TÍTULO: UNA HISTORIA DE VIOLENCIA
DIRECTOR: DAVID CRONENBERG
REPARTO: VIGGO MORTENSEN, ED HARRIS, WILLIAM HURT, MARIA BELLO
DURACIÓN: 115 min.
AÑO: 2005
GÉNERO: DRAMA POLICIACO
David Cronenberg es un realizador que, metafóricamente, cada vez se está pareciendo más al buen vino: mejora con los años. Tras más de dos décadas dedicado a las historias de ciencia ficción y pseudo terror (celebrados fueron sus inicios en Canadá con "Rabia - Rabid, 1977" y "Cromosoma 3 - The brood, 1979"), alcanzó cierto renombre durante la década de los ochenta con los éxitos que supusieron una de las mejores adaptaciones de una novela de Stephen King, "La zona muerta", y otro de sus más conocidos films, "La mosca - The fly, 1986". Sin embargo, durante los años noventa, Cronenberg pareció perderse en un mar de largometrajes ciertamente difíciles de clasificar ("M. Butterfly - M. Butterfly, 1993" y "Crash - Crash, 1996") hasta que, en 2005 realizó una de las películas más fascinantes del año: la adaptación de una novela gráfica que, a partir de un excelente guión de John Olson, acabaría convirtiéndose en "Una historia de violencia".
La acción da comienzo en un tranquilo pueblo del centro de norteamérica donde nunca pasa nada: los vecinos son todos cordiales, todos los habitantes se conocen, y la tranquilidad reina. Un día, un par de individuos tratan de atracar la cafetería en la que trabaja Tom Stall (Mortensen) y, a pesar de resultar levemente herido, Tom mata a los atracadores, hecho al que dan bastante publicidad los medios de comunicación. Unos días más tarde, aparece en la cafetería un extraño individuo con un ojo de cristal, llamado Carl (Harris), que afirma conocerle muy bien de la época en que Tom vivía en Filadelfia. A pesar de que Tom niega tanto saber quién es Carl como haber estado en Filadelfia, Carl insiste en el hecho de que, aunque Tom haya desaparecido durante unos cuantos años, aún tienen cosas pendientes, y de que su hermano Richie (Hurt) quiere verle en persona. A partir de ese momento, ni la vida de Tom ni la de su mujer, Edie (Bello), o sus hijos, volverá a ser la misma.
"Una historia de violencia", aparte de ser el film más sólido y maduro de Cronenberg (junto con su posterior "Promesas del este - Eastern promises, 2007"), también es uno de los retratos mejor realizados de la violencia, valga la redundancia de su título. Ésta es contemplada a lo largo de las diversas set pièces del largometraje de una forma dura y directa, sin adornos de ningún tipo. Así queda patente en diversas secuencias: cuando Tom liquida -de forma brutal- a los atracadores de la cafetería, cuando Carl y sus secuaces acuden a casa de los Stall para ajustar cuentas con Tom, o el final en casa de Richie. Cada una de esas piezas (las únicas con violencia propiamente dicha en la pantalla) son mostradas en su forma más cruda, sin deleitarse en los detalles, pero sin querer ahorrarse nada de lo que implica actuar de la forma como lo hacen. De hecho, es asombrosa la capacidad de Cronenberg para mostrar las consecuencias a las que arrastra el empleo de dicha violencia (el hijo de Tom empieza a pelearse con otros compañeros en el instituto, su hija pasa a interiorizar las emociones y su esposa Edie, al final, ya no sabe de qué forma comportarse con su marido, del que empieza a sentir miedo).
En efecto, "Una historia de violencia" acaba siendo una historia demoledora sobre el impacto que supone la irrupción de un hecho violento (el pasado que regresa para ajustar cuentas, en este caso) en las vidas de personas normales y corrientes, y cómo las actuaciones de cada uno acaban condicionando el resto de las vidas de los personajes. No obstante, no todo el mérito de que "Una historia de violencia" sea la magnífica película que es cabe atribuírselo por completo a Cronenberg, sino también a las excelencias de un reparto en continuo estado de gracia, empezando por un perturbador William Hurt (el sensacional actor a penas tiene una participación de quince minutos en el film, pero le sobran para bordar el papel -Hurt fue candidato al Oscar como mejor secundario por esta actuación-), el siempre sólido Ed Harris (ver el instante en que se pierde la hija de los Stall y Edie lo sorprende vigilándola -una lástima que los premios sólo se fijaran en la actuación de William Hurt-) y, sobretodo, la insuperable actuación de Maria Bello, quien es capaz de transmitir el dolor y la confusión de su personaje de una manera tan escalofriante como única (impresionante el momento en que, enfadada con Tom, acaba haciendo el amor con él, vestidos los dos, en las escaleras de su casa).
Todo este conjunto consigue darle un toque único a "Una historia de violencia", y mereciendo que el espectador que no la viera en su momento dedique poco menos de dos horas a contemplar una de las mejores películas que se han estrenado la pasada década. De las que merece la pena ver, pensar y reflexionar sobre ella, y recomendar.
Esta es una de esas pelis que te dejan clavado al asiento durante casi todo el rato. Chula, chula. Además, una de las cosas buenas que tiene es que empieza como una película normal y corriente, con la típica historia de un tío que, al parecer, tiene un oscuro pasado y todo eso. Pero lo bueno es que no lo explican como si, de repente, el pollo se convirtiera en una especie de Jason Bourne, repartiendo estopa a diestro y siniestro, sino que toda la historia está contada con un realismo acojonante, que hace que te puedas creer perfectamente que es cierto todo lo que pasa. No hay nada exagerado, como suele pasar en las películas de acción que han tocado temas parecidos (donde el héroe se pone a pilotar coches como si fuera James Bond, o que te monta una pistola con los ojos vendados y usando sólo los dedos de un pie mientras se toma un mojito), sino que tanto las escenas de violencia -impactantes todas y cada una de ellas, ya os lo adelanto- son de las que podrían suceder en cualquier pueblo si se presentaran los matones de esta peli.
Los actores están estupendos todos. Aunque me sepa un poco mal decirlo, Viggo Mortensen es de lo más soso de la peli. Puede que el personaje que interpreta esté definido así, pero se le ve como con una calma chicha que tampoco parece muy normal. Ahora bien, lo que son los otros, se salen por la puerta grande. La mujer hace un papelón brutal (su cara, a medida que se va enterando de quién es realmente su marido, es todo un poema), y eso por no mencionar a William Hurt (impresionante el papel de jefe mafioso que hace, y lo repugnante que puede llegar a parecer el tío) y al siempre estupendo Ed Harris (sólo sale unos quince minutos, pero son suficientes para bordar su papel y hacer que se te haga un nudo en la garganta con ese ojo de cristal.
"Una historia de violencia" es de las pocas películas que lo clavan con su título. Pero tranquis, que eso no quiere decir que toda la peli sea una ensalada de tiros, para nada. Lo que impacta del asunto es ver cómo, a partir de un suceso violento -el atraco a la cafetería donde trabaja el protagonista- se empieza a desarrollar una espiral aún más violenta en el que cada personaje acaba siendo mucho más bestia de lo que podrían haber pensado al principio. Además, es cojonudo el retrato que hacen de los efectos de esta misma violencia, y de cómo se va contagiando de unas personas a otras (empieza con el atraco a la cafetería, sigue con Mortensen, continúa con Ed Harris, con el hijo de Mortensen, y acaba con ese final tan brutal en casa de William Hurt). Simplemente acojonante. Lo dicho, de las películas que merece la pena ver por un montón de razones: está chulísima, te deja flipado, el argumento es interensatísimo, y las actuaciones sobresalientes. Vale que, en ocasiones, sea un poco lenta, pero es un mal menor que no hace que te acabe gustando menos. Ah, y atención al plano final... ¡Brutal! La mejor conclusión que le podrían haber dado a una historia como ésta.