domingo, 19 de agosto de 2012

CINE A DESCUBRIR: "EN LA BOCA DEL MIEDO"

TÍTULO: EN LA BOCA DEL MIEDO

DIRECTOR: JOHN CARPENTER

REPARTO: SAM NEILL, JÜRGEN PROCHNOW, JULIE CARMEN, CHARLTON HESTON, FRANCES BAY

DURACIÓN: 95 min.

AÑO: 1994

GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • John Carpenter es un director tan sorprendente como irregular o, como se diría en una jerga más coloquial, alguien que sirve tanto para un roto como para un descosido. Se ha puesto al frente de proyectos de bajo presupuesto que le han permitido dar rienda suelta a su creatividad ("El príncipe de las tinieblas - Prince of darkness, 1987", "Están vivos - The live!, 1988"), así como de producciones más caras que, por diversos motivos, no han logrado contar con el beneplácito del público ("Golpe en la pequeña China - Big trouble in little China, 1986", "Memorias de un hombre invisible - Memoirs of an invisible man, 1992"). Sin embargo, a mediados de los noventa, Carpenter realizó una de sus obras más logradas, recuperando no sólo el espíritu de sus primeros largometrajes -en los que primaba muchísimo más el suspense por encima de los golpes de efecto a base de costosos efectos visuales-, sino logrando imprimir a cada secuencia un ritmo endiabladamente atractivo gracias, en buena parte, al interesante libreto escrito por el productor y ocasional guionista Michael de Luca.

    John Trent (Neill) es un detective privado especializado en casos de poca envergadura que, por lo general, suelen guardar relación con la localización de personas desaparecidas. John acepta un caso que le propone Jackson Harglow (Heston) el dueño de una importante editorial, en el que le pide que localice a uno de sus escritores de mayor éxito: Sutter Cane (Prochnow). Cane ha desaparecido sin dejar ni rastro, justo antes de entregar la copia de su última obra, y coincidiendo con una extraña oleada de violencia entre los fans de la serie de novelas de terror escritas por el novelista. Será entonces cuando John, acompañado de una joven ayudante llamada Linda (Carmen), se desplace hasta un pequeño pueblo que aparece en todas las novelas de Cane, con el fin de encontrar alguna pista que le guíe hasta el desaparecido escritor.

    "En la boca del miedo" se combinan dos géneros que, rara vez, suelen funcionar debidamente juntos: cine y literatura. Por supuesto, no nos estamos refiriendo a las adaptaciones de obras literarias, sino a la combinación de ambas temáticas en un mismo largometraje. Si bien, sí existen antecedentes reconocidos de films en los que dicha temática ha dado resultados muy positivos ("Misery - Misery, 1990"), por ejemplo, como apuntamos, no suele ser muy corriente. Sin embargo, en "En la boca del miedo", el punto de partida no puede ser más prometedor. No obstante, ya hemos comenzado afirmando que el film se caracteriza por tono de suspense que Carpenter le imprime con su puesta en escena pero, ¿cómo lo consigue? A continuación lo comentamos.

    Para empezar, Carpenter acierta de lleno al desarrollar la historia al tiempo que la van viviendo sus personajes principales. Es decir, que no se le facilita información previa al espectador, ni se le dan a conocer detalles vitales del argumento para que, junto con el investigador al que encarna de forma muy convincente Sam Neill, el público se vaya topando poco a poco con los mismos enigmas que el presonaje principal. Esto es una decisión de lo más positiva ya que, desde el comienzo en el que el dueño de la editorial propone el caso a Trent (con la consecución de un escalofriante incidente), hasta el mismo momento en que Trent llega al pueblo en compañía de Linda, el espectador ya intuye que va a suceder algo importante (atención a lo que sucede en la recepción del hotel tras ser atendidos por una -aparentemente- cálida ancianita).

    Del mismo modo, Carpenter logra otro éxito en la puesta en escena gracias a una fantástica labor de dos departamentos fundamentales en la realización de cualquier película: la dirección artística y el maquillaje. Por lo que respecta a la primera, "En la boca del miedo" carecería de ese añadido de suspense y terror de no ser por la fantástica labor de Peter Grundy, capaz de convertir un apacible pueblo en un lugar infernal, y de recrear las fantasías del escritor en un mundo aparentemente real (la iglesia negra, por ejemplo). En lo que concierne al segundo, es más que evidente que la labor de todo el equipo de maquillaje, quienes crearon toda una serie de criaturas deformes y monstruosas que pueblan tanto la imaginación del escritor como el mundo en el que se adentra el detective. Asimismo, hay que destacar la música co-compuesta por el propio Carpenter (algo casi siempre presente en sus largometrajes), que resulta ser mucho menos histriónica de lo habitual (ver los excelentes títulos de crédito a ritmo de las rotativas de un periódico) y acompaña al personaje de forma excelente desde el comienzo hasta su apocalíptico final.

    En resumidas cuentas, "En la boca del miedo" está lejos de ser ni el mejor film de Carpenter ni, mucho menos, del género. Sin embargo, sí que resulta lo suficientemente interesante como para que el espectador quede enganchado por un prometedor comienzo que, si bien se va desinflando a grandes pasos conforme avanza la película, contiene el suficiente encanto como para guardar un buen recuerdo de ella.

    MR. HYDE DICE:

    Me encantó "En la boca del miedo". La vi en una sesión de videoteca en la que le hacían un monográfico a John Carpenter (aunque supongo que eso a vosotros os da lo mismo) y, aunque aquella sala era cutre a más no poder, "En la boca del miedo" me enganchó a lo bestia, de principio a fin. Igual lo que os digo ahora es un poco empezar la casa por el tejado pero, como suele pasar con muchísimas pelis de miedo, "En la boca del miedo" es una película que empieza muy bien... para acabar regular. Eso sí, en medio de todo ello, tiene momentos de cagancho del bueno, de suspense y de misterio de los que te dejan recuerdo.

    A mí no es que me chifle el cine de John Carpenter. Sé que muchos lo consideran un maestro del cine de terror y todo eso, pero yo más bien tengo la impresión de que el tío especializado en hacer películas cutronas a más no poder, con unos presupuestos que parece que lo haya rodado en su casa de verano y que, de vez en cuando, se gasta un huevo de millones en hacer una cosa más cara que, por desgracia para él, se acaba metiendo un mamporro de la leche ("2013: Rescate en L.A. - Escape from L.A., 1996", por ejemplo). Eso sí, también reconozco que el pollo tiene pelis que están de lo más chulas aunque, no sé si será coincidencia o no, son de las que ya tienen sus añitos: "1997: Recate en Nueva York - Escape from New York, 1981"o "La cosa (el enigma de otro mundo) - The thing, 1982" o "Starman - Starman, 1984", por poner unos ejemplos más. Pero bueno, os cuento todo este rollo porque, cuando vi "En la boca del miedo", no me esperaba que fuera gran cosa pero, mira tú por dónde, resulta que me parece una de sus pelis más curradas.

    En mi -nada- humilde opinión, "En la boca del miedo" tiene algo que no tiene ninguna de las otras pelis que he visto de John Carpenter, a excepción de la primera parte de "La noche de Halloween": intriga. Todas las demás son a base de fantasmas, monstruos, muertos vivientes y cosas por el estilo. En cambio, desde el principio de "En la boca del miedo" (pedazo de susto que te llevas en el momento en que el editor y el detective están almorzando e un café), ya te empieza ese gusanillo del misterio con una historia estupenda, que se va haciendo cada vez más grande (no os perdáis cuando el detective y la otra chica llegan a ese hotel tan raro y empiezan a compararlo con lo que ha escrito el novelista en sus libros), hasta que todo acaba explotando.

    Y ahí, queridos amigos, es donde llega la cagada. Se vé que lo quieren hacer todo de forma que vaya creciendo la intriga y el suspense (sobretodo para demostrar cómo es que el detective se está volviendo tarumba con las cosas que se va encontrando por ahí) que, al final, "En la boca del miedo" acaba siendo más cansina de lo que suponías. No hay más que ver los intentos desesperados del pobre detective por salir de ese poblacho inmundo y como, con cada intento, no hace más que volver al sitio del que había salido. Por supuesto, cuando ya empiezan a aparecer los monstruos mutantes esos y las cosas raras de personas deformes que dan asquete, la cosa ya pierde casi todo el interés que había tenido al principio. Pero, el final del todo (lo que el de arriba suele llamar "clímax") consigue que, después de tanto tío raro circulando por ahí, la cosa se enderece un poco más. Así, cuando "En la boca del miedo" acaba, con lo que te quedas es con lo guapa que ha estado toda la parte de misterio e investigación del detective, y un poco menos con la ida de pinza que le da al pollo con todo lo que pasa en el pueblo ese de mala muerte en el que acaban. Al menos, eso es lo que me pasó a mí y, por eso mismo, os aconsejo que la veáis.