A estas alturas, tratar de contar el número de películas que se han ocupado de relatar la invasión extraterrestre de nuestro planeta, resulta una tarea tan larga como innecesaria. Y lo de innecesaria lo decimos porque, con toda probabilidad, mientras ustedes estén empleando parte de su valioso tiempo en semejante tontería, en Hollywood (que es donde suelen fraguarse la práctica totalidad de estas producciones), ya se hayan encargado de estrenar algún largometraje más de temática similar. Si bien es cierto que las películas con este tipo de argumento suelen ser de las preferidas por el público, no es menos cierto que los espectadores acaban por saber diferenciar lo que hace que estos films sean originales, novedosos, o que contengan una historia original y "de calidad". Desgraciadamente, en lo que concierne a "Invasión a la Tierra", no sucede nada de esto, ya que lo único por lo que acaba destacando la película de Jonathan Liebesman, aparte de contar con un la actuación de un carismático Aaron Eckhart -poco dado a participar en películas de este género-, es una excelente música compuesta por el californiano Brian Tyler, y unos excelentes efectos especiales. Acerca del resto de su contenido, es mejor correr un tupido velo.
La historia comienza con el retiro del sargento Michael Nantz (Eckhart), cansado de la vida militar, sobre todo a raíz de una misión fallida del pasado, donde se vio obligado a abandonar a su suerte a parte de sus hombres. El mismo día que Nantz presenta su dimisión, un grupo de aparentes meteoritos colisiona con la Tierra, en diferentes partes del globo. Sin embargo, éstos no acaban siendo tales, sino que se trata de una raza de alienígenas medio mecánicos, que se dedica a exterminar a cuantos humanos se cruzan en su camino. Según parece, el motivo es hacerse con la totalidad del agua del planeta, por lo que Nantz es movilizado de nuevo junto a un grupo de jóvenes soldados, para rescatar a cuantos humanos pueda y, de paso, encontrar una forma de liquidar a los despiadados invasores.
Como se puede apreciar, la historia no contiene el más mínimo interés por tratar de desmarcarse de las otras películas del género, sino que se preocupa por construir una serie de set piéces trabajadísimas a nivel técnico, que le permita al director de la película filmar apabullantes escenas de acción, con explosiones y tiros varios, que ayuden al público a olvidarse de que existe una cosa llamada guión.
Sin ánimo de despreciar el largometraje de Liebesman (director que, por otra parte, tampoco es que destaque por la calidad de sus anteriores películas: "En la oscuridad - Darkness Falls, 2003", "La matanza de Texas: el origen - Texas chainsaw massacre: the beginning, 2006"), lo cierto es que, cuando se lo compara con otros films similares, apena comprobar que se asemeja más a una versión moderna pero con menos espectacularidad de "Independence day - Independence day, 1996", que no a esa excelente película de ciencia ficción que fue "Distrito 9 - District 9, 2009. En fin, que para pasar un rato distraído, sirve. Ahora bien, si lo que esperan encontrarse es una auténtica revelación del género, mejor que se decanten por otras propuestas más sugerentes de las que salen en alquiler esta semana.
¡Menuda patata de película! Lo único que tiene son efectos especiales (muy buenos, eso sí) y una música cojonuda, porque el resto es una mierda como un piano de grande. ¿Sabéis las otras doscientas películas parecidas sobre aliens que invaden La Tierra y la dejan hecha unos zorros? Pues eso mismo, sin más sorpresa. Es como si hubieran metido en una coctelera "Independence day", la última de "Transformers" y cualquier otra en la que los USA marines parecen ser poco menos que Supermán ya está, peli al canto.
Cuando empiezas a verla, al menos tienes la esperanza de que la cosa tenga un sentido común, de que te enseñen algo que, por mucho efecto especial que tenga, se lo hayan currado y tenga una historia interesante por detrás. Pues nada colega, que no llega ni a eso. De hecho, no sé ni cómo no le da vergüenza al supuesto guionista que su nombre aparezca en las letras del final, porque ya os digo yo que si no hubieran escrito ningún guión y a los actores les hubieran pedido que dijeran lo primero que se les viniera a la cabeza mientras medio plató explota a sus espaldas, el resultado hubiera sido el mismo. Al no ser, claro está, que frases como "¡Vamos muchachos, que uno marine nunca deja a nadie atrás!", "¡Maldita sea, me estoy quedando sin munición!", o "¡Si queremos sobrevivir, tenemos que mantenernos juntos!", se puedan considerar que es un guión. Porque, vamos, tener que creerse que los bichos esos de los huevos invaden la Tierra por el agua es pa cagarse. Si hubiera salido otro memo diciendo que es por la cerveza o por el sol de las playitas, hubiera valido exactamente igual (o sea, que os podéis hacer una idea del tema).
En fin, qué desperdicio de dinero y tiempo. Al menos, ya aviso, para los incondicionales del cine hueco del tipo "no pienses mientras lo ves, que la cagas", que "Invasión a la Tierra" cuenta con un punto a favor: que no aburre en exceso. Debo reconocer, en honor a la verdad, que está hecha de una forma muy trepidante y con un ritmo muy ágil. Pero, a la que te das un poco cuenta del percal, no hace falta ser muy espabilado para descubrir a la media hora que están repitiendo todo el rato las mismas escenas de enfrentamiento, explosiones y demás, cosa que acaba por resultar bastante cansina, máxime teniendo en cuenta que, como digo, la historia se la ha pelado olímpicamente a los que han hecho la peli.
Mi consejo, si queréis pasar esta noche por las estanterías de los videoclubs, es que le echéis un vistazo a otras mejores, que seguro que os acaban por gustar más. Al menos, si os decidís por "Invasión a la Tierra", ya sabéis de qué palo va el asunto.