domingo, 15 de julio de 2012

CINE EN CARTEL: "EL PACTO"

TÍTULO: EL PACTO

DIRECTOR: ROGER DONALDSON

REPARTO: NICOLAS CAGE, GUY PEARCE, JANUARY JONES, JENNIFER CARPENTER, HAROLD PERRINEAU, JASON DAVIS

DURACIÓN: 104 min.

AÑO: 2011

GÉNERO: POLICIACO

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • El tema del justiciero callejero no es nada nuevo, y de aquellos que deciden tomarse la justicia por su mano cuando fallan los procedimientos policiales o legales, tampoco. De hecho, una de las figuras más representativas del justiciero callejero ya fue encarnada con convicción por Charles Bronson en "El justiciero de la ciudad - Death wish, 1974" (al menos, en la primera entrega, pues las sucesivas -hasta un total de cinco- son de lo más prescindibles), donde se aborda un tema muy similar al que desarrolla, de forma más torpe, el film que hoy nos ocupa. Asimismo, el mundo del cómic tampoco se ha librado de la figura del justiciero callejero, pues el personaje de Frank Castle, alias El Castigador (al que dieron vida Dolph Lundgren y Thomas Jane en sus respectivas versiones de 1989 y 2004, respectivamente), persigue constantemente a los responsables de la muerte de su familia. Ahora bien, en "El pacto", todos estos elementos se mezclan de una forma diferente, pues no es el protagonista quien, ante un terrible suceso que le ocurre a su esposa, decide tomarse la justicia por su mano, sino que éste delega en una misteriosa organización secreta la tarea de ajusticiar al delincuente que cree haberse salido con la suya. Tras las cámaras, se encuentra el veterano Roger Donaldson, decidido a demostrar que aún le queda mucho por decir en el género del thriller. Ahora bien, que lo consiga, es algo que discutiremos más adelante.

    Will (Cage) y Laura (Jones) son un matrimonio bien avenido. Él es profesor de literatura en un instituto y ella es violonchelista profesional. Tras salir de uno de sus ensayos, Laura es asaltada por un delincuente que la golpea y viola hasta dejarla inconsciente. La desesperación de Will mientras su mujer se recupera en el hospital es absoluta, pues se siente responsable en parte por no haber podido ayudarla. Es entonces cuando se le presenta un misterioso individuo llamado Simon (Pearce), y que le propone a Will "encargarse" de que el responsable del ataque a Laura sea castigado por ello. A cambio, Will tendrá que devolverles el favor en el futuro cuando se le necesite. Tras meditarlo unos segundos, Will acepta el trato que le propone Simon, y el violador es asesinado. Los problemas vendrán cuando a Will se le reclame la devolución del favor, para lo que tendrá que asesinar a un presunto pederasta llamado Alan Marsh (Davis).

    "El pacto" es una película de buenas intenciones. No nos estamos refiriendo a las motivaciones que impulsan a los personajes a comportarse como lo hacen, ni mucho menos, sino a lo que pretenden sus responsables. Donaldson trata de sacarle el máximo provecho al libreto de Todd Kickey y Robert Tannen, Cage procura estar convincente, Pearce paladea cada uno de los instantes del villano al que encarna, y el resto de elementos técnicos cumplen correctamente su función. Sin embargo, todo ello no consigue hacer que "El pacto" sea el film reflexivo e inquietante que podría haber sido. Lejos de ser una mala película, lo que sí resulta ser "El pacto" es vulgar, que es algo aún peor. En efecto, tras un arranque prometedor y una secuencia excelente en la que se sientan las bases de lo que es el corazón del largometraje (la impecable secuencia de la sala de espera del hospital, cuando Simon hace acto de presencia y comparte con Will una tragedia personal), el film cae en la trampa de lo previsible, limitándose a ser un batiburrillo de supuestos momentos de tensión (la primera misión que se le encomienda a Will, la secuencia del puente en la que se enfrenta a Alan, las indagaciones posteriores para averiguar quién era Alan en realidad) que no pueden ocultar el hecho de que estamos ante una historia completamente vacía.

    Y es que "El pacto" podría haber dado mucho más de sí si, en lugar de apostar por el relato clásico de "hombre-desesperado-que-huye-de-la-ley", la película se hubiera centrado más en el dilema moral que supone tomarse la justicia por la propia mano. Es una lástima, porque a penas se hace hincapié en ello, lo que le hubiera podido dar no sólo mucha más vida al largometraje, sino también muchísimo más interés. Así pues, "El pacto" se debate entre el cine de acción con instantes totalmente absurdos (¿a qué viene el citarse con Simon en un estadio repleto de gente si, después, Will lo acompaña a un sitio completamente vacío?), giros argumentales que no se sostienen con el dramatismo deseado (la identidad de uno de los amigos de la pareja, y ese epílogo forzado), y secuencias de acción desprovistas de emoción (la huída de Will en un todoterreno robado después de que el empleado de una gasolinera lo haya reconocido).

    En definitiva, "El pacto" es una película que no le da al espectador lo que parece prometer, y se termina presentando como un film del montón, del que poco se acordarán los espectadores dentro de un tiempo. Una lástima.

  • MR. HYDE DICE:
  • Recuerdo un tebeo de Mortadelo, en el que éste se disfraza de camarero y, cuando entra un cliente en el restaurante y le pregunta que qué es lo que tiene que hacer para comer bien, Mortadelo le dice que se pire al restaurante de enfrente. Esto, que en principio no tiene nada que ver con la peli de hoy, viene a cuento de que es algo parecido a lo que pensé cuando acabé de ver "El pacto": que los que quieran ver una historia sobre justicia callejera con su toque de moralidad, más que "El pacto" se vayan a ver un peliculón que hizo Michael Douglas hace un porrón de tiempo, y que se llama "Los jueces de la ley - The star chamber, 1983". No sólo es casi la misma historia, sino que allí se toman mucho más en serio la historia como para no convertirla en una película de sobremesa que no es más que un refrito de "El fugitivo - The fugitive, 1993" y otras doscientas pelis más.

    "El pacto", es de esas pelis que empieza bastante bien para acabar siendo una chufla como un pino, y que trata a la desesperada que no empieces a dar cabezazos gracias a una persecución por aquí (que, mira por donde, es tan entretenida como increíble -fijaos en cómo se libra Cage de que un camionarro lo haga tapioca-), o un tiroteo por allá (el del centro comercial del final). Y eso -tal vez sea manía mía- me cabrea un huevo. Ya me diréis qué les costaba tomarse un poco más en serio la historia y no dejar que se volviera tan predecible y, a trozos, tan aburrida. Lo cuál, por su parte, es una pena, porque el tío que hace de malo lo borda (es más, se nota que el pavo se lo pasa pipa), pero lo que es el resto, apaga y vámonos. Para empezar, Nicolas Cage -al que alguien debería decirle a la de ya que dejara de empalmar una mierda detrás de otra, que casi parece mentira que hace unos años fuera un héroe de acción de los guapos- ya parece una mona disecada de tanto plástico que se ha metido en la cara. Aunque, dejando de lado sus aficiones al botox, lo cierto es que tampoco se luce demasiado en la peli, donde lo quitas a él, pones a Pepe Pérez, y el resultado es igual. Y tres cuartos de lo mismo para la que hace de mujer de Cage y el resto de los malos (como digo, el único que se libra de la quema es el malo malo de verdad).

    De todas formas, tampoco os penséis que "El pacto" es una de esas pelis en que te arrepientes nada más empezar de estar viéndola. En honor a la verdad, lo cierto es que distrae, que es lo que pretendes cuando la estás viendo, que no te aburra y te haga pasar un rato agradable. Si es por eso, estad tranquilos, que son cosas que hace con eficacia. Pero, por desgracia, ya puestos, le pides bastante más a la película, así que cuando ves que el tema es el mismo que el de "Los jueces de la ley" de la que os hablaba antes -por favor, no os la perdáis; algún día prometo que hablaremos de ella en la sección de "Cine a descubrir"-, te esperas que, aunque no sea lo mismo calcado, al menos, esté a la altura del argumento. Y resulta que no, que aquí se preocupan más por que te quedes con la sensación de que hay justicieros callejeros hasta debajo de las piedras antes de que te plantees lo chungo que es tomar una decisión como la que toma Cage en la sala de espera del hospital donde está ingresada su mujer (de lejos, el mejor momento de "El pacto").

    En fin, que "El pacto" no es una película que esté mal hecha, ni mucho menos. Sólo que, por su historia, daba la sensación de que la cosa iba a ser mucho más sofisticada de lo que luego es. Ni es tan interesante ni tan flipante que te deja con la boca abierta. Entretiene lo justo como para que no te dé rabia la pérdida de tiempo -más que la de dinero-, pero insisto en que no pasa nada si te la ves tranquilamente en tu casa, después de comer un domingo.