de que las frases que recitan los actores las han improvisado en ese mismo momento. Afortunadamente, ello no es impedimento para que el largometraje sea un espectáculo visual de primera categoría. El ritmo es frenético, la acción constante (impresionante el accidente que sufre una de las lanzaderas en el momento de arrimarse a la superficie del meteoro, o el fallido repostaje en la estación espacial internacional), y los efectos especiales son de primera categoría (atención a la explosión del meteorito). Todo ello, además, queda reforzado por la patriótica banda sonora compuesta por el excelente Trevor Rabin, así como por la brillante y colorista fotografía de John Schwarztman.
Sobre la interpretación de su reparto, mejor correr un tupido velo aunque, como ya hemos apuntado, "Armageddon" es el tipo de película en que este elemento pasa a un plano secundario entre tanta explosión y destrucción. Pero eso es algo que, si el espectador está predispuesto a dejarse seducir por su delirante estilo y ritmo non-stop, no tiene por qué importarle lo más mínimo.
"Armageddon" es un espectáculo brutal. Adrenalina pura cien por cien, de esas pelis que ves en el cine y, por muy largas que sean (ésta dura dos horas y pico), te lo pasas teta desde que empieza hasta que acaba. Eso sí, no es una película para ponerse a analizar si es buena, mala, regular, o si el argumento es poco realista, si el actor no sabe a dónde mirar, o tonterías más frikis de esas (¿eh, Jekyll?). ¿Que Burce Willis pone la misma cara en toda la película, esté contento o triste? Bueno, ¿y qué? ¿Que cada plano dura un segundo? Pues vale. Aquí se trata de sentarte a ver la peli, desconectar de cuanto te rodea, y dejarte llevar por la montaña rusa que han montado, y en la que no hay ni un segundo de descanso. Así de fácil.
Si empiezas a ver "Armageddon" pensando en lo realista que pueda ser la historia, más vale que te ahorres el tiempo y te dediques a hacer otra cosa, porque si de verdad esperas encontrarle lógica a una historia que va de cómo unos tipos (americanos, of course) se montan en una lanzadera espacial para evitar que un meteoro gigante reviente la Tierra, más vale que te vayas olvidando. Pero si lo que quieres es fliparla con los efectos especiales, con el ritmo trepidante que hay de principio a fin, y con escenas de acción acojonantes, desde luego, ésta es tu peli.
Además, lo bueno es que "Armageddon" no es de esas pelis en que lo único que se ve es cómo salta todo por los aires, ya que también se han preocupado lo suficiente como para insertar de por medio una historia de amor (lo más aburrido de todo, dicho sea de paso), la complicada relación de un padre y su hija, y una especia de esperanza de supervivencia de toda la raza humana -¡toma geroma!-. Pero, si en "Armageddon" hay un protagonsita definitivo, desde luego, son los efectos especiales. Cada secuencia deja con la boca abierta, desde los primeros minutos con esa lluvia de meteoritos reventando Nueva York, hasta el accidente en la estación espacial o, por supuesto, la explosión final del meteoro.
Esta es una machomovie como Dios manda, hecha para entretener como nunca al público, y hacer que disfrute con el súper espectáculo que han montado a lo grande. Evidentemente, si no te gustan las pelis de este tipo, ya te puedes ahorrar el tiempo y el mareo, porque seguro que te acuerdas luego de la madre del director. En pocas palabras, si eres de los que sólo disfrutan viendo pelis "de gente normal" e "historias normales", al menos que sepas de qué palo va la cosa. Para los demás que os guste disfrutar del espectáculo más alucinante, "Armageddon" es vuestra película. ¡Ah, y una última cosa! ¡Cuidadín con el final, que es lacrimógeno! Os lo digo yo que, cuando la vi en el cine, mi hermana se soltó una llorada con Bruce Willis que se quedó nueva (deshidratada, pero nueva).