TÍTULO: DEEP BLUE SEA
DIRECTOR: RENNY HARLIN
REPARTO: SAFFRON BURROWS, THOMAS JANE, L. COOL JR., SAMUEL L. JACKSON, STELLAN SKARSGARD, MICHAEL RAPPAPORT
DURACIÓN: 105 min.
AÑO: 1999
GÉNERO: AVENTURAS
Los monstruos y criaturas fantásticas y temibles llevan formando parte de la historia desde hace casi cine años. Desde el comienzo del séptimo arte, los más variados tipos de películas han retratado los estragos causados por gorilas gigantes (todas las versiones de “King Kong”), lagartos mutantes (las versiones niponas de Godzilla, incluyendo una desafortunada versión norteamericana), o extraterrestres de lo más amenazante (donde se incluyen todos los “alien”, “depredadores”, etc.). Sin embargo, por mucho que se diga que estas películas de monstruos hayan estado presente en las películas durante años, no se puede negar que, en lo que a las criaturas marinas se refiere, fu el gigantesco escualo de Steven Spielberg el que sentó cátedra. Desde entonces, no ha habido ningún largometraje centrado en aventuras acuáticas que no muestre algún tipo de influencia de este largometraje, o que trate de mantener el nivel de tensión alcanzado por aquel. Por ello, cuando se estrenó “Deep Blue Sea”, no fueron pocos los que pretendieron ver en esta entretenida película una singular mezcla de “Tiburón – Jaws, 1975” y “Aliens, el regreso – Aliens, 1986”. Y, aunque no les falte parte de razón, sí es cierto que esta influencia se encuentra tan solo en su argumento puesto que, desde el punto de vista de la puesta en escena, la cosa cambia sustancialmente.
La doctora McCallister (Burrows) defiende ante el consejo de administración de una empresa farmacéutica los éxitos alcanzados por un proyecto de investigación médica que ha estado desarrollando en unas instalaciones submarinas. En ellas, la doctora afirma haber encontrado un remedio viable para la cura del Alzheimer, gracias a un tratamiento genético realizado con tiburones. Ante el escepticismo del consejo, uno de los miembros, Russell Franklin (Jackson) accede a visitar las instalaciones y ver con sus propios ojos esos avances, por lo que se organiza una pequeña demostración. Sin embargo, el grupo de científicos, entre los que se encuentran el cuidador de los tiburones, Carter (Jane), el cocinero del laboratorio, Predicador (Cool Jr.), o el doctor Withlock (Skarsgard), no contaban con que sus experimentos con los cerebros de los tiburones han convertido a estas criaturas en depredadores mucho más inteligentes. Será gracias a esta ventaja que los tiburones aprovecharán para provocar un terrible accidente que deje incomunicados a los protagonistas, obligándoles a participar en una carrera contrarreloj para poder salir de nuevo a la superficie.
El director Renny Harlin, tras un prometedor comienzo en los Estados Unidos con cintas de acción como la segunda parte de “Jungla de cristal” o una de las mejores y más entretenidas cintas de Sylvester Stallone (“Máximo riesgo – Cliffhanger, 1993”), se puso al frente de una serie de proyectos fallidos que hicieron pensar a más de uno que su habilidad para filmar películas de acción había sido flor de un solo día. Sin embargo, con “Deep blue sea” demostró que seguía plenamente en forma, ya que el resultado es un largometraje trepidante, lleno de emoción y que no da un respiro al espectador desde el momento en que la acción se traslada al laboratorio submarino (hecho que sucede a los diez minutos de dar comienzo el film).
Contando con un acertado casting, “Deep blue sea” suple las insuficiencias de un guión casi inexistente con dosis perfectamente calculadas de suspense y acción, lo que le da a la película ese ritmo trepidante del que hablábamos antes. Evidentemente, el mayor atractivo del film son las “actuaciones” de los escualos, de los que el público está pendiente en todo momento con el fin de imaginar de qué forma podrán los protagonistas zafarse de ellos, cómo conseguirán volver a la superficie y, sobretodo, cuál de todos ellos irá muriendo víctima de los tiburones.
“Deep blue sea”, con todos sus defectos (actores más preocupados por figurar en los créditos que por interpretar, acumulación de frases tópicas, personajes estereotipados, etc.), es un espectáculo entretenidísimo. Harlin se preocupa porque, una vez que los protagonistas acceden al laboratorio, cada episodio en los que se podría dividir el largometraje posea el ritmo non-stop más conveniente. Así, desde el ataque que tiene lugar en el laboratorio, pasando por el accidente del helicóptero que traslada a un herido, y continuando con la huída de los supervivientes a través de los diferentes niveles de la plataforma submarina, “Deep blue sea” no da ni un minuto para respirar. Así pues, a pesar de que la historia ya haya sido mostrada con anterioridad, no deja de ser un verdadero festín de situaciones límite, momentos inesperados (ver la interrupción que hace la aparición de un tiburón en mitad del discurso de uno de los personajes, o el sacrificio que tiene que hacer otro de los protagonistas para salvar al resto). Además, otra ventaja es que, en su afán por hacer del film una película trepidante, no han recurrido al típico montaje acelerado más propio de las aventuras de Jason Bourne, sino que toda la acción está plasmada de forma que el espectador no queda abrumado por las violentas imágenes, sino que tiene la oportunidad de recrearse con la tensión que se acumula en ellas. En resumidas cuentas, un entretenimiento de primera categoría.
Vaya por delante que estoy mosca con Jekyll porque no me ha dejado ponerle cuatro estrellas a esta peli. ¿Se las merece? Pues no tengo ni guarra, pero lo que sí sé es que me lo pasé de fábula viéndola, que me divertí como un niño saltando en los charcos cuando llueve, y que me la he visto, desde la primera vez, unas cuatro o cinco veces más. Y no tengo ni idea de si es bueba, si el director esto o si el director lo otro. Sé que a mí me pirró desde el minuto uno hata el final (impredecible total), y que se la recomiendo a todos los que se lo quieran pasar de miedo durante casi dos horas.
Es cierto que la peli, además de un aire descarado a "Tiburón", también cuenta la misma historia que ya hemos visto antes, en el que un grupo de pringadetes tiene salvar el culo escapando de unos bicharracos (tiburones Mako, dicen que se llaman), que los quieren convertir en su cena. También es ciero que algunas frases que sueltan los actores como "¡Tenemos que permanecer todos juntos!" o "¡Maldita sea, no hagas estupideces!", que ya habrán utilizado en otras mil quinientas películas del mismo palo. Pero, con todo y con eso, qué queréis que os diga, aparte de que yo me lo sigo pasando teta cada vez que la veo. Ah, y atención a la música, que es una caña.
Tiene momentos espectaculares: el accidente del helicóptero, la rotura del cristal del laboratorio (mejor no queráis saber qué utilizan los tiburones para cascarlo), el ataque al negro simpático en la cocina, la huída por el hueco del ascensor o, sobretodo, toda la caza final en la superficie. Lo sigo recordando y me entran ganas de volver a verla. Como ya os digo, no puedo ni afirmar ni desmentir que sea una buena película. Es más, me la pela, que no soy ningún experto en temas de cine. Pero lo que sí os puedo decir es qué me gusta y por qué. Y "Deep blue sea" te hace pasar dos horas con el culo pegado al asiento y casi sin parpadear, que es lo que yo quiero cuando me pongo a ver una peli para que me distraiga. Y, si además de hacérseme súper corta me quedo con ganas de volver a verla, pues mejor que mejor. Luego, que cada uno le ponga las estrellas que quiera. Yo le doy cuatro, ¡ea! ****