lunes, 14 de mayo de 2012

CINE CLÁSICO: "EL COLOSO EN LLAMAS"

TÍTULO: EL COLOSO EN LLAMAS

DIRECTOR: JOHN GUILLERMIN & IRWIN ALLEN

REPARTO: PAUL NEWMAN, STEVE MCQUEEN, FAYE DUNAWAY, WILLIAM HOLDEN, ROBERT WAGNER, FRED ASTAIRE, JENNIFER JONES, O.J. SIMPSON, ROBERT VAUGHN, RICHARD CHAMBERLAIN

DURACIÓN: 157 min.

AÑO: 1974

GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • El género cinematográfico conocido como “cine de catástrofes”, tuvo una especial repercusión durante los años setenta. Desde el comienzo de esta década, producciones como “Aeropuerto – Airport, 1970” o “La aventura del Poseidón - The Poseidon adventure, 1972” dieron buena muestra de lo que Hollywood era capaz de hacer dentro de este particular sub-género, convirtiendo a muchas de estas producciones en iconos de referencia dentro de la historia del cine. Así pues, animados por el tremendo éxito de, por ejemplo, estos dos títulos citados, el director y productor Irwin Allen puso en marcha una súper producción mucho más ambiciosa. Siguiendo un esquema argumental muy parecido al desarrollado en, precisamente, “La aventura del Poseidón”, dicho largometraje centraba su atención en el descomunal incendio de un gran rascacielos y en la consecuente odisea de un grupo de bomberos y técnicos por sofocarlo, para salvar la vida de aquellos que habían quedado encerrados en su interior. El resultado fue “El coloso en llamas” que, aunque es posterior en su realización a otros títulos, está considerado hoy como el principal referente de cine catastrófico, y como una de las películas más trepidantes del último cine clásico. Además, al igual que las anteriores, no se reparó en gastos ni a la hora de contratar a su gran reparto, ni en la confección de los espectaculares efectos especiales.

    El día de la inauguración el rascacielos más alto de San Francisco, Jim Duncan (Holden), el principal inversor y promotor de la obra, organiza una gran recepción para celebrar la inauguración, a la que invita a numerosas personalidades de la política y la alta sociedad californiana. Sin embargo, a causa de un defecto en la instalación del cableado eléctrico, en el edificio se declara un monstruoso incendio. Por fortuna, entre los invitados se encuentra Doug Roberts (Newman), el arquitecto que diseñó el edificio, y cuyos conocimientos de la estructura parecen decisivos a la hora de evacuar a los invitados. Sin embargo, ni los vanos intentos de Jernigan (Simpson), jefe de mantenimiento del edificio, ni las ideas de Roberts parecen ser suficientes. Cuando haga acto de presencia Mike O'Hallorhan, el jefe de la compañía de bomberos, Roberts ý él harán lo posible por sacar con vida a todos los invitados, entre los que se encuentra Susan (Dunaway), la novia de Roberts, y el egoísta hijo de Duncan, Bigelow (Wagner).

    "El coloso en llamas" es un espectáculo catastrófico de primer orden, dicho sea ello con el mayor de los respetos. No en vano, para su producción fue necesaria la asociación de dos de las mayores productoras cinematográficas del momento -la Fox y Warner Bros.- hecho que, aunque hoy en día parezca algo de lo más normal, tampoco era tan frecuente hace cuarenta años. No obstante, el productor y co-director Irwin Allen (las malas lenguas especulaban sobre el excesivamente férreo control de Allen durante la producción del largometraje) logró que cada centavo invertido en su elevado presupuesto para los cánones de la época lucieran en la gran pantalla. Así pues, la acción de "El coloso en llamas" experimenta un crescendo durante la práctica totalidad de su metraje, de forma que, tras una introducción que poco aporta al conjunto del largometraje (salvo para poco más que para presentar a sus principales protagonistas), el resto del film consigue que en espectador asista atónito a las complicaciones provocadas por el devastador incendio, y a las trepidantes e ingeniosas maniobras del grupo de bomberos por salvar la vida de la gente que ha quedado atrapada.

    Por otra parte, "El coloso en llamas", siguiendo la estela dejada dos años antes por "La aventura del Poseidón" -también producida por Allen-, es un film confeccionado como una gigantesca trampa por fases de forma que, cuando el espectador comienza a tener la sensación de que una solución es viable, siempre hay algún factor que entorpece la escapada. Por supuesto, cada uno de estos elementos contrarios a favorecer el rescate es cada vez más espectacular. Un ejemplo de ello sería la llegada de un grupo de invitados a la azotea del edificio a la que se está acercando un helicóptero para llevárselos cuando, de repente, una gigantesca llamarada alcanza a la aeronave, que cae al suelo convertida en una bola de fuego. Y, por supuesto, el intento de rescate a través de un cable entre uno de los ventanales del salón de celebraciones y otro polo más seguro. Todas estas secuencias están no sólo realizadas con una espectacularidad asombrosa, sino que le otorgan un realismo deslumbrante a todo el conjunto. Y, en todo momento, el público con el alma en vilo.

    Por desgracia, la fama y éxito indiscutible de esta serie de producciones catastrofistas acabaron derivando en la realización de films muchísimo menos interesantes y carentes de cualquier interés (caso de, por ejemplo, "El enjambre - The swarm, 1978" -también realizada por Irwin Allen-, o las diversas continuaciones de "Aeropuerto"), lo que provocaron la cancelación de más proyectos similares. Por suerte, hoy en día, esto nos permite disfrutar en mayor medida de producciones como éste "El coloso en llamas", convertida ya en una película de culto dentro del sub-género de películas de catástrofes.

  • MR. HYDE DICE:
  • No me suelen chiflar las pelis de cine catastrófico. Ni siquiera las modernas (“Un pueblo llamado Dante’s Peak – Dante’s Peak, 1996”, “Volcano – Volcano, 1996”, “Daylight (Pánico en el túnel)– Daylight, 1996”, “Poseidón – Poseidon, 2006”, etc.). Más que nada porque ya sabes de antemano que, por mucho efecto especial que tengan (todo lo flipantes que quieras, eso no lo niego), cómo acabará la cosa: quiénes conseguirán sobrevivir, quiénes palmarán los primeros, y que si el guión llega a la media página ya será mucho. Vale que todo eso lo adornan con mucho ruido, música de esa que suena a grandioso, y con un par de escenas medio lacrimógenas en que el héroe de turno se despide de los suyos antes de sacrificarse para salvarlos a todos. O sea, cliché tras cliché. Sí que es cierto que alguna de las más recientes, como “Armageddon – Armageddon, 1998” sí que hicieron que me lo pasara pipa, pero en ese caso estamos hablando de Michael Bay que, pese a quien pese, entiende el mundo del espectáculo muchísimo mejor que el noventa y mucho por cierto de los espabilados que andan sueltos por Jolibú. Pero eso ya es otro cantar. En fin, que os suelto todo este rollo para deciros que, pese a que no soy fan de estas catástrofes, “El coloso en llamas” es una de las pocas que sí me ha gustado y que está muy guapa.

    De todas formas, aparte de que la peli me haya gustado y crea que mola, también debo reconocer que es de las que el guión llega a la media página. Sólo les hace falta una excusa (el cortocircuito que provoca la chispa que lo peta todo) para montar el cisco, y tirarse las dos horas siguientes entre fuegos brutales y secuencias de vértigo. Pero, como le pasaba a la peli de Bruce Willis, están tan bien hechas y te mantiene en tensión de una forma tan currada que no acabas pensando en que “El coloso en llamas” en una película para no pensar mucho –o nada- mientras la ves. Además, hay tanto famosete pululando por ahí que está chulo ver a cada uno de ellos haciendo papeles que, de normal, tampoco suelen hacer (el más notorio es Fred Astaire).

    “El coloso en llamas” es una película que hace que le vayas cogiendo interés a medida que avanza la acción. Al principio, hay mucho bla-bla que no sirve para nada. Pero cuando la chispa empieza a incendiar un piso, y de ahí se propaga el incendio, “El coloso en llamas” se convierte en una atracción tipo montaña rusa cojonuda. A cada momento, aparece una nueva complicación que les obliga a Paul Newman y Steve McQueen a darle vueltas al coco para evitar más destrozos y salvar a la gente que está atrapada. Y, por supuesto, tú estás viendo todo eso con el culete apretado. Por ejemplo, uno de los momentos más impresionantes que recuerdo de la peli, es cuando una mujer, que está envuelta en llamas, se tira por la ventana, y va directa hasta el suelo. Ahora, tal vez sea una escena que tampoco impresiona mucho, pero fijo que cuando la peli se estrenó, a más de uno se le heló la sangre. O, por poner otro caso, el trozo ese en el que empiezan a evacuar el salón donde están los VIPS, haciendo que funcionen unos ascensores externos, y ves que la gente se mata por subir a ellos, sin importarles un pimiento a quién tienen al lado.

    Puede que el final de “El coloso en llamas” esté un poco pillado por los pelos. Pero es que también había que acabarla de alguna forma, y supongo que esa forma es tan válida como cualquier otra (y digo que está pillada por los pelos porque, siendo algo tan evidente –no os voy a decir cómo lo hacen para no cagar la sorpresa-, lo primero que te preguntas, es por qué carajo no se les ha ocurrido antes). Pero vamos, ya os digo que son algo más de dos horas de peli de suspense muy chula y que, aunque sólo sea por ver una de las películas de desastres más famosa de la historia del cine, ya merece la pena dedicarle un rato a verla. Aunque, como a mí, no os entusiasme mucho el género.