DIRECTOR: EDWARD ZWICK
REPARTO: DENZEL WASHINGTON, ANNETTE BENING, BRUCE WILLIS, TONY SHALHOUB, SAMI BOUAJILA
DURACIÓN: 116 min.
AÑO: 1998
GÉNERO: POLICIACO
No hace falta entrar en muchos detalles para estar completamente seguro de que los atentados de Nueva York del once de septiembre cambiaron para siempre la forma de ver las cosas desde ese momento. El cine, como cualquier manifestación artística, no se ha sentido inmune a tan devastador efecto. Ahora bien, aunque el público pueda dar por hecho que se realicen determinados largometrajes que tengan como tema principal tan salvaje acto terrorista, lo que ya no suele ser tan corriente es que haya una película capaz de recoger tal frustración e intriga antes de que se produjeran. En efecto, casi como si el argumento que explota hubiera sido proverbial, el director Edward Zwick se alejó de la épica que había caracterizado a sus primeros largometrajes (la excelente "Tiempos de gloria - Glory, 1989" y "Leyendas de pasión - Legends of the fall, 1994") para centrarse en una historia que tenía como punto de partida una serie de brutales atentados perpetrados en la Gran Manzana, tras los que se encontraban terroristas extremistas islámicos. Como principales protagonistas, Zwick tuvo la suerte de contar con tres auténticas estrellas hollywoodienses: Denzel Washington (en su tercera colaboración con el director), Annette Bening y un comedido Bruce Willis.
Anthony Hubbard (Washington) es un agente del FBI que dirige una importante unidad antiterrorista, centrada en las amenazas de origen islámico. Tras un brutal atentado, Hubbard conoce a Elise Kraft, una agente de la CIA que lleva tiempo recabando información acerca de las células terroristas islámicas que se encuentran en el interior de Estados Unidos. Su sospecha es que, tras la detención de un importante jeque terrorista en Oriente Medio, se están preparando una serie de atentados en cadena que provocarán una auténtica masacre entre la población civil neoyorquina. La cosa se complicará cuando el general William Deveraux (Willis) proponga medidas mucho más radicales de lo esperado para controlar la amenaza terrorista.
"Estado de sitio" es, por encima de cualquier otra valoración que se le quiera dar, una película de entretenimiento. Cierto es que toca un tema tan delicado y candente en la actualidad como el terrorismo islámico y las consecuencias tan devastadoras que éste puede tener. Sin embargo, no hay que olvidar que su principal intención es distraer al público y hacer que la intriga que maneja con notable acierto pretende hacer que los espectadores se sumerjan desde el comienzo en una historia de espionaje y tensión. A este respecto, destaca particularmente la labor dinámica tras las cámaras de Edward Zwick, mucho más preocupado por hacer del guión una historia interesante y trepidante.
Desgraciadamente, como suele ser frecuente en las películas de Zwick, esa aparente épica de la que quiere salpicar a todo el conjunto acaba desinflándose conforme avanza el metraje. Así pues, mientras que "Estado de sitio" comienza de forma espectacular y avanza hasta, aproximadamente, poco más de su mitad, con pulso firme y ágil, es a partir del instante en que se cede mayor protagonismo a los militares y la represión por parte del ejército (con esa imagen de un estadio abarrotado de prisioneros sospechosos de pertenecer a alguna célula islámica, casi calcada del "Desaparecido - Missing, 1982" de Costa Gavras), cuando "Estado de sitio" se vuelve un film muchísimo más predecible y flojo de lo que cabría esperar.
No obstante, a pesar de este detalle, y de que el final del largometraje contenga más de una línea argumental secundaria de lo más tramposa (la identidad del cabecilla de la última célula que piensa atentar contra una tremenda multitud de diversidad étnica, la falta de escrúpulos del militar al que encarna Bruce Willis -quien, dicho sea de paso, recita las frases más horteras y ridículas de toda la película-, etc.) que deja al espectador con la sensación de que "Estado de sitio", de haber sabido jugar mejor sus cartas y derivar hacia una resolución más propia de los thrillers policiacos, habría logrado ser un largometraje muchísimo más efectivo y, por qué no decirlo, mejor.
Sea como sea, no hay por ello que negarle las virtudes que tiene este entretenimiento: ritmo trepidante durante la mayor parte de su metraje, imágenes escalofriantes tanto por el contenido visual como por la tensión psicológica y moral que implica, y una actuación a cargo de Denzel Washington que hace que una simple película de corte pseudo político como ésta adquiera un cariz mucho más dinámico e interesante.
¡Uf, qué chungo es comentar una peli como "Estado de sitio"! Por una parte, supongo que es más o menos fácil hablar de cómo es la peli, de si interesa o es un bodrio y tal pero, por otra, es jodidillo el tema que toca. Así que mejor nos centramos en la peli, que esto va el tema. "Estado de sitio", aunque no lo parezca, se hizo unos años antes de los atentados de las Torres Gemelas. Y digo lo de "aunque no lo parezca" porque no creo que ahora, tal y como está el patio, hicieran una peli parecida. En ella, se ve claramente como los tarados de los radicales islámicos se dedican a preparar una serie de atentados por Nueva York, a cada cuál más bestia. Por supuesto, en medio de todo este follón, Denzel Washington demuestra lo que es ser un agente del FBI de lo más íntegro, Annette Bening que puede ser una espía cojonuda y Bruce Willis... bueno, Bruce se limita a poner la cara de pocos amigos de siempre.
"Estado de sitio" es una película que te hace pensar de una forma diferente. No me refiero a que te haga ver las cosas de otra forma, sino a que seamos capaces de darnos cuenta de que ni todos los árabes son terroristas ni todos los occidentales (los militares, en este caso) son angelitos bajados del cielo. La peli empieza siendo una historia de intriga muy bien hecha, con sus pistas, sus sospechosos y toda esa mandanga de las películas en las que el FBI, la CIA o cualquiera de estos policías se dedica a seguirle la pista a tíos más peligrosos que un mono con navaja. Toda esa primera parte te atrapa desde el minuto uno. Además, mantiene el misterio de algo que pasa al principio de todo con un jeque -y que no os contaré para no chafaros el interés- y que tendrá consecuencias importantes a medida que avanza la peli.
Durante toda esa primera mitad, hay secuencias que te dejan clavado al asiento, como el del atentado a un autobús, y que monta un cirio del quince en pleno centro residencial. O toda la parte de espionaje de después, en la que ni pestañeas para no perderte un solo detalle de cada sospechoso, o de cada persecución. Y, por supuesto, cuando pasa lo que podríamos llamar el súper atentado, ahí ya la flipas (os prometo que la imagen esa de una mujer bajando unas escaleras como medio ida que, de repente, se gira y ves cómo le falta un brazo, me costará de olvidar). Además, como no sabes quién o quiénes son los malos (los moros de turno, sí, vale, pero es como no decir nada porque no te imaginas la carita que tienen, ni cómo pararlos), pues aún aumenta más ese interés no sólo por saber si los pillan, sino cómo, o si es antes de que monten otro pollo de los suyos.
Ahora bien, hay un momento en que en "Estado de sitio", parece que la cosa se les va de las manos, y te da la sensación de que como no sabían de qué forma salir del berenjenal en el que se habían metido, tiran por el camino del medio, sin saber muy bien a dónde irán a parar. Supongo que eso pasa cuando empiezan a meterse a saco paco los militares en todo el embolao (cuando construyen esa especie de campo de concentración en un estadio, cuando Denzel tiene que acelerar para que no revienten media ciudad por los aires y tal). Toda esa parte no está mal, pero tienes esa impresión de que no han sabido cómo mantener la crítica a todo el tema de los atentados y que han decidido sacar al moro de turno para partirle la cara.
De todas formas, "Estado de sitio" es una peli que me gusta ver de cuando en cuando, que sigue siendo igual de interesante y con una intriga brutal. Sé de sobra lo que pasa y cómo acaba, pero acojona hasta cierto punto ver cómo algunas de las cosas que ves y piensas "bueno, sólo es una peli", de repente se pueden volver de lo más reales. Por suerte, la peli está muy bien hecha y, si además sale Denzel Washington -creo que es uno de los tíos más simpáticos y mejores actores que salen ahora mismo en las pelis americanas-, pues aún te lo pasas mejor. Ahora, ya os digo que "Estado de sitio" no es solo un entretenimiento. Da que pensar, y mucho. Cosa que, unido al hecho de que te lo pases bien y entretenido un rato mientras lo ves, pues te sienta mucho mejor.