viernes, 7 de octubre de 2011

ESTRENOS DE VIDEOCLUB: "EL CASTOR"


TÍTULO: EL CASTOR

DIRECTORA: JODIE FOSTER

REPARTO: MEL GIBSON, JODIE FOSTER, ANTON YELCHIN, JENNIFER LAWRENCE, CHERRY JONES

DURACIÓN: 91 min.

AÑO: 2011

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Quince años han pasado desde que Jodie Foster y Mel Gibson se vieran las caras por primera vez en un mismo largometraje. En aquella ocasión, se trataba de "Maverick - Maverick, 1994", la simpatiquísima adaptación de una popular serie de televisión que, sin ser ninguna maravilla del séptimo arte, sí que contituia un vehículo lleno de aventuras y entretenimiento, y donde ambos actores demostraban tener una química arrebatadora. Quizás sea por eso -y porque, en la vida real, son muy amigos- que han vuelto a coincidir de nuevo en el tercer proyecto de Foster como realizadora, casi dos décadas después de su debut con "El pequeño Tate - Little man Tate, 1991". En esta ocasión, Foster se ha decantado por una historia que, pretendiendo hacer gala de un humor muy negro, se centra en lo complicado que puede resultar, en ocasiones, hacer compatibles las relaciones familiares, laborales, etc., con los problemas personales de un individuo, y los mecanismos de auto defensa que se desarrollan entonces para conseguirlo. Eso sí, que quede claro en el largometraje y que ello guste al público, ya es otro cantar.


    Walter Black (Gibson) es un hombre profundamente deprimido. En su casa, la relación con su mujer, Meredith (Foster) está al borde de la separación, su hijo mayor, Porter (Yelchin) lo detesta profundamente, y en la empresa familiar que dirigía con éxito hasta hace poco, están al borde de la quiebra. Una noche, cuando está a punto de suicidarse, cree escuchar una voz que le impide hacerlo. Dicha voz viene, nada más y nada menos, que de una vieja marioneta con forma de castor, a través de la que el propio Walter se habla y aconseja a sí mismo sobre lo que debe hacer para superar su situación. Dispuesto a intentarlo, Walter se presenta de nuevo ante todo el mundo, mucho más optimista, pero de una forma un tanto desconcertante: únicamente habla a través del castor, del que no se desprende ni siquiera cuando está en la ducha. Lo que, al principio, parece una locura, acaba por dar resultados más que sorprendentes, aunque dispares entre lo que consigue en el ámbito laboral y su familia. Será entonces cuando Walter decida tomar medidas más drásticas.

    Resulta complicado clasificar a una película como "El castor". No se trata de una comedia, por mucho que el tráiler así quiera hacerlo creer; tampoco es un drama tal y como se suele entender en la definición que se le suele dar a este tipo de películas. Así pues, sólo quedaría definirlo como una extraña mezcla de ambos en la que Jodie Foster parece haber querido plagar el guión escrito por Kyle Killen de un humor negro tan sutil que casi pasa desapercibido. Cierto es que contiene situaciones realmente mordaces (la larga secuencia inicial en la que la voz en off del castor hace la presentación del personaje de Walter Black, amargado, deshecho y con ánimo de suicidarse), y otros detalles que deben dar que pensar a más de uno (la obsesión casi enfermiza de su hijo mayor por no parecerse a su progenitor, o la negación de la realidad de la chica que le gusta a liberarse del trauma que supuso la muerte de su hermano para poder ser ella misma).


    Sin embargo, una vez vista "El castor", da la sensación de que la directora estaba más preocupada en que Mel Gibson demostrara que es un actor estupendo que no en lo que contaba la propia historia. A este respecto, la puesta en escena de Foster es más plana de lo que cabría esperar de una genial actriz, que ha tenido la oportunidad de trabajar con directores realmente inspirados (David Fincher, Robert Zemeckis, Jonathan Demme, Roman Polanski, Woody Allen...) y, especialmente en la conclusión del film, parece no tener claro qué mensaje quiere acabar dando, o cuál debe ser la moraleja a transmitir, por mucho que dé la sensación de que eso es lo que pide a gritos desde el comienzo de la película. De hecho, quienes vean "El castor", comprobarán cómo la solución que adpota el protagonista principal y las consecuencias que tiene sobre su familia, son más que discutibles.


    En cualquier caso, de lo que no cabe duda es de que "El castor" constituye una oportunidad estupenda para disfrutar del talento interpretativo de su dúo protagonista. La lástima es que no se le pueda sacar el mismo jugo que, por ejemplo, sí se pudo obtener de la simplona pero bienintencionada "Maverick" a la que hacíamos referencia al principio. Puede que no sea la opción más acertada de alquiler de esta semana pero, desde luego, sí que una de las más decentes.



  • MR. HYDE DICE:

  • ¡Yo yo que pensaba que esto era una comedia! Pues tiene de comedia lo mismo que de ciencia ficción. Porque "El castor" es un drama sin edulcorantes, es decir, que no está hecha de forma que provoque que medio mundo empiece a sacar el pañuelo y a llorar como Magdalenas con la historia. Nanai. Aquí, la historia es dramática porque el protagonista está como una puta cabra y porque acaba haciendo cosas que, al principio, aunque le choca a todo el mundo, lo aceptan porque va de buen rollo. Pero cuando al colega se le va la pinza y empieza a hacer cosas más raras de lo normal... bueno, digamos que acaba cortando por lo sano (y quienes hayan visto la película, ya saben a qué me refiero).


    A mí siempre me han gustado las pelis de Mel Gibson, tanto como actor como, muy especialmente, como director -siempre hay excepciones pero, en líneas generales, digamos que no me importa pagar por ver lo que hace-. Por eso, ahora que parece que está casi desaparecido de las pantallas, es casi una oportunidad única verle en lo poco que sale, razón por la que no me lo pensé dos veces cuando vi que "El castor" ya estaba en los videoclubs, puesto que no había tenido oportunidad de verla en cine. Pues menos mal, porque si llego a pagar por ver esto, os juro que me da un patatús. Y eso que no es mala película. Lo que pasa es que la historia, que cuando empieza piensas que va a ir por un lado, acaba por ir convertirse en un drama total, y no de los que te acaba conmoviendo, o de esos que dices "jo, qué peli más guapa".


    La historia es una estracanada. Vale que el hombre esté deprimido, y que se le vaya un poco la olla con lo del castor. Pero es que la historia deja de tener la lógica en unos momentos que sí tiene en otros. Resulta que laboralmente, lo del castor es cojonudo y no sólo le encanta a todo el mundo sino que acaba petando las ventas de todo el país. Y, por otra parte, la familia -y con razón- le pide que se deje de gilipolleces con la marioneta esa de las narices y se comporte como una persona normal, cosa que parece estar pidiéndole también el público. Vamos, que si usara el castos sólo para determinadas cosas y no se obsesionara con esconderse detrás de ese bicho (al principio te resulta simpático, pero luego acabas por tenerle una tiña de cuidado), ahora estaríamos hablando de una comedia cojonuda.


    En fin, que ya os aviso de que "El castor" es una peli en la que Mel Gibson se luce actuando, todo haya que reconocerlo: el momento en que está a punto de suicidarse al principio de la peli, la cena de aniversario con su mujer, o como cuando se presenta con el castor en la fábrica de juguetes. Desde luego, hay que admitir que para un actor no debe ser fácil interpretar a un personaje que tiene que hablar por sí mismo y por un peluche. Por su parte, Jodie Foster se limita a poner la misma cara de circunstancias que en el noventa y nueve por ciento de sus películas, así que tampoco es que cuente mucho, lo que no quita para que sea agradable ver a los dos actores después de quince años de rodar juntos por primera vez. Y, finalmente, todo lo que tiene que ver con su hijo mayor, también está bastante logrado (de hecho, dentro de sus particularidades, es el personaje más normal de toda la película).


    Bueno, pues poco más que añadir. Al final, "El castor" no es que sea una película que te arrepientas de haber perdido el tiempo y dinero viéndola, que tampoco es eso. Pero te quedas como con la sensación de que te han timado, de que la cosa iba a ir por un lado y luego no tiene nada que ver con eso. No es que sea algo malo, pero sí bastante decepcionante. Y mucho más si tenemos en cuenta que el resultado no te acaba chiflando.