DIRECTOR:TIM BURTON
REPARTO:JACK NICHOLSON, MICHAEL KEATON, KIM BASINGER, JACK PALANCE, ROBERT WUHL, BILLY DEE WILLIAMS, PAT HINGLE, MICHAEL GOUGH
DURACIÓN126 min.
AÑO:1989
GÉNERO:AVENTURAS
Ya hemos comentado en alguna ocasión anterior el sello característico de la práctica totalidad de las películas de Tim Burton. Tal vez fuera por ello que, cuando se planificó la adaptación cinematográfica definitiva creada por el dibujante Bob Kane, uno de los candidatos más apropiados para ello fuera el realizador californiano. Al fin y al cabo, en su anterior y exitoso largometraje, “Bitelchús – Beetlejuice, 1988”, Burton fue capaz de crear toda una atmósfera neo-gótica de lo más característica, dejando bien claro que estaba perfectamente dotado para desarrollar una historia con personajes fuera de lo corriente, en medio de un monstruoso entorno de cuento. La elección no pudo ser mejor ya que, hasta el relanzamiento de la franquicia por parte del inglés Christopher Nolan (el cuál ha optado por un replanteamiento del súper héroe totalmente distinto al realizado para cualquier héroe de cómic hasta la fecha), el Batman de Burton tenía el honor de estar considerada como una de las mejores versiones acerca de las aventuras de un súper héroe. Más adelante veremos las claves de semejante éxito con mayor detalle.
Bruce Wayne (Keaton) es el hombre más rico de Gotham City. Sin embargo, tras su apariencia de joven millonario, Wayne se dedica a hacer justicia al margen de la ley, gracias al anonimato que le concede un sofisticado traje de hombre murciélago repleto de gadgets, con el que se hace llamar Batman. Uno de los mayores criminales de Gotham es Carl Grissom (Palance), cuya “mano derecha” es un peligroso psicópata llamado Jack Napier (Nicholson). Tras un aparatoso enfrentamiento entre Batman y Napier, éste cae a un tanque de ácido, quedando su rostro completamente desfigurado con una siniestra sonrisa por lo que, a partir de ese momento, pasará a ser conocido como Joker. Será entonces cuando, completamente trastornado, Joker ponga en jaque la seguridad de los habitantes de Gotham, dando rienda suelta a una serie de violentos actos que sólo Batman parecerá ser capaz de frenar. Para ello, contará con la ayuda de una guapa periodista llamada Vicki Vale (Basinger) y de su fiel mayordomo Alfred (Gough).
“Batman” es, por encima de todo, una película de Tim Burton. Éste ha contagiado a todo el largometraje de su espíritu y visión gótica y retorcida de la sociedad, que se ve traducida en descomunales edificios e interiores (el film se llevó el Oscar a los mejores decorados), sombrías ambientaciones (la ciudad se presenta como un amasijo de callejones humeantes y potencialmente peligrosos) y grandes psicópatas como jefes de bandas criminales. En, precisamente, este último apartado, en el que brilla con luz propia Jack Nicholson. Nicholson se apodera desde el comienzo de la pantalla, haciendo que su interpretación de Joker sea magnífica, tanto cuando éste no es más que un matón a sueldo (atención al momento en que se hace el duro con la mujer de su jefe, justo después de haberse acostado con ella), como cuando pretende matar a toda la ciudad (su entrada en el museo de Gotham o en el desfile mortal por las calles del centro son momentos que no tienen precio). Evidentemente, en comparación con la presencia de semejante villano, las actuaciones tanto de Michael Keaton como Batman y la de Kim Basinger como “chica del bueno” quedan ensombrecidas por la de Nicholson aunque, no obstante, ello no quita para que sean de lo más corriente (al fin y al cabo, no deja de sorprender la elección de Keaton como Batman, a pesar de que el actor resulta de lo más convincente).
Por lo demás, “Batman” está planteado desde el comienzo como un gran film de acción, más violento de lo que cabría esperar (el destrozo y posterior reconstrucción facial del rostro del Joker, el asesinato del jefe mafioso en su despacho, los estragos que hace el ácido en el rostro de la amante del Joker…) aunque, en muchas ocasiones, esa violencia se trata con un humor negro sorprendente (citar al respecto la muerte en directo de una periodista que ha consumido “productos Joker”, o aquella secuencia en la que Joker electrocuta a uno otro de los jefes mafiosos que se niega a someterse a sus reglas).
Ahora bien, violencia aparte, considerado desde un punto de vista más profundo, “Batman” es un retrato fascinante acerca de un hombre torturado por un pasado que no ha logrado superar, y que dedica todo ese odio a combatir la injusticia. Es, precisamente, ese odio canalizado el que le otorga su lado más humano y siniestro un film que, por fortuna, cuenta con una puesta en escena a lo grande. Burton no ha escatimado en espectacularidad a la hora de dar vida al héroe de cómic, y diseña con probada eficacia secuencias trepidantes (el rescate de Vicky y posterior huida del museo a bordo del batmóvil) y emocionantes (el enfrentamiento final entre Batman y Joker en lo alto de la catedral), cuando no, sorprendentes (el desfile de globos gigantes y lluvia de billetes por las calles de la ciudad). Sin duda, una de las mejores películas que ha sabido captar y plasmar la esencia del personaje de cómic en que se basa y, además, uno de los mejores y más entretenidos trabajos de Tim Burton.
Si alguno de vosotros quiere saber lo que es una peli de Tim Burton, “Batman” es el ejemplo más claro. Olvidaros de su lado más romántico (“Big fish – Big fish, 2003”), de sus mierdas descomunales (“El plantea de los simios – Planet of the apes, 2001”) y de sus paridas para toda la familia (“Charlie y la fábrica de chocolate – Charlie and the chocolate factory, 2005”, “Alicia en el país de las maravillas – Alice in wonderland, 2010”). De las películas así en plan gótico tenebroso que tanto le gusta hacer, “Batman” es, sin duda, la mejor de todas. Y, además, da la casualidad de que, también, una de las pelis de súper héroes más divertidas y guays que se han hecho. Evidentemente, no se pueden comparar los flipes de películas que ha hecho Christopher Nolan con ésta, básicamente porque Nolan no ha querido hacer pelis sobre un héroe de cómic, sino sobre una persona mucho más normal de lo que parece en un mundo mucho más normal de lo que parece. Así que, puestos a quedarse con una película de súper héroes que no sea ninguna de las dos últimas “Batman”, desde luego, me quedo con ésta.
A mí siempre me ha hecho gracia que pusieran a Batman con el resto de súper héroes, sobretodo teniendo en cuenta que es el único (o de los pocos) que no tiene ningún súpero poder, sino que todas las chuflas que hace es porque tiene más aparatejos en su traje que el Inspector Gadget. Además, de todos ellos, es el tío más sombrío que hay, siempre obsesionado con la muerte de sus padres, y con darles por la retambufa a los malos de turno. Ahora bien, a diferencia también del resto de malos de pelis de comic, él es (creo que junto con Spiderman) el que tiene que vérselas con tíos locos a más no poder, pero medio mutantes o con alguna cosa rara en su cuerpo. Y eso es algo que en esta versión de Tim Burton queda claro desde el momento.
Me gusta mucho de “Batman” que el malo empiece siendo una persona corriente –tarado perdido, sí, pero que no es un bicho raro como El Pingüino ni nada parecido-, que se transforma en Joker a causa de un accidente. Todo eso te lo enseñan en la peli en las escenas que más canguelo dan de todo (y eso que no ves nada de forma explícita), pero hace que aprietes el culete a base de bien en esa escena: el tío de espaldas con la cara vendada, los aparatos quirúrgicos ensangrentados, Joker rompiendo el espejo después de mirarse (sin que tú lo hayas visto aún), y luego apareciendo delante del que lo traiciona a contraluz para que no se le vea aún. De lo mejor de la película.
El resto de la peli está muy chulo, con mucha intriga y distraída a más no poder, aunque tiene un par de cosas que le quitan parte de su encanto. Para empezar, vale que Batman sea el señor de la noche y todo eso, pero es que la peli es demasiado oscura. Casi tanto que tienes que entrecerrar los ojos así como si fueras chino para distinguir qué pasa en algunos momentos (en la pelea final en lo alto del campanario de la catedral, casi tienes que intuir quién es quién, porque no ves un carajo). Lo segundo, que por mucho que quiera ser algo así en plan más realista, tiene cosas de película típica de súper héroes como, por ejemplo, lo del avión ese raro que tiene Batman con forma de murciélago (ni qué decir tiene que es cojonudo ese plano en el que se para a contraluz delante de la luna), o el pistolón de cuatro metros del Joker con el que lo derriba. En fin, sé que son tonterías que no hacen que la película sea peor, pero bueno, cantan lo suyo.
Otra cosa que llama la atención, es la mezcla rara que hacen con la ambientación. No quiero decir esos decorados imposibles llenos de estatuas gigantescas (¿os habéis dado cuenta de lo gigantesca que es la torre de la catedral?), sino que parece que la gente, coches, estilo de ropa, etc. sea más de los años cincuenta que no de finales de siglo XX. Fijaos que hasta las pistolas son de las de revólver, nada de automáticas. Es una cosa un pelín rara, pero vamos, que tampoco nada del otro mundo.
Por lo demás, os la aconsejo mucho. “Batman” es una película estupenda, con acción a tutiplén, y con la gracia suficiente como para que lo mejor de todo sea el malo (Nicholson, por mucho que sobreactúe, está que se sale) y, por supuesto, Kim Basinger, que sale guapa a rabiar. Así que, aunque las últimas pelis de Batman estén a años luz del resto, la de Tim Burton es, sin duda, una de las mejores. Incluso más de veinte años después de que se hiciera.