martes, 6 de diciembre de 2011

CINE DE LOS 80: "EL PRÍNCIPE DE ZAMUNDA"


TÍTULO: EL PRÍNCIPE DE ZAMUNDA

DIRECTOR: JOHN LANDIS

REPARTO: EDDIE MURPHY, ARSENIO HALL, JOHN AMOS, SHARI HEADLY, JAMES EARL JONES

DURACIÓN: 111 min.

AÑO: 1988

GÉNERO: COMEDIA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Después de que, en 1984 se estrenara con un triunfo arrollador la primera entrega de "Superdetective en Hollywood" y de que, tres años después llegara su también exitosa secuela, Eddie Murphy se vio en el complicado compromiso de conseguir demostrar que podía ser una estrella que arrastrara al público en masa a los cines sin tener que recurrir a una nueva entrega de las aventuras del detective Axel Foley. Su anterior propuesta, "El chico de oro - The golden child, 1986", si bien no se podía considerar para nada un fracaso comercial, sí que se había mantenido alejada de las impresionantes cifras de los anteriores largometrajes en los que había participado. Parece ser que, por este motivo, Murphy decidió reencontrarse con el director que había participado en su primer gran éxito dentro del mundo de la comedia: John Landis. De esta forma, tomando como punto de partida un argumento original del propio Murphy, ambos comenzaron a desarrollar una simpática comedia de buenas intenciones que acabaría convirtiéndose en uno de los grandes éxitos de la temporada, y en una de las cinco películas más taquilleras en el año de su estreno.


    El príncipe Akeem (Murphy), hijo del soberano Jaffe Joffer (Jones), monarca de un importante país africano, cumple veintiún años, por lo que llega el momento de escoger una esposa. Agobiado por las restrictivas normas de su reino para conseguir tal propósito, Akeem decide viajar a los Estados Unidos para conseguir por sus propios medios conocer a una mujer con la que compartir el resto de su vida. Así pues, junto a su inseparable asistente, Semmi (Hall), se desplaza a Nueva York para, en el barrio de Queens, pasar desapercibido y conseguir sus propósitos. Los líos comenzarán cuando tanto Akeem como Sammi traten de integrarse en un tipo de sociedad que les es totalmente desconocida.

    Evidentemente, en un tipo de comedia como ésta, carente de cualquier tipo de sofisticación, la mayor baza es la capacidad de Murphy para hacer del todo suya una historia que se sustenta gracias a sus constantes "gracias". No se trata de un humor elaborado en exceso aunque, si bien haya que reconocerlo, el don del cómico estadounidense para hacer divertidas las situaciones más descaharrantes queda más que demostrado (ver la llegada a Nueva York, en la que no sólo les saquean sus pertenencias, sino que parecen estar encantados de ello), dando así lugar a situaciones cómicas destinadas a provocar la risa fácil en el público (como cuando Akeem, que desconoce el significado de la expresión que te jodan no para de repetírselo a todo el mundo, pensando que es una frase de cortesía, o en cada una de las repetidas veces que tratan de integrarse con los neoyorquinos a base de comentarios totalmente desubicados).


    Por su parte, John Landis se limita a mover la cámara con cierta impersonalidad, pues tanto él como su principal protagonista saben quién es la estrella de la función. Así pues, escenas como todas las que tienen lugar entre el Akeem y Sammi con otros diferentes (a los que los mismos actores también dan vida) no acaban resultando tan sorprendentes como cabría esperar, o que el final, además de predecible -casi a los diez minutos de comenzar el film- resulte un tanto bobo. No obstante, lo que sí hay que admitir es que, a pesar de rozar las casi dos horas de duración, la simpatía de Murphy se despliega a lo largo de todo el metraje, consiguiendo que el público se distraiga con las tontunas que le suceden a los múltiples personajes a los que interpreta -incluyendo a un anciano de raza blanca-. Eso sí, que la calidad de la película esté a la altura de su supuesta gracia, ya es harina de otro costal.



  • MR. HYDE DICE:

  • Pues sí, no es que "El príncipe de Zamunda" sea nada del otro mundo, pero al menos es de las pelis que hacía Eddie Murphy que merecía la pena ver porque te reías y tenía sus golpes simpáticos (porque lo que es ahora, el colega hace cada mierda que flipas). Yo recuerdo verla en la tele de muy pequeño y troncharme con las chorradas que se le ocurren a Murphy, haciendo de tropecientos personajes él y otros tantos el pollo que lo acompaña en su viaje a Nueva York. Eso sí, supongo que si la volviera a ver hoy en día me reiría más por el recuerdo que tengo de esta peli que no porque me parezca una pasada.


    De todas formas, como dice el pedantillo de arriba, hay que reconocerle el mérito a la peli, porque "El príncipe de Zamunda" no solo no aburre, sino que te hace pasar la mar de distraído un rato. Por supuesto, no pagaría lo que costaría hoy verla en cine, pero no quita para que si la pasan por la tele estas navidades, considere que es una buena opción para ver una peli con la que me lo pasé pipa en su día. De los momentos así más divertidos que recuerdo son cuando se quieren hacer pasar por unos cualquieras, pero allá donde van no pueden evitar dar el cante (cuando impiden un atraco a la hamburguesería en la que trabajan porque demuestran ser poco menos que Bruce Lee, o como cuando uno de los súbditos de su reino lo reconoce por la calle y se pone a hacerle reverencias como un loco), o en los momentos en que su inocencia les hace meter la pata con el resto de la gente (sus conversaciones con el jefe de la misma hamburguesería, con la hija de éste de la que Murphy está enamorado, o cuando se van a conocer mujeres a un bar). Mención especial merece ese trozo, al principio de todo, en que lo están duchando entre un huevo de sirvientas y una le anuncia que el pene real ya está limpio, jejeje.


    En fin, que quienes no hayan visto "El príncipe de Zamunda, pues supongo que sí se la recomendaría, pero teniendo en cuenta que la peli no les va a enseñar nada nuevo, aunque sí conseguir pasar un rato agradable. También es cierto que es de las pocas de Eddie Murphy que se aguanta hasta el final sin ponerse nervioso, pero que tampoco es para tanto. Simpática y graciosilla, pero poco más (aunque me sé de un joven aprendiz que aún se descojona cuando la ve... pero luego piensa que ciertas películas son un petardo. ¡Señor, cuánta ignorancia!).