TÍTULO: EL PROFESIONAL (LEÓN )
DIRECTOR: LUC BESSON
REPARTO: JEAN RÉNO, NATALIE PORTMAN, GARY OLDMAN, DANY AIELLO
DURACIÓN: 105 min.
AÑO: 1994
GÉNERO: DRAMA POLICÍACO
El realizador francés Luc Besson ha demostrado, tanto en su más que prolífica faceta como guionista, como en las películas en las que se ha puesto tras las cámaras, que es posible hacer un cine entretenido, trepidante y con historias interesantes fuera de los Estados Unidos, pero con el aroma inequívoco de las producciones que allí se llevan a cabo. Esto quedo patente en uno de sus trabajos más internacionales: "Nikita, dura de matar - La femme Nikita, 1990", que no solo conoció un innecesario remake americano sino que, además, ha dado pie a una serie de televisión de la que aun hoy en día se siguen rodando nuevos capitos. Con el listón tan alto que se había colocado, Besson escogió para su siguiente trabajo como director, hacer una especie de continuación no oficial de uno de los personajes que aparecían brevemente en aquel largometraje: el de un asesino a sueldo (conocido con el sobrenombre de limpiador) que cumple escrupulosamente con sus misiones con una precisión casi milimétrica. El resultado fue "El profesional (Léon)", una fascinante historia policiaca, tremendamente violenta, en la que Besson le dio la oportunidad a uno de sus actores fetiches, Jean Reno, de hacer uno de los mejores papeles de su carrera, así como descubrir a la futura ganadora del Oscar a la mejor actriz, Natalie Portman.
Léon (Reno) es un asesino a sueldo que trabaja gracias a los encargos que le facilita Tony (Aiello), un mafioso italoamericano venido a menos que regenta un restaurante. Un día, Léon contempla como, a causa de un asunto de trafico de drogas, la familia que vecina que vive puerta con puerta con él es brutalmente asesinada a manos de unos policías corruptos, encabezados por el psicótico Stan (Oldman) quien, para más inri, es agente de la brigada de control de estupefacientes. La única que consigue escapar de la masacre es la hija pequeña de la familia, Mathilda (Portman), quien suplica a Léon que la acoja en su casa. Una vez acepta este, Mathilda descubre la verdadera profesión de Léon pero, sin embargo, lo que comienza siendo una situación tensa y poco deseada se torna en una relación de lo más enternecedora entre el frio y calculador asesino y la joven huérfana. Todo ello, amenazado por la presencia de Stan, que quiere dar con el paradero de la niña y acabar con ella para evitar testimonios inoportunos.
"El profesional ((Léon)" es una película muy bien construida. Desde ese comienzo de acción pura y dura en que se realiza la presentación del personaje de Léon (impecable la presencia de un inmejorable Jean Reno), pasando por el momento en que se introduce al personaje de una casi angelical Mathilda -el personaje podría definirse como un cruce entre la Lolita de Nabokov y la pequeña picara-, y por el casi inmediato asesinato de su familia a manos de un repulsivo Gary Oldman (tremenda su interpretación de policía psicótico). Además, no solo está muy bien construido el film, sino también los personajes: Léon empieza siendo presentado como una persona solitaria y muy distante pero que, luego, cuida de unas plantas, es incapaz de mantener una conversación normal sin sentirse violento y duerme sentado en un sofá; Mathilda es una joven descarrilada que encuentra en Léon la figura paternal que nunca ha tenido, y al que cambia casi de forma inconsciente, haciendo que afloren todas las emociones que el calculador sicario creía definitivamente olvidados.
Asimismo, hay que admitir que "El profesional (Léon)" cuenta con momentos verdaderamente magistrales: la secuencia en la que Léon contempla desde la mirilla de su casa el asesinato de Mathilda, la entrada en la comisaría de policía para liberar a la chiquilla de las garras de Stan o, muy especialmente, los increíbles últimos veinte minutos en que se produce el asedio de las fuerzas policiales especiales al domicilio de Léon -quien, por su parte, los va liquidando como si fueran moscas-. Pero lo que más sorprende es el final que Besson le imprime a la historia, un final duro pero justo en cierta medida, gracias al cual "El profesional (Léon) acaba siendo recordada como la estupendísima película que es. Violenta, dura, y directa. Pero, también, llena de ternura, amor -a su manera- y momentosmentos inolvidables.
Uff, pedazo de película. Se me pone la piel de gallina solo con ver el tráiler y recordarla. Es cojonuda de principio a fin. Ni es una peli de acción en plan explosiones y tiroteos por los cuatro lados (y mira tú que balas hay para dar y tomar), ni tampoco de esas en que el héroe parece indestructible y al que los malos no dan ni a medio centímetro de distancia. Aquí, el protagonista no es el típico ciclado lleno de músculos que da matarile a la peña sin despeinarse, sino que gracias a un impresionante Jean Reno hace que no solo te caiga bien sino que casi te alegres de que reparta estopa a base de bien. Del mismo modo que el policía que interpreta otro cojonudo y colgadísimo Gary Oldman no te puede caer peor (creedme si os digo que te pasas la película deseando que le metan una somanta de palos).
"El profesional (Léon)" está hecha como si quisieran demostrar que el personaje de limpiador es un ser humano de carne y hueso a pesar del trabajo que tiene. Al principio, cuando demuestra como es de bueno cumpliendo con uno de sus encarguitos y, cuando lo ves, te parece un tío frio, medio antipático y un tanto raro. Pero luego, de repente, te lo ves limpiando su casa, regando y cuidando sus plantas, o viendo películas de Fred Astaire, y te das cuenta de que no tiene nada que ver con la idea que te habías hecho al principio. Además, cuando se junta con la niña y empieza a hacerse cargo de ella, ya lo ves de una forma diferente, que es cuando empieza a caerte bien de verdad. Más que nada porque ves que le resulta extraño tener a alguien dependiendo de el por quien preocuparse y a quien animar después de todo el drama familiar que arrastra la chiquilla. Sobre esto, me quedo con ese momento en que trata de hacerla reír con una manopla en forma de cerdo, o como juega a disfrazarse de personajes de cine para ver quién de los dos lo adivina primero. Ahí, Jean Reno no puede estar más grande.
Y, ahora, viene justo lo contrario: el papel del malo. Hay actores que, por mucho que hagan de buenas personas o de tíos cachondos, no se quitan de encima la pinta de malos ni con agua hirviendo. Eso es lo que le pasa, por ejemplo, a Kevin Bacon, a Donald Sutherland y a Gary Oldman, que aquí hace de policía traficante y drogadicto con un realismo que casi asusta (a quien no se le hiele la sangre cuando se coloca justo antes de matar a la familia de la cría, es que tiene horchata corriendo por las venas... joer, que mal rollo da ese gesto en el que tuerce el cuello para tragarse la pastilla).
Si a todo esto le añades que "El profesional (Léon)" es una historia sobre la redención de un asesino a sueldo y la forma en que este descubre gracias a una niña lo que es sentirse apreciado de verdad, y le sumas secuencias de acción impactantes (todo el asalto final al bloque de pisos donde vive Léon), lo que te queda es una película estupendísima, trepidante, muy bien hecha y con unas actuaciones que acojonan por lo bien hechas que están. Es de esas películas que disfrutas viendo cada equis tiempo, por mucho que ya sepas como empieza y como acaba. El mejor trabajo de Luc Besson con diferencia. Muy, muy, muy recomendable. Pero eso sí, que no te caguen el final, que ya te digo yo que es de los que te impactan.