viernes, 6 de julio de 2012

ESTRENOS DE VIDEOCLUB: "INFIERNO BLANCO"

TÍTULO: INFIERNO BLANCO

DIRECTOR: JOE CARNAHAN

REPARTO: LIAM NEESON, DERMOT MULRONEY, FRANK GRILLO, JOE ANDERSON, JAMES BADGE DALE, DALLAS ROBERTS

DURACIÓN: 117 min.

AÑO: 2012

GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • El debut de Joe Carnahan en la dirección de largometrajes se produjo con una curiosa y potente cinta policiaca llamada "Narc - Narc, 2002", lo suficientemente atractiva como para que Tom Cruise decidiera participar en ella como productor ejecutivo. Tras ella, demostró que era capaz de desarrollar argumentos propios en la misma línea que los mejores Guy Ritchie o Quentin Tarantino con "Ases calientes - Smokin' aces, 2007", una película tan violenta como interesante y emocionante. Y, si bien, no le fue tan bien al frente de grandes súper producciones (la fallida adaptación de la serie "El equipo A", en 2010), ello no ha sido excusa para que Carnahan se aleje de la realización cinematográfica. Así pues, ha vuelto a contar con Liam Neeson como protagonista -tras el citado remake de la serie protagonizada por George Peppard- para, partiendo de un relato corto de Ian Mackenzie Jeffers para dar forma a lo que sería "Infierno blanco".

    Ottway (Neeson) trabaja para una compañía petrolífera situada en Alaska. De regreso a su casa por vacaciones, en compañía de una serie de trabajadores más, su avión sufre un accidente, estrellándose en un desierto helado del norte del continente. Junto a un pequeño grupo de supervivientes, entre los que se encuentra Talget (Mulroney), Hendrick (Roberts) y Díaz (Grillo), Ottway tratará de sobrevivir tanto al frío constante de la región como a la aparición de una gigantesca manada de lobos salvajes, quienes parecen muy concentrados en acabar con todos ellos.

    La premisa argumental de "Infierno blanco" carece completamente de originalidad. No sólo porque el precedente más inmediato que viene a la mente del espectador sea "¡Viven! - Alive!, 1993" -al que, por cierto, hacen referencia en un instante del film-, sino porque más allá del devenir de su historia pasados los primeros sesenta minutos, el largometraje dirigido por Frank Marshall e "Infierno blanco" son prácticamente iguales: un accidente de avión (mucho menos espectacular de lo que cabría pensar, pero igual de efectivo -estupendo ese plano de Liam Neeson colgando del revés de su asiento segundos antes de producirse la colisión-), la discusión entre los supervivientes de qué es lo mejor que pueden hacer para sobrevivir, y la expedición que varios realizan con el fin de ser rescatados y alejarse de algún peligro inminente.

    Así pues, es a partir de su segunda hora cuando "Infierno blanco" ofrece algo distinto... aunque fallido. Nos explicamos. La película pretende ser un thriller cuyo poder de intriga reside en la amenaza constante que supone para los protagonistas la existencia de una manada de lobos salvajes y terriblemente hambrientos. De hecho, todo el resto del film se centra en las peripecias de dichos supervivientes por escapar del ataque de esta gran manada. Por desgracia, Carnahan falla a la hora de hacer que ese suspense sea continuo, pues hay secuencias en que está presente por los cuatro costados (ver la primera hoguera que encienden tras abandonar el avión, y el ataque repentino que uno de los lobos perpetra sobre uno de los protagonistas en el momento menos esperado), y otras -la gran mayoría del largometraje- en que ésta brilla por su ausencia. De esta forma, en lugar de procurar que el ritmo y los -ridículos- diálogos recitados por sus intérpretes resulten convincentes y atemorizadores, "Infierno blanco" se reduce a una serie de pausas interminables entre pequeñas secuencias de acción (ver las constantes conversaciones, carentes de interés la mayoría, que mantiene el grupo de supervivientes mientras se refugian ya sea en los restos del avión o junto a una improvisada hoguera).

    El mayor handicap de "Infierno blanco" reside no tanto en su puesta en escena (al fin y al cabo, aunque un montaje algo más ligero y trepidante se hubiera agradecido, Carnahan hace lo que puede con los recursos de los que dispone), sino en su intrascendente guión: personajes que sobran por completo (Díaz haciéndose el graciosillo y valiente), líneas de diálogo aburridas y situaciones mal resueltas (cerca del final, dos lobos comienzan a perseguir a Ottway y a Handrick, provocando la caída de este segundo a un río; dichos lobos, en lugar de continuar siendo una amenaza, desaparecen como por obra de magia). Si a ese flojo guión se le suma la puesta en escena bastante plana de Carnahan y el aburrimiento que parece destilar la música compuesta por Marc Stetenfield, el resultado de "Infierno blanco", por mucho que parezca una buena película para alquilar esta semana, dista mucho de ser la película de aventuras y suspense que prometía ser.

  • MR. HYDE DICE:
  • Me esperaba mucho más de la película. Teniendo en cuenta que el director era el que había hecho hace un par de años "El equipo A - The A Team, 2010" (que dirán lo que quieran, pero a mí, aquélla, me pareció una película divertidísima), donde había demostrado lo que era capaz de hacer cuando tiene estrellas y pasta para hacer su peli, suponía que "Infierno blanco" sería algo muchísimo más emocionante, llena de suspense y con secuencias de acción en plena naturaleza de las que te dejan casi sin respiración. Pues mi gozo en un pozo. Mira tú por dónde que, sin ser para nada mala, "Infierno blanco" acaba siendo un poco tostón. ¿Y por qué? Pues porque más que una película, parece que hayan querido hacer un documental sobre unos pobres diablos que se estampan con su avión en el culo más helado del mundo, y sirven de comida, merienda y cena para unos lobos más grandes que un armario ropero. Pero sin toda la emoción, intriga y suspense que querrías que hubiera.

    Por supuesto, ya sólo con ver a Liam Neeson paseándose con cara de "cómo coño salgo yo de aquí" y guiando al resto de supervivientes del avión para que no sirvan de tentempié a esos bicharracos, pues siempre reconforta. Más que nada porque el hombre actúa con una convicción que te crees tanto que sea un superviviente de un accidente de avión, como el Dios del Olimpo, o el comandante de un destructor que tiene que cargarse a un puñado de aliens (curiosamente, al contrario que otro excelente actor, Antonhy Hopkins, que lo sacas de las tres o cuatro cosas que sabe hacer y parece ir más perdido que un alcalde honrado en Marbella). Lástima que a "Infierno blanco", quitando la actuación de Neeson y dos o tres momentos que te hacen estar atento, el resto es bastante petardo.

    Cierto es que trozos como, por ejemplo, el accidente de avión del principio o la primera aparición de los lobos tiene su puntillo. Pero el resto no consigue hacerte estar en tensión, que es lo que más deseable sería. Sabes que los lobos esos enormes están rondándoles todo el rato, y que les están siguiendo mientras ellos se mueven hacia los árboles para dejar atrás ese páramo helado en el que se ha estrellado el avión. Y aún así, no consigues sentir el peligro, ni te incomoda saber que, en cualquier momento, un lobo les puede pegar un bocado que los deje secos. Es más, casi hasta deseas que a algún gilipollas que no para de dar la tabarra se lo zampen ya. Pero claro, lo malo que tiene sentir eso es que, cuando llegan los momentos esos más supuestamente emocionantes que os decía antes, pues estás más p'allá que p'acá. Por poner un caso, uno de los trozos más logrados que hay es cuando los cuatro que han quedado, tienen que saltar desde lo alto de un barranco hasta unos árboles que están enfrente de ellos, como a unos nueve metros. Pues ese pedazo de salto (con accidentes incluidos) y el ver cómo tienen que cruzar después por un improvisado cable, lo agradeces porque te despabila un poco porque, hasta ese momento, el menda se estaba quedando sopa. Y, luego, está ese final tan raro. No quiero reventárselo a nadie, pero en contra suya debo decir que me parece un timo. O sea, que te pasas casi dos horas mirando lo que hace ese grupito cada vez más pequeño, sin emoción ni nada... ¿para acabar así? ¡Vamos hombre, no me jodas!

    En fin, que me esperaba muchísimo más de "Infierno blanco" de lo que luego es en realidad la película. Desde luego, no es la mejor opción para alquilar y ver un fin de semana para distraerte, al no ser que guste ese tipo de pelis en que cuenta más cómo está hecha (que tampoco me ha parecido nada del otro mundo) que lo consigue entretener. Así que más que para sábado por la noche, "Infierno blanco" es cojonuda para ayudarte a hacer la siesta un domingo por la tarde -siempre y cuando no tengas que vértela entera para luego tener que comentarla-.