TÍTULO: LA LISTA DE SCHINDLER
DIRECTOR: STEVEN SPIELBERG
REPARTO: LIAM NEESON, PALPH FIENNES, BEN KINGSLEY, CAROLINE GOODALL
DURACIÓN: 190 min.
AÑO: 1993
GÉNERO: DRAMA
- EL DR. JECKYLL DICE:
Spielberg había intentado, en un par de ocasiones, a lo largo de los años 80, rodar una película "seria", en el que los componentes fantásticos o de aventuras que lo habían encumbrado como uno de los realizadores más importantes del cine moderno. En este grupo, podemos encontrar, pues, títulos como "El color púrpura - The color purple, 1985" o "El imperio del sol - Empire of the sun, 1987" que, si bien contaron con el respaldo de la crítica, desde un punto de vista comercial no alcanzaron ningún resultado espectacular, ni acapararon ningún galardón principal (de hecho, la primera es una de las dos películas que, a día de hoy, ostenta la categoría de mayor derrotada en los Oscar, con 11 candidaturas y ningún premio).
Por ello, en un año en que Spielberg también presentaba la película que demostraría por qué se le conoce como "el rey Midas de Hollywood" - hablo de "Parque jurásico - Jurassic park, 1993" -, pocos podían vaticinar que este largometraje tan personal con aires de documental - vérité acabaría por darle el prestigio que le faltaba a su excelente carrera.
A modo de curiosidad, finalizar comentando que, en realidad, Spielberg, se hizo con las riendas del proyecto casi de forma accidental. En un principio, estaba previsto que fuera su buen amigo Martin Scorsese quien dirigiera la película y, por su parte, Spielberg, filmara el remake de "El cabo del miedo - Cape Fear, 1991". Sin embargo, por azares del destino, Sorsese acabó haciéndose cargo de la famosa película protagonizada por su amigo Robert de Niro, y Spielberg con su obra maestra que, en marzo de 1994, le dejaría su primer y anhelado Oscar al mejor director, amén de otras seis estatuillas más. Todas y cada una de ellas merecidas y bien merecidas.
"La lista de Schindler" comienza en los primeros años del avance nazi sobre los países vecinos de Alemania. Las tropas ya han invadido Polonia, y Francia y Austria se encuentran cada vez más sitiadas. Ante este panorama, Oskar Schindler (Neeson), un empresario alemán y simpatizante del partido nazi, hace cuanto está en su mano para sacar adelante su negocio de fabricación de cacerolas y demás enseres útiles para los propósitos de Reich (munición, etc.). Para ello, solicita los servicios de Stern (Kingsley), un judío al que solicita que sea el gerente de su negocio, mientras él se dedica a amasar toda la fortuna que puede, permaneciendo impasible ante el holocausto que se va desarrollando a su alrededor. Sin embargo, Schindler, poco a poco comienza a darse cuenta de la barbarie que supone la ideología nazi, y las devastadoras consecuencias de ello tiene sobre la población polaca, en especial, después de entablar amistad con Amon Goeth (Fiennes), un comandante nazi de lo más psicópata. Desde ese momento, utilizará su fábrica como refugio y tapadera para salvaguardar cuantas más vidas de judíos pueda, con los riesgos que ello conlleva.
"La lista de Schindler" está plagada de momentos memorables. A la mente me vienen ahora, por ejemplo, la secuencia en la que se presenta en cambio en la conciencia de Schindler, como sucede cuando éste, paseando a caballo, contempla desde una colina la entrada de las tropas alemanas en el ghetto judío (la cámara siguiendo a una niña pequeña vestida con un abrigo rojo - la única nota de color de todo el metraje -), o la ejecución de un anciano manco a manos de dos soldados nazis mientras trata de quitar la nieve de un camino con el único brazo que le queda, o incluso intensísimas conversaciones que mantiene con Goeth sobre el poder del perdón.
Y todo ello lo conduce Steven Spielberg con mano maestra, sin caer ni en el sentimentalismo barato o en la frialdad propia de un documentales, que hubiera sido lo más fácil. Prueba de ello es la dirección de los actores, magistral (el instante en que Stern accede finalmente a tomarse una copa con Schindler, o como cuando descubre que éste está arruinado porque se lo ha gastado todo en "comprar" a los judíos para que no los ejecuten). Si a esto se añade la desgarradora fotografía de Janusz Kaminski (colaborador constante de Spielberg desde este film), el montaje de Michael Kahn o la insuperable música del maestro John Williams, el resultado no puede ser mejor. Una película imprescindible.
- MR HYDE DICE:
Atención al dato: más de tres horas sobre el holocausto judío, en blanco y negro, con actores poco conocidos en el momento, y con imágenes que le hielan la sangre al más templado. Así a bote pronto te dan ganas de salir escopetado y preferir ver antes la octava entrega de "American pie". Pues bien, nenes abrid bien el ojo y enteraros de lo que os voy a decir: "La lista de Shindler" es una OBRA MAESTRA. Y os lo pongo bien en grande, para que no digáis "ay, es que no lo he visto bien".
Sí, ya sé que lo de obra maestra se dice con mucha frecuencia, y que el término no siempre hace honor a lo que se refiere. En este caso sí es así. Cuando se ve "La lista de Schindler" hay que tener claro ante qué tipo de película se está. Sabes que no te espera la típica comedia americana, o que Spielberg, más aficionado al género fantástico que a otros, no te va a salir con un extraterrestre cuando menos te lo esperas (ojalá hubiera sido así en la última aventura de Indiana Jones...). En este caso, es impresionante cómo ha podido recrear de una forma tan cruda y, a la vez, emotiva la masacre nazi de la Segunda Guerra Mundial.
Por suerte, Spielberg no se limita a mostrar la crueldad de la guerra imagen tras imagen, sino que se centra en la figura de Schindler para mostrar, tanto su transición como persona, como las consecuencias que supuso semejante acto de salvajismo en la historia de la humanidad. Supongo que el mensaje que quería transmitir era el de que el bien se devuelve con bien. Y así es como el tío te lo enseña, dándolo todo hasta los últimos minutos de película, cuando actores y personajes se funden en un sentido homenaje a Schindler, colocando piedras sobre su tumba.
Os juro que no soy nada sentimental con las películas. Puedo ver los dramas más concienzudos sin que me caiga una sola lágrima, a diferencia de mi chica, que de vez en cuando se agarra lloreras de campeonato si la peli es así un poco más sentida. Bueno, pues os juro que, en los últimos diez minutos de "La lista de Schindler", acabé teniendo una pelota en la garganta del tamaño de una de fútbol. ¡Dios Santo, qué ganas de ponerme a llorar como un crío! Ese instante en que Schindler se derrumba y empieza a pensar cuántos judíos hubiera podido salvar si se hubiera deshecho de su coche, o de alguna joya... En fin, que sí o sí tenéis que verla. Os aseguro que, a pesar de que antes pueda parecer un plato poco apetecible, cuando acabe, sólo podréis levantaros y, en silencio, aplaudir a una de las mejores películas de la historia. Como dice mi padre, si utilizas buenos ingredientes, es muy difícil que el resultado sea malo. Pues eso.