lunes, 6 de febrero de 2012

CINE CLÁSICO: "EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS"

TÍTULO: EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS

DIRECTOR: CAROL REED

REPARTO: CHARLTON HESTON, REX HARRISON, ALBERTO LUPO, DIANE CILENTO, HARRY ANDREWS

DURACIÓN: 136 min.

AÑO: 1965

GÉNERO: DRAMA HISTÓRICO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A partir de la década de los sesenta, y muy especialmente durante los años siguientes (hasta principios de los setenta, más o menos), el cine épico experimentó un giro de lo más acentuado hacia la producción de largometraje a cada cuál más faustuoso. Si bien "Ben-Hur - Ben-Hur, 1959" había sentado un precedente en cuanto a cine histórico de corte épico, no sería hasta su afianzamiento con "Lawrence de Arabia - Lawrence of Arabia, 1961" y, sobretodo, con el punto de inflexión que supuso "Cleopatra - Cleopatra, 1963" cuando éste alcanzaría su máximo esplendor. En mitad de toda esta moda, y justo el año en que David Lean volvía a estrenar otra de sus obras maestras (la adaptación de la famosísima novela de Boris Pasternak), el realizador Carol Reed realizaba una de las películas más fabulosas acerca del mundo del arte y, más en concreto, sobre cómo se pintó la Capilla Sixtina. Para ello, Reed no tuvo reparos en contar lo que acabaría siendo "El tormento y el éxtasis" con un lenguaje cinematográfico ágil y emocionante como pocas veces se había visto antes.


    El Papa Julio II (Harrison) está buscando a un gran artista que se encargue de pintar el techo de la Capilla Sixtina de El Vaticano. Conocedor del talento y la obra del gran Miguel Ángel (Heston), le encarga a éste el trabajo, a pesar del rechazo inicial de éste último. No obstante, y gracias a una serie de hábiles artimañas, Julio II conseguirá que el gran genio renacentista se ponga manos a la obra y, aún a costa de los constantes arrebatos de durísima crítica del gran artista, que finalice la que acabaría siendo una de las obras pictóricas más fabulosas de la historia del arte.


    Plantear una obra como "El tormento y el éxtasis" está lejos de resultar una tarea sencilla. En primer lugar, la documentación acerca de la creación de semejante obra de arte es tan basta que cualquier guionista hubiera podido perderse con tremenda facilidad. Por ello, el guionista Philip Dunne decidió basarse en el libro escrito por Irving Stone para dar forma a lo que formaría el cuerpo de esta excelente película. Así pues, "El tormento y el éxtasis" no se centra únicamente en la realización de las pinturas de la Capilla Sixtina, sino que se las ingenia para recoger de una forma tremendamente atractiva la relación de amor-odio entre Julio II y Miguel Ángel. Es más, casi es admirable la facilidad con la que Carol Reed plasma en imágenes esa admiración y tirantez mutua entre ambos.


    Por otra parte, las interpretaciones tanto de Charlton Heston como de Rex Harrison son, simplemente, magistrales. Heston acierta de pleno no confiriendo a su Miguel Ángel un aire de genio místico más propenso a ataques de ira e iluminación. De hecho, el único momento en que se permite esta licencia es cuando, en lo alto de una colina, se inspira en un descomunal paisaje para concebir lo que luego plasmaría en sus pinturas. Por su parte, Harrison aporta un cinismo y sinvergonzonería a su personaje de sumo pontífice acertadísimo para darle la réplica a un orgulloso Miguel Ángel, destacando al respecto, la secuencia en que le insinúa que si se niega a completar el trabajo, se lo ofrecerá a Bramante. Evidentemente, no es necesario decir cuál es la reacción de Miguel Ángel.


    Por otro lado, y como suele ser también normal en este tipo de producciones, la ambientación y puesta en escena es, en una palabra, impresionante. Absolutamente toda la decoración es de un realismo casi imperceptible, y la fotografía de John De Cuir rica hasta el extremo en matices de colores (ver la secuencia en que Miguel Ángel, tumbado en un andamio, en lo alto de la Capilla, pinta La Creación del Hombre, y cómo las gotas de pintura y pigmentos que mezcla le caen sobre la cara).


    Así pues, "El tormento y el éxtasis" se convierte en una de las películas clásicas centradas en el mundo del arte más exquisitas, contada con un ritmo de lo más dinámico, y con una facilidad para hacer interesante toneladas de datos y referencias documentales que el público se queda embelesado con dicho relato. Para ver una y otra vez, y disfrutar con dos obras de arte: uno, el film; otra: la creación de las pinturas del techo de la Capilla Sixtina.



  • MR. HYDE DICE:

  • No soy muy fanático de las películas más clásicas de tono histórico. Sigo pensando que por muy impresionado que pudiera dejar "Ben-Hur" a los que vieran en su día (por poner un ejemplo), es un petardo interminable, o que cualquier película sobre Jesucristo (menos en la de Mel Gibson, en todas las otras parece que Jesús vaya colocado de alguna cosa rara) dan ganas de pedir que le den también de latigazos al director que lo ha hecho así de aburrido. Vale que hay peliculones históricos como "Doctor Zhivago - Doctor Zhivago, 1965" que te dejan flipado, pero tampoco es que abunden mucho. Así que cuando empecé a ver "El tormento y el éxtasis", no sé por qué, tenía la sensación de que lo se venía encima era otro rollazo de esos en plan místico -con ese título, era lo más evidente- y que, para variar, se hace eterno. Pues mira tú por dónde que no, que "El tormento y el éxtasis", tanto para los que haya estudiado algo de arte en su vida como para los que no saben ni dónde está el Vaticano, es una pasada de película. Y por varios motivos que ahora os cuento.


    El primero es que no se preocupa por andarse con rodeos, y te cuenta las movidas que tuvo tanto el Papa como Miguel Ángel para que éste pintara la Capilla Sixtina. Y lo hace de una forma estupenda que no se hace nada aburrida, sobretodo porque no se limita a poner al genio renacentista dándole al pincel sin más, sino que molan los rifi-rafes que se marca con el Papa hasta que, al final, cumple.


    El segundo motivo es un poco continuación de esto que os estaba diciendo, que mola ver con a Miguel Ángel se la pela que quien le hace el encargo sea el mismísimo Papa, que si le da por mandarlo a tomar viento lo hace y se queda más a gusto que un arbusto. Pero lo genial de todo es que el Papa sabe, en el fondo, que el otro se muere por poder pintar aquello con algo imponente y Miguel Ángel, por su parte, disfruta haciendo rabiar al Papa sólo por el hecho de hacerse de rogar y de no ponérselo todo tan fácil (me encantan los momentos esos en los que el Papa no para de preguntarle que cuándo va a acabar de pintarlo todo y Miguel Ángel le responde más tranquilo que nadie: "cuando lo acabe". ¡Juas, sí señor, con un par!).


    La tercera razón es que la forma de representar a Miguel Ángel es impresionante porque, por un lado, Charlton Heston lo clava al mostrarse tan indeciso como decían que lo era el pintor (entre otras disciplinas) de verdad -parece que más de una vez reventaba sus propias obras porque no las consideraba lo suficientemente buenas-. Y en "El tormento y el éxtasis", Heston lo clava a la primera (el momento en que empieza a cargarse lo que ha ido pintando de la Capilla Sixtina es un ejemplo estupendo... sobretodo porque te partes viendo cómo el Papa está a punto de excomulgarlo por ello, o cómo el Papa consigue hacerle entrar en razón con un chantaje emocional de lo más divertido para que lo termine).


    En fin, que ojalá todas las películas clásicas sobre el mundo del arte fueran tan distraídas y te atraparan tanto como "El tormento y el éxtasis". Además, si te gusta mínimamente el arte, disfrutas como un enano viendo cómo pintaron la que es una de las obras más importantes de la historia. Que vale, que es una película y todo eso, pero os prometo que no sólo no es un rollo patatero sino que, por alguna extraña razón, te engancha desde el principio y hace que casi te sepa mal cuando acaba. Además, si a eso le sumas que se lo curran a lo bestia con todo el tema de decorados, música, fotografía y demás, pues la película, al final, no puede ser más recomendable.