martes, 13 de diciembre de 2011

CINE DE LOS 80: "LA PRINCESA PROMETIDA"


TÍTULO: LA PRINCESA PROMETIDA

DIRECTOR: ROB REINER

REPARTO: CARY ELWES, ROBIN WRIGHT, CHRIS SARANDON, MANDY PATINKIN, WALLACE SHAWN, ANDRE THE GIGANT

DURACIÓN: 97 min.

AÑO: 1987

GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A partir de la segunda mitad de la década de los ochenta, en Hollywood pareció surgir un gusto generalizado por las historias de corte medieval, que pudieran dar lugar a largometrajes llenos de aventura y acción. Uno de los primeros y más lujosos exponentes de esta tendencia fue “Excalibur – Excalibur, 1981”, cuyo éxito favoreció la contribución al género de directores de renombre como Paul Verhoeven con la visceral y violenta “Los señores del acero – Flesh and blood, 1985”, o Richard Donner y su “Lady Halcón – Lady Hawke, 1985”, donde se decantaba por un estilo más clásico y tradicional. De esta forma, fue entonces cuando el director Rob Reiner, que poco tiempo antes había estrenado con notable éxito “Cuenta conmigo – Stand by me, 1986”, primera de las adaptaciones de una novela de Stephen King que llevaría a cabo –la segunda sería la excelente y multipremiada “Misery – Misery, 1990”-, quien contribuyó a este género aventurero con “La princesa prometida”, un largometraje tan atípico como original. Así pues, partiendo de una estructura de matrioska, más o menos como sucedía en “La historia interminable – Neverending story, 1985”, “La princesa prometida” acaba siendo un cuento dentro de un libro en el interior de la película. Y, para fortuna de los espectadores, el resultado acabó siendo un espectáculo entretenido, estupendo para toda la familia.


    Un abuelo (Peter Falk) lee un libro a su nieto (Fred Savage) mientras éste se recupera de una leve enfermedad. La historia versa entorno a una doncella llamada Buttercup (Wright), que está enamorada de un apuesto escudero llamado Westley (Elwes). Westley se marcha a hacer fortuna para, así, poder casarse con ella, pero su barco es atacado por el temible pirata Roberts y Westley es dado por muerto. Por este motivo, Buttercup acepta casarse con el príncipe Humperdinck (Chris Sarandon), heredero del trono de Florin. Sin embargo, antes del día de la boda, Buttercup es raptada por un estrafalario trío de proscritos: Vizzini (Shawn), un diminuto genio siciliano, un experto espadachín español llamado Iñigo Montoya (Patinkin), y un enorme luchador turco Fezzik (André el Gigante). Todos ellos, huyen seguidos por un hombre enmascarado y vestido de negro que los persigue de forma incesante, hasta que se presenta ante ellos y revela sus auténticas intenciones.


    Es curioso que “La princesa prometida” esté planteada como un cuento desde su inicio. En efecto, la historia responde a la perfección al tipo de narración propia de los relatos de fantasía en los que las inocentes y hermosas princesas, los caballeros aguerridos e inasequibles al desaliento, y los malvados príncipes hacen partícipe al espectador de sus trepidantes aventuras. Sin embargo, esta misma historia desconcierta por momentos debido a ciertos elementos del guión que van a contracorriente de este clasicismo argumental. Por ejemplo, llama muchísimo la atención que el supuesto héroe de la función quede relegado a un segundo puesto, cediéndole el protagonismo a un personaje al que se le había dado poca importancia hasta ese momento, y limitándose a una aparición meramente secundaria. También resulta llamativo el hecho de que “La princesa prometida” sea una película que dependa mucho más de su guión que no de las dosis de acción y enfrentamientos armados a los que podría haber recurrido con total facilidad, lo que le refuerza aún más si cabe la sensación de cuento filmado.


    Ahora bien, independientemente de que estos elementos parezcan jugar en su contra, “La princesa prometida” consigue anteponerse a ellos gracias al dinamismo con el que Reiner maneja el proyecto desde que el largometraje se adentra en ese mismo cuento. Así pues, elementos como el honor, la justicia o el amor incondicional se ponen de relieve con gran acierto a través del comportamiento de sus personajes, por lo que al público le resulta muy sencillo conectar y simpatizar con ellos, e identificarse con los motivos que los mueven. Por último, a nivel técnico destaca la excelente labor del director de fotografía inglés Adrian Biddle (en uno sus primeros trabajos para el cine), así como la música que compuso para la ocasión el ex líder de los Dire Straits Marc Knoffler (quien aporta las dosis complementarias de emoción justas que requiere la historia).


    Por lo demás, “La princesa prometida” se limita a ser un largometraje simpático, lleno de buenas intenciones y con una filmación de lo más correcta, cuya épica destaca por encima de la acción pura y dura. Cine familiar de aventuras para todo tipo de público.



  • MR. HYDE DICE:

  • Pues hombre, a mí me gustó “La princesa prometida”, aunque tampoco es que me parezca una de las mejores películas de los ochenta (o, al menos, de las que mejor y con más cariño recuerde). Sí que entretiene y distrae un rato, aunque supongo que, cuando me dijeron que la historia iba de caballeros y espadas, di por hecho que la cosa tendría más que ver con el rey Arturo y sus caballeros, o rollos de ese palo. Pero claro, cuando llevas media hora y todo es más de tipo romántico que no de mamporros a base de espada, pues digamos que me quedé un poco despagado. Aunque tampoco es que la peli sea un tostón, que nadie se equivoque.


    La forma en que está contada “La princesa prometida” me recordó a los primeros videojuegos primeros aquellos que salieron de plataforma. Es como si el héroe de turno tuviera que ir pasando una serie de niveles para acercarse cada vez más a su objetivo. Por supuesto, entre medio, hay de todo: brujos, encantamiento, príncipes tiranos, duelos, pasadizos secretos y demás, por lo que casi no tienes tiempo de aburrirte. Ahora bien, una cosa es que el ritmo sea ágil y que no pierdan el tiempo con tonterías, y otra que lo que te cuenten sea siempre interesante. Seguro que a las chicas les gustó muchísimo más esta peli, e imaginarse que son como la protagonista de “La princesa prometida”, rescatada por el galán de turno y viviendo escapadas románticas y tal. Evidentemente, no es que sea el no va más de los héroes en plan machote pero, como os digo, se deja ver.


    Otra cosa que recuerdo de “La princesa prometida” es que el humos de algunos trozos era gracioso, pero un poco chorra. Por ejemplo, lo que pasa cuando el enmascarado quiere liberar a la princesa de uno de sus captores y le propone jugarse la libertad de la muchacha haciendo una especie de ruleta rusa pero con copas de vino envenenado; o como cuando Iñigo de Montoya (que tiene la misma pinta de hidalgo español que yo de fraile capuchino) se encomienda a su padre muerto para que guíe su espada y, así, poder encontrar un pasadizo que los lleve hasta el interior del castillo, y la encuentra de chiripa al apoyarse en el tronco de un árbol.


    En fin, pues eso, que “La princesa prometida” es una peli entretenida, para pasar un rato distraído, pero que le debe su fama más al cariño que puedan sentir los que la vieron en su momento y les marcó, que no lo que puedas sentir si la ves ahora. De todas formas, es una película entretenida, de esas que si la pasan por la tarde después de comer y empiezas a verla, te engancha. Aunque poco más.