sábado, 24 de septiembre de 2011

CINE A DESCUBRIR: "LA CIUDAD DE LA ALEGRÍA"

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TÍTULO: LA CIUDAD DE LA ALEGRÍA

DIRECTOR: ROLAND JOFFÉ

REPARTO: PATRICK SWAYZE, PAULINE COLLINS, OM PURI, ART MALIK, SHABANA AZMI

DURACIÓN: 134 min.

AÑO: 1992

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Si existe una palabra para describir la carrera del realizador Roland Joffé, puede que la más apropiada sea "extraña". Empezó extraordinariamente bien con "Los gritos del silencio - The killing fields, 1983" y la insuperable "La misión - The mission, 1986", para acabar de una forma desconcertante con tonterías tan prescindibles como "Goodbye lover - Goodbye lover, 1999" o "Cautivos - Captivity, 2007". Así pues, no es frecuente que un director cuya carrera comienza de forma tan prestigiosa y alabada como la de Joffé, acabe derivando en sub productos tan intrascendentes como los citados. Por fortuna, la adaptación que llevó a la gran pantalla de la novela homónima de Dominique LaPierre, se encuentra en el grupo de las películas de calidad, de las bien hechas, de las que el espectador habla bien cuando las recuerda o comenta con sus conocidos.


    La película comienza con una breve presentación de Max Lowe (Swayze), un cirujano norteamericano quien, tras perder a un paciente en una complicada operación, decide dejar de ejercer momentáneamente la medicina para aclararse las ideas. Para ello, inicia un viaje, cuya primera parada es la India. Allí, en Calcuta, una noche, es atracado y golpeado por un grupo de individuos. Por suerte para Max, un indio llamado Hazari (Puri) acude en su ayuda, y lo traslada a una clínica ubicada en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Allí, cuando se recupera, la doctora al cargo de la clínica, Joan (Collins) lo pone en situación y le explica lo que le ha sucedido. Sin embargo, cuando se entera de que Max es cirujano, trata de convencerle para que se quede con ellos y les ayude en su precario hospital con toda la gente pobre que acude a él. Max, en un principio, se muestra reacio a ello aunque, poco a poco, irá integrándose cada vez más en aquella comunidad, especialmente cuando Hazari se mete en problemas con Ashok (Malik), el hijo del mafioso local.


    En honor a la verdad, hablo de la historia que retrata "La ciudad de la alegría" sin haber leído en libro en el que se inspira, por lo que desconozco si la adaptación cinematográfica es fiel al original literario, o si es mejor o peor. De lo que no cabe duda es que el largometraje es una maravilla de retrato del comportamiento humano. Joffé se las ingenia para narrar al mismo tiempo dos historias diferentes: por un lado, la de redención de Max, quien acaba encontrando en uno de los barrios más pobres del mundo la felicidad y esperanza de las que carecía cuando disponía de todas las comodidades en su país (curiosamente, la interpretación de Swayze resulta más creíble conforme avanza el largometraje, que cuando da inicio, con su llegada a la India); por otro lado, la historia acerca de la familia de Hazari, un hombre bueno castigado por la crueldad del mundo, quien se resiste a actuar de la forma egoísta y cruel de sus semejantes, al creer que si un hombre es bueno, ello acaba por transmitirse a los demás.


    "La ciudad de la alegría", por consiguiente, permite a sus responsables apelar al sentido más solidario del espectador, pero con la ventaja de que no está planificada para revolverles las tripas y hacerles sentir culpables por su situación distendida, sino más bien al contrario. La película pone en relieve la importancia de hacer el bien de forma indiscriminada, y bajo cualquier situación. Al respecto, podemos distinguir secuencias como aquella en que Ashok y sus esbirros provocan una revuelta popular en el barrio de los protagonistas, con consecuencias más que importantes para la hija mayor de Hazari, y para las instalaciones sanitarias que han conseguido montar Joan y Max. O la humillación a la que es sometido el mismo Hazari cuando solicita al mafioso local un trabajo de "taxista".


    No obstante, también es cierto que "La ciudad de la alegría" contiene momentos de una hermosura total, como el instante en que, tras el comienzo de las lluvias monzónicas, los protagonistas salen al exterior para agradecer la caída de la lluvia, o el instante en que Max cambia definitivamente de parecer sobre su presencia en Calcuta, afirmando que el hecho de que lo atracaran acabó por salvarle la vida, pues es lo mejor que le ha pasado. O, también especialmente, la secuencia final, con la celebración de la boda, en que Joffé arroja una mirada de optimismo absoluto sobre los personajes que es compartida de forma total por los espectadores que, previamente, han disfrutado con aquello que sucede entre Hazari y Ashok -y que, aquí, tampoco desvelaremos para no destripar la sorpresa-.


    En resumidas cuentas, "La ciudad de la alegría" es una película hermosísima, de la que los espectadores acaban aprendiendo más de una lección, y de la que más de uno debería también sacar sus propias conclusiones. Los medios técnicos con los que está rodada son excelentes (sobretodo la dirección artística, la fotografía y, por encima de todo ello, la sensacional partitura del maestro Ennio Morricone), y el mensaje que arroja tan claro como necesario. Una película que, a pesar de poder llegar a incomodar a causa de la miseria desmesurada que muestra, se acaba revelando como una sobresaliente muestra de amor altruista y desinteresado. De lo más recomendable.


  • MR. HYDE DICE:

  • Si la semana decíamos que "Una historia de violencia" era un retrato cojonudo de las consecuencias que tiene la violencia en las personas, y de cómo acaba repercutiendo en sus vidas, con la peli de hoy, "La ciudad de la alegría", podríamos que pasa lo mismo, solo que cambiando el tema, y centrándonos en la generosidad. "La ciudad de la alegría" es una película preciosa sobre gente buena, así de fácil (bueno, también salen un par de joputas, pero eso no viene ahora al caso), y sobre cómo ese altruismo acaba repercutiendo siempre en uno mismo para bien. Aparece muchísima miseria -además de ambientarla en Calcuta, está rodada allí también- pero, a diferencia de "Slumdog millonaire - Slumdog millonaire, 2008" no se le da una pinta optimista y hasta divertida como en ésta, sino que no se cortan en demostrar la pobreza y miseria humana que puede encontrarse a cada vuelta de esquina.



    Sin embargo, por suerte, la película no pretende ser una denuncia social sobre la forma de vida de esa pobre gente sino de cómo, en las condiciones más precarias (para los de la E.S.O., "precario = penoso, hecho mierda, pa l'arrastre) hay gente tan sumamente buena que, a pesar de no tener ni donde caerse muertos, te dan parte de lo poco que tienen. Puede que esté un poco exagerado en la peli, pero es que el actor indio lo hace tan cojonudamente bien, que te lo acabas creyendo por completo (yo no he estado allí pero, por las cosas que he oído, sí que suele pasar). Así que ya veis, queridos colegas, qué cosas, ¿no? Hay quien, cuanto menos tiene, más da, y viceversa. Pero bueno, volvamos a la peli que ya me estoy desviando.

    La peli la hizo el mismo director de "La misión" por lo que, para mí, ya de entrada justificaba de sobra la inversión de tiempo para verla. Y, en efecto, merece la pena, aunque no es la obra maestra que sí es la peli con Robert de Niro y Jeremy Irons. "La ciudad de la alegría" es una preciosidad, de esas que, a pesar de hacerte pasar momentos con el corazón encogido, cuando la acabas de ver tienes una sonrisa en la cara y te sientes con ganas de querer mejor persona. Además, la música es una pasada (con razón un genio como Hans Zimmer dice que Ennio Morricone es el mejor compositor de cine de la historia), y le va como anillo al dedo a cada imagen, sobretodo el tema que se llama The family of the poor, que os recomiendo que escuchéis -en Internet ahora mismo hay de todo- para que sepáis mejor de lo que os hablo.

    Lo único que yo hubiera cambiado de la peli es al actor protagonista. Aunque el pobre Swayze (lo de pobre va por la muerte a causa del cáncer que sufrió el simpático actor) hace lo que puede con su personaje, digamos que da la sensación de que está en la peli a la fuerza, como si el personaje al que interpreta lo hubiera tenido que hacer otro actor, pero hubiera acabado al final en las manos de Swayze. No obstante, cada una de las secuencias contiene emoción y belleza suficiente para que él acabe siendo de lo menos importante de la película (su transición de persona despreocupada a integrante de la comunidad india podría haber sido más emotiva). Por poner un caso, desde la primera secuencia en que el personaje de Hazari pide ayuda para ayudar a Max porque está siendo atacado, o como cuando Hazari tiene que tragarse su orgullo ante el mafioso local para poder seguir ganando dinero con el que alimentar a su familia. O, sobretodo, el plano final con el que acaba la película, que te da una sensación de paz y alivio que acabas agradeciendo después de haberte pasado con un nudo en la garganta casi dos horas. Lo dicho, una peli preciosa. No os la perdáis.