martes, 7 de agosto de 2012

CINE DE LOS 80: "ATRACCIÓN FATAL"

TÍTULO: ATRACCIÓN FATAL

DIRECTOR: ADRIAN LYNE

REPARTO: MICHAEL DOUGLAS, GLENN CLOSE, ANNE ARCHER, ELLEN HAMILTON LATZEN

DURACIÓN: 119 min.

AÑO: 1987

GÉNERO: THRILLER

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • A la hora de hacer referencia a cierto tipo de películas, se suele mencionar -tal vez con demasiada facilidad-, la supuesta polémica que levantan determinadas temáticas, lo delicado de su planteamiento, o la morbosidad de algunas escenas, por mencionar algunos aspectos. La verdad es que, en muchos casos, estamos de acuerdo en que esas películas, en lugar de utilizar de esa polémica para ofrecer un punto de vista interesante sobre esos argumentos conflictivos, o de aportar algo diferente a lo que ya se ha hecho con anterioridad, lo único que ofrecen al espectador es lo desagradable por lo desagradable, sin ir más allá de la vulgaridad y lo predecible. Sin embargo, de cuando en cuando, surge un film que, aún a pesar de su polémica, consigue hipnotizar al público, hacerle pensar y, en el mejor de los casos, impactarle lo suficiente como para corregir algún que otro defecto. "Atracción fatal", uno de los films-escándalo por excelencia, levantó, desde su estreno, más de una ampolla, al presentar una situación muy habitual en la sociedad moderna, y llevándola hasta el límite al demostrar que, en las infidelidades conyugales, ni todo es blanco ni todo es negro. Michael Douglas, Anne Heche y una extraordinaria Glenn Close son sus fantásticos protagonistas.

    Dan Gallagher (Douglas) es un hombre que parece tenerlo todo: un buen trabajo, una esposa devota y amorosa (Archer), y una hija (Hamilton Latzen) que lo adora. Un día, Dan conoce en el trabajo a Alex Forrest (Close), con la que hace buenas migas y por la que se siente sexualmente atraído casi al instante. Aprovechando un fin de semana en que su mujer se ha llevado a su hija fuera de la ciudad, Dan inicia una tórrida aventura con Alex. Sin embargo, lo que Dan da por hecho que es un simple desquite, Alex lo interpreta como algo mucho más serio, por lo que empieza a acosar a Dan para que deje a su mujer e hija, y se quede con ella. Cuando Dan hace caso omiso a sus reiteradas peticiones, Alex se irá trastornando, dando rienda suelta a un acoso permanente y asfixiante a Dan y su familia.

    "Atracción fatal", con independencia de alguna que otra secuencia erótica (aún así, nada en comparación con lo que filmaría Paul Verhoeven en su excelente "Instinto básico - Basin instinct, 1992" -también con Douglas- sólo unos años más tarde), es una película estupenda. La puesta en escena de Adrian Lyne es mucho más comedida que de costumbre, y hace gala de una asombrosa capacidad para ir al grano sin entorpecer la acción (los personajes tienen tiempo de sobra para ir desarrollándose a medida que avanza la acción del film) y sabiendo dotar al conjunto del ritmo necesario para que el público se sumerja por completo en esa complicada maraña de celos, infidelidades y amenazas. Además, el espectador es perfectamente consciente de qué papel está jugando cada personaje en la trama: Dan es un hombre que sólo busca diversión sin compromiso, mientras que Alex es una mujer que va a reclamar mucho más, cosa que queda clara desde la secuencia en la que ella le echa en cara a él que salga corriendo siempre después de hacer el amor.

    Por supuesto, "Atracción fatal" no se limita a ser un ejemplo de diálogo intrascendente sino que, desde que se produce el punto de inflexión en el largometraje -la auto lesión que se infringe Alex cuando Dan comienza a despreciarla-, el largometraje pasa de ser un drama acerca de la infidelidad a convertirse en un thriller al más puro estilo de los famosos psychokillers. A simple vista, esta decisión podría jugar en contra del film, haciendo que se tornara algo predecible y burdo. Afortunadamente no es así, pues "Atracción fatal" pasa de tratar la infidelidad matrimonial a centrarse en la evolución psicótica de la protagonista como consecuencia de los acontecimientos que sufre a lo largo de la película.

    Ahora bien, el único fallo que se le podría espetar a "Atracción fatal" es que pretende justificar las acciones del personaje al que interpreta Michael Douglas y, por el contrario, hacer pasar por la "villana de la función" a Alex quien, como ella misma dice, lo único que quiere es que Dan sea consecuente con sus acciones. Es decir, que "el bueno" es el que engaña a su mujer y "la mala" es quien le pide que actúe con responsabilidad. Aquí es donde el libreto escrito por James Dearden comete el error pues, de no haberse convertido Alex en una mujer de armas tomar (casi literalmente), Dan hubiera seguido engañando a su mujer sin ningún tipo de remordimientos.

    No obstante, es un pequeño fallo que no impide que "Atracción fatal", lejos de dar la razón a quienes la acusan de ser un film provocativo por el mero placer de serlo, sea no sólo una de las películas con mayor repercusión de finales de los años ochenta, sino una película que resiste a la perfección el paso del tiempo, y que convendría que, en la actualidad, más de una persona la viera para darse cuenta del daño que ciertos actos pueden provocar. Por lo demás, como ya hemos dicho, "Atracción fatal" es una película de lo más aconsejable.

  • MR. HYDE DICE:
  • Me encanta "Atracción fatal". La primera vez que la vi aún era un crío, pero me dejó flipado. Para empezar, desde que echan una cana al aire Michael Douglas y la rubia, ya intuyes que algo chungo va a pasar (aparte de por el propio título de la peli, que ya más pistas no puede dar). Ese primer tercio en el que se conocen todos y empieza el magreo, aunque haga muchísima falta para lo que va a pasar después, es el más normalito y predecible: que si una cena por aquí, que si un polvete por allá, que si ahora paseamos al perro por el parque, que si luego caminamos y nos tomamos un café... Eso sí, tiene momentos cojonudos como ese en el que llega Michael Douglas a su casa y, para que la mujer no se dé cuenta de que no ha estado en casa, revuelve la cama, tira los espaguetis que le había dejados preparados en la nevera a la basura, y no sé qué otras cosas más hace el pillín.

    El segundo tercio ya se pone más interesante. Desde que la rubia amenaza con suicidarse y el tío empieza a darse cuenta de que la colega está como una chota, ahí ya empieza lo bueno. Está genial cuando ella empieza a acosarle llamándole a cualquier hora de la noche, cuando se presenta en su piso para hablar con su mujer en plan "es que pasaba por aquí" (la cara de Douglas cuando entra en casa y disimula que no la conoce no tiene precio), o cuando le suelta que está embarazada y que, o se hace cargo, o le larga todo a su mujer. Y lo mismo se puede decir de cuando el tío empieza a acojonarse en serio porque ve que le peta algún cable y habla con uno de los abogados de la empresa en la que trabaja para pedirle que le ayude (brutal cuando la respuesta es un "te aguantas"... de nuevo, no os perdáis la cara de Douglas).

    Y, por supuesto, lo mejor es el último tercio, cuando a la rubia se le va la olla tres pueblos y empieza a hacer cosas de tarada, como recoger a la hija de Douglas del cole y llevársela a una montaña rusa, reventarle el coche, meter en una olla cierta cosa y ponerla al fuego (es una de las escenas más famosas de la peli) y, obvio, el final en el chalet de Douglas, cuchillo en mano.

    De todas formas, y sin que sirva de precedente, coincido con Jekyll en que es una putada que el bueno de la función sea un putero al que se la pela haberle puesto un par de tochos a su mujer, pero que ya le jode más que ella se entere (por cierto, brutal la actuación de la mujer: fijaos en cuando coge ella misma el teléfono y le dice a la rubia que si se acerca a su familia la mata). Seguro que si la rubia no hubiera sido una chiflada contestona, el pavo hubiera seguido echando polvos por ahí como si nada. Pero fíjate lo que son las cosas, resulta que acojonó tanto a los yanquis cuando salió que, al año siguiente, se registró un número de divorcios muchísimo más bajo.

    En fin, anécdotas aparte, "Atracción fatal" es un peliculón, de esos que te enganchas otra vez en cuanto lo pasan por la tele y te lo papas hasta el final casi con la misma emoción con la que lo viste la primera vez. Me encanta.