lunes, 20 de agosto de 2012

CINE CLÁSICO: "VACACIONES EN ROMA"

TÍTULO: VACACIONES EN ROMA

DIRECTOR: WILLIAM WYLER

REPARTO: GREGORY PECK, AUDREY HEPBURN, EDDIE ALBERT, HARTLEY POWER, MARGARET RAWLINGS

DURACIÓN: 114 min.

AÑO: 1953

GÉNERO: COMEDIA

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • A principios de los años cincuenta, William Wyler ya era toda una celebridad en Hollywood. El realizador de origen alemán no sólo había logrado importantísimos éxitos con largometrajes como "La señora Miniver - Mrs. Miniver, 1942" o "Los mejores años de nuestra vida - The best years of our lives, 1946" (ambas ganadoras del Oscar a la mejor película y dirección), sino que también parecía haberse consolidado como uno de los más reputados directores a la hora de filmar películas de gran carga emocional. Tal vez fuera por ese motivo que Wyler decidió ponerse al frente de un proyecto tan atípico en su filmografía como "Vacaciones en Roma", donde se alejaba del dramatismo de, por ejemplo, "La heredera - The heiress, 1949" y ofrecía un espectáculo deliciosamente entretenido. Gregory Peck y Audrey Hepburn son sus inmortales protagonistas, secundados por un no menos excelente Eddie Albert.

    La princesa Ann (Hepburn) es la primogénita de un importante rey europeo. En el transcurso de uno de sus viajes oficiales, al llegar a Roma, sufre una crisis de ansiedad al sentirse prisionera del protocolo real. Por ello, una noche, decide escaparse del palacio en el que se aloja y vivir un día de "libertad" y anonimato. Será entonces cuando conozca, por casualidad, a un periodista norteamericano llamado Joe Bradley (Peck), quien reconoce a la princesa y pretende conseguir una jugosa exclusiva a cambio de una importante cantidad de dinero. Para ello, necesitará la ayuda de su colega Irving (Albert), un paparazzi que persigue tanto como Joe el pellizco que les promete su editor. Sin embargo, durante ese día en el que acompañan a Ann por las calles de Roma, ambos se quedarán fascinados por la inocencia de la princesa, así como por su encanto natural y belleza.

    "Vacaciones en Roma" es un claro ejemplo de comedia romántica clásica perfecta. Es evidente que, a día de hoy, ha cambiado tanto la forma de rodar este tipo de producciones, como el tono de las mismas. Sin embargo, "Vacaciones en Roma" es un film imperecedero, pues está repleto de momentos únicos y secuencias mágicas, recogidos todos ellos a través de una puesta en escena fabulosa. Prácticamente todo está en su sitio: desde las maravillosas interpretaciones (la inocencia con la que Hepburn dota a su personaje, la caballerosidad extrema de Peck, o el cinismo con corazón de oro de Albert), de la excelente fotografía de Franz Planer con la que la Ciudad Eterna es vista como la más paradisíaca de las metrópolis, o el ingenioso libreto escrito a cuatro manos por Ian McLellan Hunter y John Dighton. Cada uno de estos elementos encaja en el conjunto a la perfección, ofreciendo al espectador uno de los pasatiempos clásicos más agradables de la historia del cine.

    Vista "Vacaciones en Roma", al público le resulta sencillo identificar cada uno de los momentos que la convierten en una película inmortal: el desastroso paseo en motocicleta por las calles de Roma (atención a cómo Joe consigue convencer a las autoridades de que la pareja quería casarse montada en el vehículo), la ruta turística que Bradley e Irving le hacen a la princesa por las calles de Roma (mención especial merece la visita a la Boca de la Verdad, y la broma que Bradley le gasta a Ann, pues ambos saben que son, en cierto modo, unos embusteros), etc. Pero, si merece la pena destacarse una secuencia por encima de las demás, sin duda es su inesperado y sensacional final. Sin ánimo de develar más de la cuenta, no sólo se trata de una resolución atípica dentro del género romántico, sino que consigue otorgarle a la película una coherencia y sensibilidad apasionantes (no se pierdan el juego de miradas entre Peck y Hepburn).

    En resumidas cuentas, "Vacaciones en Roma" es una película excelente, mítica dentro de su género y del cine en general. Un clásico a ser reivindicado y revisionado sin límite.

  • MR. HYDE DICE:
  • ¡Cuantísimo tienen que aprender los que creen que una comedia romántica son esos truñacos que hacen hoy en día! Vale que hay excepciones -aunque muy pocas-, pero nada que ver con una peli como "Vacaciones en Roma". Aquí, no se andan con chorradas ni con gilipolleces de esas que te hueles al kilómetro de qué palo va a ir, sino que toda la peli es tan amable y tan simpática que te quedas embelesado total con esa especie de cuento de hadas. Ahora os cuento por qué.

    "Vacaciones en Roma" me sonaba por la clásica imagen de los dos protagonistas subidos en una Vespa y paseándose por las calles de Roma, pero ni sabía de qué iba ni nada por el estilo. Y, a toro pasado, creo que es la mejor forma de verla, porque "Vacaciones en Roma" es una peli que sorprende. El argumento no es que sea de lo más original del mundo, pero es que los actores y la forma en que está hecha es tan bonita (sí, sé que suena cursi, pero ahora mismo no encuentro otra forma de explicarlo), con esa guía turística de Roma que es toda la película, que te quedas atontado con lo que te cuentan. Y si, además, le sumas la cara de no haber roto un plato en su vida que tiene la chica, pues ya lo redondeas.

    De todo el porrón de cosas que hacen de "Vacaciones en Roma" una película tan maja, creo que empezaría mencionando lo bien que te caen los personajes. Ni uno sólo es un antipático al que le quieras meter un sopapo -cosa rara en las pelis románticas-. Es más, el periodista, que se supone que es un marranaco al querer aprovecharse de la princesa para sacar una buena exclusiva, ni puede evitar ser súper simpático y encantador (fijaos si no cuando intenta colarle una trola a su jefe sobre lo de haber asistido a la rueda oficial de prensa en el palacio). Y tres cuartos de lo mismo se puede decir de su amigo periodista, al que el prota no para de tocar las narices para que sea discreto (me meo de risa con la escena en la heladería en la que el paparazzi quiere sacar fotos y el otro no para de hacer cosas para que sea más disimulado).

    Si a todo eso sumas que la princesa, en lugar de ser la típica fulana de barrio es más inocente que un corderillo, y que lo único que quiere es disfrutar de un día entero de libertad absoluta, pues hace que el resto ya vaya solo y casi sin esfuerzo. Además, hay tiempo para todo: tiene sus momentazos de comedia (cuando está colocada por el calmante que le han dado y no para de darle órdenes al periodista, o el pollo que monta la colega cuando pone media Roma patas arriba con su moto), de romance (por supuesto, cuando los dos protas se enamoran junto al río; o ese medio final en el coche, cuando están juntos por última vez), de escenas moviditas (el lío que se monta en el barco al que han ido todos a bailar cuando aparece la guardia real), y de drama (ese final tan cojonudo en la ruda final de prensa donde, por cierto, hay un periodista que dice que es del periódico "ABC" y otro de "La Vanguardia", jejeje).

    ¿Que hay cosas que se podrían mejorar? Pues claro, que decimos que la peli está bien, pero tampoco es para mear y no echar gota. Aunque, por suerte, por muy en blanco y negro que sea, y por mucha fama que tenga, "Vacaciones en Roma" es de esas películas que da gusto ver una tarde de domingo. Es simpática, amable y encantadora. De las que le puedes poner a tu chica, reacia por lo general a ver "pelis viejas", y pasar los dos un rato de lo más entretenido.