miércoles, 11 de abril de 2012

CINE DE LOS 90: "EL FUGITIVO"

TÍTULO: EL FUGITIVO

DIRECTOR: ANDREW DAVIS

REPARTO: HARRISON FORD, TOMMY LEE JONES, JEROEN KRABBE, JOE PANTOLIANO, SELA WARD, ANDREAS KATSULAS

DURACIÓN: 127 min.

AÑO: 1993

GÉNERO: POLICIACO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Aunque no suele ser habitual, he leído los comentarios de mi querido colega Hyde antes de escribir mi parte de crítica. Sin que sirva de precedente, no puedo estar más de acuerdo con él. Es una lástima que un buen actor como lo es –me resisto a decir “ha sido”- Harrison Ford, haya caído en una espiral de películas anodinas, insípidas e intrascendentes (cuando no decididamente malas), sobretodo teniendo en que cuenta que en su haber se encuentran films tan entretenidos como la película que hoy comentamos, “El fugitivo”. Es más, ésta es, con toda probabilidad, una de las mejores traslaciones a la gran pantalla de una famosa serie de televisión, junto con la excelente “Los intocables de Elliot Ness – The untouchables, 1987” que llevó a cabo con gran éxito Brian de Palma (sobre del resto de infructuosos intentos de llevar series de televisión al cine, más vale correr un tupido velo). Dirigida con notable eficacia por Andrew Davis (quien ya había demostrado su talento para films policíacos y de acción como “A la caza del lobo rojo – The package, 1989” o esa especie de imitación de cualquier entrega de “Jungla de cristal”, a mayor gloria de un hoy olvidado Steven Seagal, que es “Alerta máxima – Under siege, 1992”), “El figutivo” es un excelente largometraje repleto de intriga, secuencias trepidantes y, por encima de todo, una historia con muchísimo gancho.


    El doctor Richard Kimball (Ford) es acusado del asesinato de su mujer. A pesar de declarase inocente, proclamando que el responsable del crimen es un hombre manco, Kimball es condenado a muerte. Sin embargo, mientras es trasladado a la prisión en la que debe aguardar la ejecución de la sentencia, su autobús sufre un aparatoso y espectacular accidente, gracias al cuál, tanto Kimball como otros presos, consigue escapar. Será entonces cuando decida investigar por su cuenta quién es el responsable del asesinato de su esposa, y por qué lo han acusado a él. Mientras tanto, Sam Gerard (Jones), un implacable agente de la ley, procurará por todos los medios detenerle y llevarlo de nuevo ante la justicia, para lo que no dudará en realizar un asombroso despliegue policial.


    Cierto es que también es exagerada la admiración profesada por “El fugitivo” desde que se estrenó, hace ya casi veinte años (¡cómo pasa el tiempo!) y que, contrariamente a lo que pudiera pretender el film, puede pecar un poco de sobreestimado. Es verdad que el largometraje consigue ganarse el aprecio del público, al que cautiva con su historia de suspense y puesta en escena emocionante. Sin embargo, no hay que olvidar que, aparte de su elaborado guión, “El fugitivo” no deja de ser un puro entretenimiento, diseñado y hecho explícitamente para divertir a las audiencias (caso aparte es la muy creíble actuación de Tommy Lee Jones como inasequible agente de policía, galardonada con el Oscar al mejor actor de reparto en la edición de aquel año) y hacer pasar un buen rato al espectador. Por consiguiente, sí que da la sensación de que se ha querido aupar a esta película por encima de otras con mucha más calidad como largometraje hecho que, desde un punto de vista más neutro, es exagerado.


    No obstante, ello no debe ser impedimento para que “El fugitivo” sea un pasatiempo muy agradable de disfrutar. Andrew Davis se esfuerza lo suficiente como para no dejarse tentar por la violencia explícita (que podría estar más que justificada en un film de estas características) para centrar la acción en la odisea que vive el protagonista principal, logrando que la puesta en escena haya servido de base para muchas de las prescindibles imitaciones que se han realizado desde entonces a partir de argumentos más o menos disimulados, pero que beben de “El fugitivo”. Por lo que respecta a esta película, como ya hemos apuntado, es un divertimento excelente, lleno de emoción, intriga y acción. Para disfrutar de un buen espectáculo servido con gracia y acierto pero, no por ello, más trascendente.



  • MR. HYDE DICE:

  • ¡Qué tiempos aquellos en los que Harrison Ford hacía películas que eran un éxito y que estaban de lo más chulas y entretenidas! A quien se le diga que el que lo petó haciendo pelis como ésta o las tres primeras de Indiana Jones iba a acabar haciendo mierdas del calibre de “Hollywood: Departamento de homicidios – Hollywood Homicide, 2003”, “Morning glory – Morning glory, 2010” o “Cowboys y aliens – Cowboys vs. Aliens, 2011” le costaría de creer. En fin, por suerte, siempre nos quedarán películas como “El fugitivo”, donde no sólo da la sensación de que se preocupa un poco por querer actuar, sino que la peli consigue atraparte desde el principio con esa historia estupenda de suspense, traiciones y falsos culpables.


    Yo ni recuerdo ni he visto nunca la serie original en la que se basa “El fugitivo”, pero vamos, que tampoco hace falta para entender el argumento de la película, ni para pasártelo pipa con la huida e investigación que tiene que hacer el pobre hombre para averiguar quién ha matado a su mujer. La peli, además de estar muy bien hecha (no os perdáis la ya famosa escena del accidente autobús y el descarrilamiento del tren), es trepidante. Tiene una historia muy muy interesante, no cayendo en la trampa de darlo todo bien masticadito, sino que tienes que estar atento para seguir bien las pistas que el doctor va encontrando, y que cada vez vas viendo más por dónde van los tiros para saber quién es el malo de turno y, sobretodo, por qué. Eso creo yo que es lo bueno que tiene “El fugitivo”, que no se contenta con ser una simple película de acción centrada en cómo huye uno y cómo lo persigue otro, sino que todo gira alrededor de la investigación que hace Harrison Ford para saber quién le ha tendido semejante trampa.


    Por supuesto, ni qué decir tiene que los momentos de suspense están diseñados al milímetro para hacer que te cojas bien al sillón (cuando el doctor se cruza con un policía en un hospital después de haberse cambiado de ropa y afeitarse, cuando él se hace pasar por un encargado de limpieza para averiguar cosas sobre la prótesis del hombre manco en el ordenador de otro hospital...) y, evidentemente, las escenas de acción no se quedan atrás. De las mejores, aparte de la que ya os decía antes del autobús, es estupendo el momento ese en el que el fugitivo le echa un par de huevos y se mete en el mismísimo edificio de la policía para obtener una información, y la caza de la que tiene que escapar después cuando el policía que le persigue se da cuenta de ello (eso y cómo se camufla después en mitad de un desfile es impresionante), o toda la parte final en el tejado y lavandería de un hotel. Eso sí, llama la atención que el director que ha sabido hacer de “El fugitivo” una peli tan entretenida sea el mismo que antes ya había hecho dos películas de Steven Seagal –ahí es nada, colega-, pero bueno, supongo que la práctica le ha funcionado bien, porque el resultado es estupendo.


    Lo único malo así que le veo yo es que toda la historia es un pelín liosa sin no estás al quite. No tiene por qué ser una desventaja precisamente, pero sí que es verdad que lo podían haber hecho un poco más sencillo para no tener que andar liándote con nombres de personajes que salen poco, o con momentos que no quedan del todo claro (por ejemplo, ¿por qué coño dice la mujer, ya medio moribunda, “Richard quiere matarme” en el contestador de la policía? ¿Está tonta o qué?). Y que, por supuesto, que aunque quieran hacer escenas espectaculares, también se tiran el pedo cerebral un poco exagerado: ves y tírate tú de lo alto de una presa así a pelo, y a ver si resulta que ni te rompes una uña. Pero vamos, que tampoco importa mucho porque “El fugitivo” no pretende ser más que un entretenimiento de primera, cosa que consigue de sobra. Si no la habéis visto (creo que la pasaron por la tele hace poco), y tenéis ocasión, es la película perfecta para pasar un rato distraído y muy enganchado a una historia trepidante.