martes, 15 de noviembre de 2011

CINE DE LOS 80: "ABYSS"


TÍTULO: ABYSS

DIRECTOR: JAMES CAMERON

REPARTO: ED HARRIS, MARY ELIZABETH MASTRANTONIO, MICHAEL BIENH, KIMBERLY SCOTT, TOD GRAFF

DURACIÓN: 138 min.

AÑO: 1989

GÉNERO: CIENCIA FICCIÓN

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A estas alturas, no son muchos los que no piensen que James Cameron es un gran cineasta. Evidentemente, no tiene sentido comparar la aportación del cineasta canadiense al séptimo arte con la de otros genios del cine como los grandes clásicos, o algunos de los “genios modernos” (Kubrick, Coppola, Scorsese, Spielberg, De Palma…). Pero, de lo que no cabe duda, es de que cada largometraje nuevo que se estrena, en el que Cameron se encuentra tras las cámaras, es un acontecimiento casi único: los efectos visuales asombran a propios y extraños, el ritmo es trepidante desde el comienzo hasta el final, las historias (que no los guiones) atrapan por completo al espectador y, todo ello, se traduce en descomunales ingresos en las arcas de sus productoras. Desgraciadamente, la calidad final de sus largometrajes no siempre hace justicia a la revolución visual que se incluye en ellos –“Abyss” es, precisamente, un buen ejemplo de ello- aunque, no obstante, esto no significa que no resulten distraídos y muy entretenidos

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    Virgil 'Bud' Brigman (Harris) es un especialista del fondo oceánico, donde trabaja para una empresa petrolífera, a cientos de metros pajo el agua, y desde el interior de una gigantesca plataforma. Tras la colisión de un submarino de la marina estadounidense, y mientras en la superficie se avecina una espantosa tormenta, las fuerzas armadas envían a un grupo de marines, dirigidos por el teniente Coffey (Biehn), a la plataforma para que Bud los ayude a localizar y extraer las cabezas nucleares que transportaba en su interior. La operación la supervisa Lindsey Brigman (Mastrantonio), ex-mujer de Bud, y con la que éste mantiene una compleja relación de amor odio. Sin embargo, una vez bajo la superficie, tanto el grupo de científicos como los militares descubrirán la existencia de una extrañas criaturas de origen extraterrestre. No obstante, la reacción de los militares y de los cinetíficos no será la misma, hecho que provocará importantes enfrentamientos entre ellos.


    A pesar de que hoy casi se considera una película de culto, y de la revolución visual que supuso en el momento de su estreno, lo cierto es que “Abyss” sigue considerándose como el pinchazo en la carrera de James Cameron. Cierto es que carece del encanto y atractivo inicial de otras propuestas del realizador, pero sería injusto calificarla de fracaso, ya que “Abyss”, a pesar de su extensa duración y de lo predecible que pueda resultar por momentos su argumento, no deja de ser un espectáculo visual fascinante. El buen saber hacer de Cameron no se limita tan sólo a las escenas de complicados efectos especiales (que, por otra parte, son asombrosos), sino al dominio de la acción por encima de situaciones tópicas y, en algún que otro momento, un tanto absurdas –la persecución a muerte entre los dos mini submarinos es trepidante, pero no deja de tener poquísimo sentido-. Así pues, podríamos destacar secuencias tremendas como aquella en que el Lindsey se ahoga deliberadamente para que Bud la pueda trasladar hasta el interior de la base submarina y reanimarla una vez allí, la primera aparición del brazo de agua recorriendo los pasillos de la base submarina, la prueba del sistema de respiración consistente en “inundar” los pulmones de un líquido especial o, por supuesto, todo el final, desde el descenso de Bud al fondo del abismo hasta el encuentro final con los alienígenas.


    Como ya hemos apuntado antes, “Abyss” es una maravilla visual. Pero, aparte de los trucajes visuales, quien merece la pena una mención especial es el director de fotografía de origen sueco Mikael Salomon . Solomon, también responsable de la magnífica fotografía de otras películas dirigidas por Steven Spielberg (“Always (para siempre) - Always, 1989”) o Ron Howard (“Llamaradas - Backdraft", 1990, "Un horizonte muy lejano - Far and away, 1992”), lleva a cabo un trabajo impecable, siendo capaz de retratar el fondo marino de las más diversas formas según lo exige la historia en cada momento: misterioso para la parte inicial del accidente del submarino y la secuencia de rescate de los misiles, amenazante para escenas de acción como la persecución de los mini submarinos y el descenso de Harris al abismo, o grandilocuente para el festival luminoso del tercio final. Asimismo, también sería injusto dejar de lado la labor de los técnicos encargados de los efectos especiales del film, ganadores del Oscar por su fantástico trabajo, y que fueron capaces de hacer creíbles todas y cada una de las escenas –incluyendo, muy especialmente, aquellas del tercio final del largometraje-.


    Para finalizar, concluir nuestro comentario acerca de “Abyss” recomendando vivamente la visión de la versión extendida que roza las tres horas. A pesar de su extensa duración, el desarrollo de la historia está mucho mejor realizado y la conclusión deja bien atados todos los cabos que, en la versión comercial proyectada en cines en el momento de su estreno, provocaba la precipitación de todas las conclusiones. “Abyss” no es ni “Terminator 2. El juicio final - Terminator 2. Judgement day, 1991”, ni “Titanic - Titanic, 1997” ni “Avatar - Avatar, 2009”, pero tampoco lo necesita para ser un gran espectáculo y muy bien filmado. No se le puede pedir más.



  • MR. HYDE DICE:

  • Hay dos formas de ver “Abyss”. La primera, que es la que yo os recomiendo, sin prisa y con tiempo para pasárselo bien, sabiendo que es una película de ciencia ficción y sin exigirle demasiado a la historia porque, al fin y al cabo, el guión es una mera excusa para enseñar imágenes de efectos especiales acojonantes. La segunda, que no apoyo para nada, es queriendo juzgarla por su historia (esa especie de alegato antimilitarista), y considerando que poco más de tres horas para contar lo que te acaban contando es un timo, aún más cuando piensas que hay marcianos de por medio. Yo, casi siempre, me decanto por la primera forma, que es la que me permite pasármelo mejor viendo una peli. Y así es como lo hice con “Abyss”. ¿Qué no es “Terminator”? Evidente. Que no es tan entretenida como “Avatar”? Bueno, pues podría ser –porque la de los bichos azules también tiene trozos que se hacen eternos-. Pero de lo que no hay duda es de que “Abyss” es una pasada de efectos especiales y que, para durar lo que dura, se te hace entretenida, estás en tensión, y la flipas con el final.


    Desde luego, no es lo mejor que le he visto a James Cameron. De hecho, en honor a la verdad, hasta me pareció por momentos que “Abyss” era un pelín demasiado ambiciosa, como el pollo hubiera querido demostrar la caña que puede hacer por ordenador, y se le hubiera ido la mano en duración, en diálogos chorra y otras cosas más. Pero mentiría si dijera que no me encantó la película. A pesar de pasar el noventa y mucho por ciento de la peli bajo el agua, consigue mantener el interés suficiente para que tengas ganas de saber qué demonios es “eso” que está a tomar por saco de profundo, y que tiene luces por todos los lados. Y, evidentemente, que les den bien por saco a los nasíos pa matá, que lo único que quieren es reventarlo todo.


    Por supuesto, hay tópicos que se acumulan más que el botox en la cara de Belén Esteban: los militares son los malos malísimos de la función que siempre están con cara de perro y sólo van a lo suyo sin importarles un pimiento el resto de gente; los héroes están dispuestos a sacrificar su vida con tal de salvar una mierda de instalaciones submarinas, etc. Vale. Pero, además de eso, hay momentos impresionantes como esa especie de brazo de agua que se desliza por el interior de la estación submarina, o la persecución de submarinos entre Ed Harris y el miliar cabrón o, por supuesto, toda la parte final con esa ola gigante y el descenso hasta el fondo del abismo. Además, la fotografía es una pasada brutal, no sólo por cómo aparece el agua –casi se puede tocar- sino por cómo lo mezclan con las luces de los aliens (es una pasada, en serio).


    En fin, que a pesar de que dure tres horas, “Abyss” es una peli que recomiendo a quienes no la han visto aún y, sobretodo, a los que les gusta la ciencia ficción. James Cameron no es tonto, que sabe muy bien lo que hace, y cada duro que se ha gastado lo ha puesto en la pantalla. Además, la música es una pasada, con esas voces de coro que lo adornan todo. Vale que no salga Chuache reventándolo todo y diciendo “volveré”, pero no es inconveniente para que te quedes con la boca acierta viendo “Abyss”, independientemente de que haya ocasiones en que tengas la sensación de que la cosa no avanza o de que le sobra media hora fácil de película. Pecata minuta.