DIRECTOR: GEORGE MILLER
REPARTO: DIBUJOS ANIMADOS
DURACIÓN: 100 min.
AÑO: 2011
GÉNERO: ANIMACIÓN
Tras el éxito cosechado por la primera parte, hace ya seis años (Oscar a la mejor película animada del año incluido), era más que obvio que "Happy feet 2" no tardaría en ser una realidad. Así pues, tras un paso más bien discreto por las carteleras de todo el mundo, ya sale en alquiler esta secuela, en la que repiten la práctica totalidad de personajes que ya aparecían en el título original (que no los mismos actores que los doblaban en aquella), incluyendo nuevos y dicharacheros personajes, y aventuras algo diferentes a las que ya conocíamos. El australiano George Miller vuelve a sentarse en el sillón de director antes de, según se comenta, comenzar a rodar la cuarta parte de su clásico del cine apocalíptico "Mad Max".
Mumble y Gloria, después de las aventuras vividas hace unos años, ahora son padres del pequeño Eric, que no acaba de encontrar su lugar dentro de la manada a causa de su torpeza para bailar. Enfadado a causa del ridículo que siente que hace enfrente de los demás pingüinos, decide escaparse de la manada de los emperadores en compañía del alocado pingüino Ramón para vivir nuevas aventuras donde no se burlen de él. Así conocerán a un pingüino muy particular llamado Sven, capaz de volar, y a un fanfarrón león marino llamado Kryll. Sin embargo, mientras esto sucede y Mumble acude en su búsqueda, un movimiento de las placas de hielo asila por completo a la manda de los emperadores, impidiéndoles salir de la cuenca en la que se hallan. Además, paralelamente, Will y Bill, dos gambas que no se resignan a nadar siempre dentro de su banco, lo abandonan con el intención de evolucionar de forma diferente, viviendo así muchas más aventuras de las que hubieran podido imaginar.
Lo que hacía del primer "Happy feet" un film original era, precisamente, la presentación de una animación mucho más luminosa y dinámica a la que estábamos acostumbrados, ya la acertada mezcla de números musicales (bailes incluidos) dentro de una acción que no sólo no la entorpecía, sino que la ayudaba a avanzar y a hacer más simpática la puesta en escena. Por lo visto, con el ánimo de no repetirse más de la cuenta (algo de lo que deberían tomar buena nota los señores de Dreamworks, que exprimen a la gallina de los huevos de oro hasta que el espectador queda no saciado sino empachado del todo), los responsables de "Happy feet 2", sin escatimar a la hora de dar vida a las nuevas aventuras de Mumble y sus amigos, han querido alejarse un poco más de aquello que relataba la primera parte y, por desgracia, han sido los números musicales los que se han visto afectados por esa variación, en favor de un guión que no se encuentra a la altura de lo que sus responsables pretenderían.
Así pues, si bien la animación vuelve a ser excelente, en especial en los planos de masas, donde la cámara no solo no se está quieta, sino que el público queda fascinado por la fotografía (los bailes conjuntos de la manada de emperadores del comienzo, o las sacudidas en el hielo de los leones marinos y las gambas) y por el ritmo de constante acción que tiene la película, gracias en parte a la división del argumento en dos bloques: el de los pingüinos atrapados en una gran extensión de hielo sin salida, y el de las gambas que abandonan su banco (el más acertado y divertido pero, también, mucho más breve que el otro).
En resumidas cuentas, "Happy feet 2" no consigue que el espectador retenga en su memoria la misma sensación de simpatía que la primera parte, ya que éste film aboga más por el predominio de la palabra y diálogos (todos ellos muy moralizantes: comprensión, tolerancia, amistad, etc.) en detrimento de la acción y los bailes, elementos que hacían del título original el largometraje tan simpático que era. A su lado, "Happy feet 2" se deja ver sin mayores complicaciones y, según parece, es el título que sale en alquiler más destacado de la semana, y seguro que entusiasma a un público más joven e infantil. Aunque, como se suele decir, las comparaciones son odiosas, incluso cuando se trata de primeras y segundas partes.
No sé qué le pasa al cine de dibujos animado últimamente, pero las últimas películas así que he visto me han parecido una chorrada como un piano. Si la semana pasada ya decíamos que "El gato con botas - Puss in boots, 2011" no era nada del otro mundo, ahora, con "Happy feet 2" pasa tres cuartos de lo mismo. No es que la primera parte fuera nada espectacular pero, al menos, la idea del pingüino bailarín que decide darle a la pata en contra de lo piensen todos los demás pingüinos era bastante simpática y de lo más entretenida. Pero claro, como suele pasar en estos casos, una vez que ya te han contado la idea original -y han tenido mucho éxito porque, si no, para rato iban a gastarse la pela en hacer una segunda parte-, muy ingeniosa tiene que ser la continuación para que mole tanto como la primera parte. Y, de nuevo, eso no pasa con "Happy feet 2".
"Happy feet 2" es simpática y está muy bien hecha, eso no lo pongo en duda. De hecho, hay momentos que tienen así movimientos de cámara en plan panorámico para recorrer a toda la mana de pingüinos, o para las escenas con más acción que están hechas de coña. Pero claro, por muy bonito que sea el envoltorio, lo que importa de verdad es lo de dentro, y ahí es donde la peli cojea. La historia es una parida. Supongo que habrán querido salir con la vena ecologista, por aquello de que el hielo de los polos se derrite, y del desastre que son los estropicios que hace el petróleo cuando se sale de los barcos y tal porque, aparte de eso, el resto de lo que te cuentan en la película no interesa demasiado.
Vale que todo esté animado con sus correspondientes sesiones de baile pingüiniles (por cierto, muchísimos números musicales menos que en la primera parte), y que haya gags de lo más cachondos (el pingüino Ramón recitando como una metralleta todos sus nombres antes de estamparse contra el suelo, o lo cachondas que son las dos gambas con todas las movidas que les pasan al separarse de su banco). Pero lo que es la historia de lo que pasa y eso es un poco aburrida. Digamos que no hay ni la mitad de aventuras que en la primera parte, y eso, cuando vas a ver una peli de este tipo, es fundamental. Igual que la semana pasada decíamos que "El gato con botas" tiene una aventura cojonuda, pero que el argumento era un pollada, pues aquí pasa justo lo contrario.
Por supuesto, aparte de que la historia sea una chufla, como os digo, tiene sus momentazos para todos los públicos (a mí me sorprendió bastante, por ejemplo, el número musical que se casca el pingüino chiquitín -al que llaman "pelusa"- con su número de ópera así a capella delante del león marino, o la canción -muy bonita, por cierto- que le canta su madre cuando no puede estar junto a ella por culpa del iceberg, y que acaba cantando a coro toda la manada), haciendo que, obvio, los críos más pequeños se lo pasen bien con lo que hacen los pájaros bobos estos. Para el resto, como ya os he dicho antes, pues tampoco es que os vaya a parecer una maravilla pero, como es costumbre en estos días de vacaciones, si tenéis peques en casa a los que haya que entretener, "Happy feet 2" es una buena opción de entre las novedades de alquiler de esta semana. Aunque si también encontráis la primera parte y los nanos no se dan mucha cuenta, casi os la aconsejo más que ésta.