sábado, 3 de diciembre de 2011

CINE A DESCUBRIR: "DARK WATER"


TÍTULO: DARK WATER

DIRECTOR: HIDEO NAKATA

REPARTO: HITOMI KUROKI, RIO KANNO, MIREI OGUCHI, ISAO YATSU

DURACIÓN: 101 min.

AÑO: 2002

GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A finales de la década de los noventa, parecía que el cine de terror se encontraba en una etapa de estancamiento. En Estados Unidos, parecía haber “resucitado” con cierta fuerza la moda por las tendencias cinematográficas más propias del slasher adolescente (películas en las que un asesino desconocido –normalmente, enmascarado o disfrazado-) con films tan populares como la serie “Scream” iniciada por Wes Craven, o con las dos partes de “Sé lo que hicisteis el último verano”. Pero, por desgracia, dicho interés empezó pronto a mostrar señas de agotamiento cuando se empezaron a estrenar numerosos largometrajes de temática similar (las dos partes de “Leyenda urbana”, “Halloween”, o “La matanza de Texas”) que, a pesar de estar enfocadas, sobre todo, a un público adolescente, no acabaron de cosechar el éxito de éstos otros. Es por ello que, cuando el género de terror parecía irremediablemente abocado a una género más próximo al “susto” que al terror como tal, en Japón comenzaron a surgir una serie de largometrajes que, sin contar con elevadísimos presupuestos, se las ingeniaban para provocar sustos tremendos en las plateas, y contar historias que ponían los pelos de punta a los espectadores. De esta forma, el gusto por pasar miedo con una película, parecía hacer resucitado gracias a estas nuevas y originales propuestas. De los directores orientales especializados en esta nueva moda, el nipón Hideo Nakata es, casi con toda probabilidad, el referente más significativo ya que, desde que aterrorizara a las audiencias de medio mundo con su archiconocida “El círculo – Ringu, 1998”, cada nuevo proyecto en el que se ha involucrado no ha hecho sino aumentar las dosis de misterio y terror que se desprenden de sus historias. En el caso que hoy nos ocupa, “Dark water” es, con diferencia, no sólo una de las películas más terroríficas de su filmografía, sino también del reciente cine moderno y, por qué no admitirlo, de la historia del cine.


    Yoshimi (Kuroki), tras su divorcio, se muda, junto a su hija pequeña, Ikuko (Kanno), a un apartamento de las afueras de Tokyo. El edificio, un gigantesco bloque de hormigón, a pesar de su aparente robustez no disimula su antigüedad por lo que, cuando Yoshimi se queja al impasible portero (Yatsu) de una gran gotera que ha aparecido en su dormitorio, la reacción de éste es más bien de indiferencia. Sin embargo, una serie de circunstancias (la aparición de una extraña mochila roja de niña, los atascos en los grifos, sonidos de pasos...) hacen que Yoshimi que en el apartamento parece haber algo extraño que no consigue comprender del todo. Mientras tanto, la gotera, cada vez se va haciendo más grande, a lo que se una una extraña historia que Yoshimi escucha acerca de una niña pequeña, que vivía en su mismo apartamento, y que desapareció misteriosamente hace unos años.


    Desde el comienzo “Dark water” propone un juego al espectador: éste debe dejarse llevar por la historia que le proponen sus responsables y, a cambio, se le garantizan noventa minutos de intriga, misterio y, sobretodo, miedo. Ya desde los primeros minutos en que vemos esos flashback en los que una niña pequeña parece encontrarse sola en su escuela, el público ya intuye que no va a suceder nada bueno. Asimismo, la aparición del nuevo edificio en el que Yoshimi y su hija van a mudarse, mostrado bajo esa llovizna incesante no hace sino ir creando paulatinamente el clima de misterio en el que se va a tener lugar el grueso de la acción (atención al momento en que, mientras suben por primera vez en el ascensor, Yoshimi da por hecho que es su hija quien le coge la mano).


    A partir de aquí, Nakata se las ingenia para desarrollar la historia de una madre y una hija, cuya tranquilidad se ve amenazada por las constantes interferencias causadas por un “ser” que se manifiesta en el momento más inesperado, y de forma totalmente inocente (esa mochila roja de la que parece imposible deshacerse, las primeras manchas de humedad en el techo, los ruidos de puertas que se abren y cierran, etc.). No obstante, es a partir de la mitad del metraje cuando Nakata hace avanzar verdaderamente esa historia moderna de fantasmas, no necesitando ya recurrir a meras insinuaciones sino que prefiere empezar a mostrar aquello que ha ido intrigando a los personajes (citar al respecto la secuencia en la que Yoshimi sube a la azotea siguiendo a lo que cree que es una niña, hasta que descubre el depósito de agua que hay allí). Lo que llama la atención de esta decisión, es que funciona de maravilla, reforzando la sensación de miedo que se ha acumulado hasta ese momento.


    No obstante, es en su tercio final cuando Nakata pisa el acelerador a fondo, haciendo que el público se agarre con fuerza a las butacas. Desde el instante en que el apartamento de Yoshimi comienza a inundarse (impresionante la secuencia de esa bañera desbordad teñida de negro en la que parece haberse perdido su hija), hasta la indescriptible secuencia en el ascensor, donde tiene lugar uno de los momentos más terroríficos visto en años. Lástima que, “Dark water”, en su clímax no consiga seguir a la altura del ritmo creciente que ha mantenido hasta ese final aunque, por otra parte, tampoco se le puede pedir mucho más a un largometraje que ha conseguido poner los pelos de punta a los espectadores de esa forma. Por consiguiente, “Dark water” se acaba confirmando como una de las películas de terror más efectivas y bien construidas hasta la fecha, exponente del mejor cine de miedo (que no de sustos) filmado hasta hoy. Sobresaliente y aterradora. No se puede pedir más.



  • MR. HYDE DICE:

  • Comprendo perfectamente el flipe que tiene Jekyll con “Dark water”. Los dos la vimos en una filmoteca bastante cochambrosa, en una pantalla no muy grande, pero con la sala a reventar de gente. Y os puedo asegurar que el miedo que pasamos allí no lo había pasado yo nunca viendo una peli. Ni siquiera con “El resplandor - The shining, 1980” que, hasta ese momento, era la que más de punta me había puesto los pelos. La vimos en versión original subtitulada, cosa que os recomiendo sin dudarlo, más que nada porque luego volví a verla en castellano y el doblaje es bastante lamentable –de hecho, al momento final en el ascensor se le quita todo el canguelo sólo con la voz con la que grita la tiparraca-.


    La putada de “Dark water” es que, para verla a día de hoy, ya le falta esa novedad que tenían las pelis de miedo japonesas cuando empezaron a salir. Ahora ya, rara es la peli de miedo que no tiene que ver con niñas cabizbajas que tienen todo el pelo tapándoles la cara. Si te pones a contar, tienes las dos partes de “The ring”, “Llamada perdida”, y “El grito”, así que si ninguno ha visto una de este tipo, pues mejor para él, porque el resto pensarán que es lo que ya les han contado mil veces antes. Supongo que es como ver las últimas partes de “Scream” y compañía, donde la que te acojonaba era la primera, pero una vez que te lo han contado ya hasta aburrir, ni te asustas ni nada (más bien te despelotas de la risa). Es más, hasta el propio director es el que hizo la versión americana de “The ring 2 (La señal 2) – The ring 2, 2005”, o sea que imaginado cómo estará el patio para que, hasta el mismo pollo que ha bordado su propia película, la tenga que volver hacer para que la vean los yanquis.


    Pero bueno, que nada de eso tiene que ver para que “Dark water” sea una peli que te pone los cataplines de corbata. Primero, porque la historia es más de misterio que no de hacer que saltes del sillón y, segundo, porque no se andan con chuflas de casas malditas, fantasmas de peña asesinada ni polladas por el estilo. Aquí, más que fantasmas hay apariciones –por llamarlas de alguna forma-, que no quieren acojonar a los protagonistas porque sí, sino que es como si una historia que han empezado a contar no hubiera acabado, sino que quisiera seguir pero con otras personas. Bueno, creo que me estoy haciendo la picha un lío, así que será mejor que la veáis vosotros mismos y saquéis las conclusiones que os parezcan.


    Eso sí, agüita con la escena del ascensor al final de la peli, que ahí es donde Jekyll casi se cae del asiento del cagancho que le entró. Lo que parece es que los japos le han cogido gusto a eso de meterle miedo a la peña en el cuerpo dentro de un ascensor, porque ahora me acuerdo también de otra peli japonesa (o taiwanesa, no lo sé muy bien…) llamada “The eye – Gin gwai, 2002” en la que hay un trozo en el que una ciega sube en un ascensor y empieza a notar como que hay alguien detrás de ella. No es que llegue al nivel de “Dark water”, pero me hizo acordarme de ella. En fin, que os aconsejo que no os perdáis esta película, porque si ya la veis con las luces apagadas y en una buena tele, la caquita en el culete está asegurada.