jueves, 15 de marzo de 2012

CINE ACTUAL: "EL PIANISTA"

TÍTULO: EL PIANISTA

DIRECTOR: ROMAN POLANSKI

REPARTO: ADRIEN BRODY, EMILIA FOX, FRANK FINLAY, THOMAS KRETSCHMANN, MAUREEN LIPMAN

DURACIÓN: 148 min.

AÑO: 2002

GÉNERO: DRAMA BÉLICO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • La recreación de la tragedia que supuso para la historia de la humanidad la salvajada nazi, así como sus consecuencias -especialmente sus consecuencias- ha sido llevada a la gran pantalla desde el más variopinto estilo y tipo de películas. Desde aquellas centradas en las aventuras de espionaje entre las tropas de Hitler y los Aliados, hasta aquellos largometrajes que, desprendiéndose de este halo de intriga, se decantan por relatar historias duras y directas, más o menos acarameladas, sobre la tragedia que supuso semejante despropósito. Así pues, en este segundo grupo de obras, podemos encontrar desde las obras más clásicas como "El diario de Ana Frank - The diary of Anne Frank, 1959" hasta propuestas más recientes, como la obra maestra de Steven Spielberg, "La lista de Schidler - Schindler's list, 1993". A este grupo cabría añadir ahora una de los más fascinantes films del realizador Roman Polanski, quien parte de la obra del propio pianista judío Wladyslaw Szpilman, para recrear los años de la Segunda Guerra Mundial en la que éste consiguió esconderse con éxito de las tropas nazis, y cuyo amor y talento para tocar el piano logró salvarle la vida.


    Wladyslaw Szpilman (Brody) es un joven y eminente pianista que vive en Varsovia con su familia. Días antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, al producirse la invasión de Polonia por parte de la tropas nazis, Wlaydslaw se ve obligado a recluirse en el ghetto judío de la capital, participando en trabajos forzados para las tropas invasoras. Cuando los nazis comienzan a trasladar judíos a los campos de concentración, Wladyslaw se ve separado de toda su familia, y obligado a sobrevivir escondiéndose de los nazis, tanto en pisos francos de simpatizantes de los judíos como en edificios derruídos, debiendo mantener esta situación durante el resto del conflicto armado.


    A diferencia de lo que opina mi querido colega Hyde -aunque más que de diferencia, quizás sería más acertado hablar de complemento-, "El pianista" es mucho más que la enésima versión cinematográfica de los desastres causados por la Segunda Guerra Mundial. En "El pianista", Polanski comete el gran acierto de plasmar semejante tragedia de un ciudadano judío de a pie (no estamos hablando de ningún héroe de renombre como suele suceder en otros largometrajes similares), cuyo increíble talento al piano y gran astucia logró salvarle la vida. Así pues, si bien estoy completamente de acuerdo con que resulta de lo más original la aportación musical en la historia, no es menos cierto que la arrebatadora puesta en escena de Polanki, aunque salpicada de detalles ya conocidos (por ejemplo, la secuencia en que un oficinal nazi llama a una serie de trabajadores judíos al azar, los coloca en fila boca abajo en el suelo y los ejecuta de un disparo en la cabeza), destaca tanto por la elegancia de su dinamismo como por lo ejemplar de la planificación. Dicho así, puede resultar algo confuso, por lo que trataremos de concretar a qué nos estamos refiriendo más particularmente.


    En primer lugar, cuando hablamos de la elegancia del dinamismo, nos referimos a que Polanski se las ingenia para retratar las constantes incursiones nazis con una sencillez tremenda. En efecto, el realizador polaco se aleja del sentimentalismo simplón y del endulcoramiento para mostrar la tragedia que supuso ser judío durante aquellos años con lo que alguno podría calificar de excesiva frialdad. Instantes como la destrucción del ghetto judío, la aniquilación de un pequeño foco de resistencia a los nazis, u otros momentos más importantes como la separación de la familia de Wladyslaw cuando éstos son introducidos en el tren que los transportará al campo de concentración son contemplados casi de manera documental de forma que no haya excesivo lugar para las emociones.


    Ahora bien, en segundo lugar mencionábamos lo ejemplar de la planificación. Y es que, a pesar de este aparente distanciamiento, Polanski es capaz de combinar secuencias como la indicada anteriormente, con otras que contrarrestan la aparente falta de emotividad, tal y como sucede con aquella en la que Wladyslaw, tras ver partir a su familia en dicho tren, se pasea por las calles desiertas del ghetto viendo cómo están pobladas de cadáveres tirados por el suelo; o como cuando éste, tras lograr huir de un hospital que es bombardeado por los nazis (la secuencia de la caza a Wladyslaw por los tejados en ruina de una casa también sería un buen ejemplo de esta planificación), llega a una calle en la que, gracias a un espectacular travelling panorámico, el espectador puede apreciar en todo su esplendor en desastre de la contienda, al ver una gran avenida flanqueada de edificios completamente derruidos.


    Afortunadamente, Polanski también se encarga de intriducir pequeños apuntes humorísticos con el fin de poder quitarle un poco de hierro al sufrimiento constante de la historia. Así, aunque se trate de un humor negro, llaman la atención instantes como aquel en que un oficinal nazi, antes de ejecutar a un judío, debe desatascar su pistola ante la mirada atónita de éste. O, también, ya hacia el final de la cinta, cuando Wladyslaw está a punto de ser acribillado por las tropas aliadas que lo confunden con un nazi porque lleva puesto el abrigo de un oficial alemán; cuando le pregunta que por qué va vestido con esa prenda, él se limita a contestar, tiritando, que porque tiene frío.


    En resumidas cuentas, "El pianista" es una obra fascinante, diferente y construida de maravilla, gracias al saber hacer de un realizador que, con cada nueva obra, ha demostrado que es uno de los grandes talentos que ha dado la historia del cine. Asimismo, lo cabría decir algo parecido de la portentosa interpretación de un casi novel Adrien Brody en el papel protagonista (justamente recompensada con el Oscar al mejor actor), y de la recreación de toda la historia, tanto por parte del director de fotografía Pawel Edelman, como del director artístico, capaz de recrear una Polonia arrasada por la tragedia. Sensacional largometraje.



  • MR. HYDE DICE:

  • "El pianista" es una buena película. De hecho, puede que más que eso, que sea muy buena película. hecha de fábula y con Adrien Brody haciendo un papelazo de mil demonios -es más, en vista de las chuflas que ha hecho después de "El pianista", mucho me temo que sea el único buen papel que haga-. Ahora viene el pero... pero es una historia que hemos visto ya de mil formas iguales antes. Vale que sea un tanto conveniente recordar la masacre que cuatro malnacidos hicieron con el mundo pero es que, quitando el hecho de que el protagonista sea un pianista brillante, el resto de la peli son escenas de nazis cargándose a judíos que han recreado ya en otras tantas películas antes. De hecho, casi se podría decir que "El pianista" es como "La lista de Schindler" pero con música de piano de por medio. Porque el resto: las matanzas de judíos, los saqueos del ghetto, las persecuciones de los nazis y tal, todo es lo mismo que lo que ya sabíamos y habíamos tenido que ver antes.


    Y eso es lo malo de "El pianista" o, al menos, la impresión que tuve cuando la vi por primera y segunda vez, que la historia está contada muy bien y la peli muy bien hecha, pero que ya huele un poco a caldo recalentado. ¿Tiene eso que ver algo con que no merezca la pena? Para nada. Ya os digo que la película es una pasada, sobretodo porque -y aquí sí que viene el punto original- no se centra tanto en las cabronadas de los nazis, sino en la astucia del pobre pianista para salvar el culo, refugiándose donde buenamente podía, y tratando de dar esquinazo a cualquier precio. Y, por supuesto, metiendo la música de piano de por medio. Estas son las cosas que de verdad me llamaron la atención: casi todos los momentos en que la música de piano tiene algo que ver con la historia que te están contando. Así, por ejemplo, de toda la película, con lo que tiene que ver con esto que os digo, es impresionante ese instante en el que el pianista está dando un concierto para la radio en el momento en que empiezan a bombardear Varsovia: los locutores, técnicos de sonido y tal salen como conejos del estudio, mientras él se sigue como si nada viendo cómo el resto se pira mariquita el último hasta que, por fin, un bombazo revienta medio estudio y él se larga también.


    Si ese momento que os comentaba es el primero de los que tiene que ver claramente con la música, os juro que se me ponen los pelos de punta con otros trozos alucinantes, como cuando está escondido en un piso en el que no tiene ni que hacer ruido -casi ni respirar-, y ve que hay un piano. Vale, pues el tío levanta la tapa, se sienta delante y empieza a mover las manos por encima del teclado, sin llegar a apretar una sola tecla, pero nosotros sí que escuchamos la música del piano, como si escucháramos la música que él oye al mover las manos. Y, por supuesto, casi al final de la película, cuando el pobre está hecho una mierda y refugiado en un edificio en ruinas, cuando el oficinal nazi le sorprende y le pide que toque el piano. Os juro que es un momento que te deja tan flipado que casi te olvidas del resto.


    Por lo demás, quitando esos dos o tres momentos más originales, es, como os digo, más de lo mismo: mucha masacre nazi, muchas cabronadas a los judíos, y bombardeos y disparos por Polonia. De todas formas, sí que hay que reconocerle el mérito a Roman Polanski de rodar una película como ésta, en especial si tenemos en cuenta que a él le tocó vivir una odisea parecida. El hombre consigue un realismo parecido al de Spielberg en "La lista de Schindler", solo que cambiando la insuperable música de John Williams por la de Chopin. En definitiva, "El pianista" es una película que merece la pena ver, fijándose sobretodo en estos trozos que os digo, y que la diferencian un poco del resto de otras películas que son iguales. Ah, y atención al papelón de Adrien Brody, que parece que nació para hacer esta peli.