miércoles, 18 de julio de 2012

CINE DE LOS 90: "EL SEXTO SENTIDO"

TÍTULO: EL SEXTO SENTIDO

DIRECTOR: M. NIGHT SHYAMALAN

REPARTO: BRUCE WILLIS, HALEY JOEL OSMENT, TONI COLLETTE, OLIVIA WILLIAMS

DURACIÓN: 107 min.

AÑO: 1999

GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • A finales del siglo pasado, el cine de terror pareció sufrir una transformación que lo cambiaría por completo. Si bien, a finales de verano, se estrenaba con éxito triunfal una falso-documental rodado en plan amateur y con los recursos mínimos e imprescindibles llamado "El proyecto de la bruja de Blair - The Blair witch project, 1999" -de la más que dudosa calidad del film hablaremos en otro momento-, a penas unos meses después se estrenaba en todo el mundo la que se convertiría en una de las películas de terror más taquilleras de la historia y, casi al instante, en uno de los títulos de referencia obligada del género: "El sexto sentido". Realizada por el casi primerizo director de origen hindú M. Night Shyamalan, el film constituía un ejemplo prácticamente perfecto de lo que debe ser un film de suspense, terror e intriga, muy bien dirigido, con una puesta en escena milimetrada para que cada sorpresa sea recibida directa al cerebro del espectador, y con la revelación de un joven intérprete que dejó con la boca abierta a la práctica totalidad de la crítica especializada.

    Malcolm Crowe (Willis) es un reconocido psiquiatra que vive con su mujer, Anna (Willliams), en Filadelfia,. Tras sufrir un revés en su carrera provocado por uno de sus antiguos pacientes, a Malcolm se le presenta la oportunidad de redimirse a través de un nuevo caso: el de un niño llamado Cole (Osment), cuyo comportamiento reprimido y asocial preocupa tanto a sus profesores como a su sufrida madre, Lynn (Collette). Sin embargo, conforme avanza en sus investigaciones y entrevistas con un desconfiado Cole, Malcolm intuye que el problema de su joven paciente parece ser un secreto mucho más terrible de lo que sospecha, y que Cole se niega a compartir. Desde el momento en que lo haga, la situación no volverá a ser la misma para ninguno de los dos.

    "El sexto sentido" es, como decíamos antes, una película milimétricamente calculada para provocar en el público una reacción de terror poco conocida hasta el momento. La sabia realización de Syamalan apuesta infinitamente más por la sugestión que no por la acción directa, ni por centrar el miedo de su guión original en la constante aparición de espíritus o fantasmas. Al contrario, el misterio que reina en "El sexto sentido" se mantiene hasta el mismo epílogo, cuando todas las cartas son, al fin, puestas boca arriba. Evidentemente, a nivel técnico, el film es impecable (desde la fotografía de Tak Fujimoto construida a base de sombras, contraluces y tonos fríos, pasando por la inquietante partitura compuesta por James Newton Howard), aunque la mayor parte del mérito cabe atribuírsela, a Syamalan. Primero, porque su guión está bien construido y resulta fascinante en todos y cada uno de sus sutiles detalles (atención al instante en que Malcolm y Lynn están sentados en el salón de la casa de Cole, aguardando a que éste regrese; o cuando Malcolm llega tarde a la cena de aniversario de boda) y, segundo, porque su realización, con esa cámara que parece más la espía del público introduciéndose en la acción que uno un simple observador, es impecable.

    Por supuesto, sería injusto dejar de lado la asombrosa interpretación de Haley Joel Osment (justamente nominado tanto al Oscar como al Globo de Oro como mejor actor de reparto por este film), quien no sólo humaniza a un personaje complejísimo (atención a instantes como aquel en que le confía su secreto a Malcolm, o como cuando decide seguir el consejo de aquel y hace frente a sus miedos hablando con la chica que aparece en su tienda de campaña), sino que es capaz de transmitir toda esa angustia y pánico con una sola mirada. Por su parte, tanto Collette como la sufrida madre (excelente su reacción en la secuencia en la que ve todos los armarios abiertos de la cocina) como Willis como el persistente psiquiatra ofrecen unas actuaciones mucho mejores de lo que el espectador está acostumbrado, no sólo por la humanidad que también queda patente en sus personajes, sino por el realismo con el que consiguen impregnarle a sus escenas.

    En resumidas cuentas, "El sexto sentido" es un film cien por cien recomendable, filmado con ingenio y elegancia, y con unos resultados escalofriantes. En definitiva, uno de los mejores relatos de terror de los últimos años.

  • MR. HYDE DICE:
  • ¡Guau, pe-li-cu-lón! Vale que ahora ya la ha visto medio mundo y al otro medio se la han contado, pero no me digáis que la primera vez que visteis "El sexto sentido" no os quedasteis con un regalito en los pantalones. ¡Mamma mia, qué cagancho pasé yo en el cine! Pocas películas recuerdo haber visto en que, aunque sepas que lo que te están contando es todo ciencia ficción -un crío que ve a los muertos-, te lo crees como si fuera lo más normal del mundo y, no sólo eso, sino que te metes de lleno en la historia y, por supuesto, al final te llevas la sorpresa del siglo. Claro, que eso es cuando al director, el Syamalanamalan éste o como se diga, le daba por hacer buenas pelis, porque a tenor de las perlas que se ha cascado últimamente (con "La joven del agua - Lady in the water, 2006" a la cabeza), casi parece que fue otra persona la que lo bordó con "El sexto sentido". En fin, a lo que vamos.

    "El sexto sentido" es una peli que acojona desde que empieza. Sabes más o menos de qué va el argumento y tal, pero es como si cada plano te hiciera pensar que algo chungo está a punto de pasar, o que el susto más próximo está ahí, a la vuelta de la esquina. Os aseguro que hacía mucho tiempo que no sentía esa inquietud por una peli. Desde lo primero que ves (a Bruce Willis cogiendo una botella de vino) hasta ese final del que me niego a dar más detalles, "El sexto sentido" hace que compartas esa angustia del chaval que ve fiambres, y que te acojone tanto saber que vas a ver a un mortimer como que una especie de "algo" que es capaz de ser de lo más desagradable. Y, si no, fijaos en el momento ese en el que el crío está en la fiesta de cumpleaños de un compañero de su clase y, empieza a subir unas escaleras hacia lo que parece que es un altillo. Ahí ya vas cagado con el primer peldaño que sube el niño. Lo mismo pasa en otros momentos, como cuando está a punto de entrar en la habitación de una chica que ha muerto y pone la mano sobre el pomo, o como cuando le cuenta a su madre y a Bruce Willis lo que pasa (la escena de la madre en el coche, cuando le dice lo que pensaba su abuela al verla bailar de pequeña, es hasta emocionante)

    Y, por supuesto, ni qué decir de cuando se aparecen los muertos. Te acojona por la calma con la que parece salir todo. No es en plan susto como las pelis de asesinos en serie enmascarados, que sabes fijo que te van a aparecer en cuanto cierres una nevera o mires hacia atrás. Para nada es de ese palo. Todo "El sexto sentido" se basa justo en hacer que estés a la expectativa para sorprenderte -y acojonarte- cuando menos te lo esperas y como si fuera lo más normal del mundo. Claro que siempre hay momentos, como lo de la tienda de campaña, que te hacen botar tres metros del asiento. Pero no es esa la idea, porque "El sexto sentido" es un ejemplo perfecto de película de miedo, no de susto (que también los tiene, y guapos).

    Ah, y me parece algo más que obvio pero, por si acaso, os lo digo: si no la habéis visto ni os han cagado el final, no dejéis ni por asomo que os lo cuenten. Si alguno de vuestros colegas intenta hacerlo, le tapáis la boca como sea, os ponéis a cantar, o salís corriendo. Pero, por favor, si aún tenéis el final virgencito, vedla sin casi saber cómo va la cosa. Os prometo que os quedáis de piedra y, después de acabar la peli, aún seguiréis dándole vueltas al asunto. En cualquier caso, no os la perdáis y, si la habéis visto, hacedlo de nuevo, que seguro que os sigue gustando.