TÍTULO: DOCTOR ZHIVAGO
DIRECTOR: DAVID LEAN
REPARTO: OMAR SHARIFF, JULIE CHRISTIE, GERALDINE CHAPLIN, ROD STEIGER, ALEC GUINESS
DURACIÓN: 192 min.
AÑO: 1965
GÉNERO: DRAMA ÉPICO
- EL DR. JECKYLL DICE:
Que, casi medio siglo después, una historia como la que retrató el autor ruso Boris Pasternak en su novela "Doctor Zhivago" (por la cuál se tuvo que exiliar de su patria) siga en la mente de quienes han tenido ocasión de verla gracias a la obra maestra de David Lean, es un indicio más que significativo de la calidad de ésta última.
Hubo una época en Hollywood en que las películas IMPORTANTES, así, en mayúsculas, no eran producciones centradas en cuánto ganaba un actor, o en cuántas veces se había liado la pareja protagonista. Ni siquiera parecía importar si la historia era conocida por un amplio sector demográfico al que atraer con propuestas más juveniles. En absoluto. Aquellas películas se trataban de creaciones "de director"; largometrajes que, apoyadas por el enorme talento de sus realizadores eran capaces de atraer al público en masa a las salas de cine en las que se proyectaban e, independientemente de su larga duración (la mayoría casi siempre sobrepasaba las dos horas y media), lograban el clamor instantáneo tanto de la crítica como de la gente de la calle. En este grupo se podrían enmarcar películas ya míticas como "Ben-Hur - Ben-Hur, 1959" - comentada el mes pasado -, "Lawrence de Arabia - Lawrence of Arabia, 1962", "Cleopatra - Cleopatra, 1963", o cualquier otra gran producción con toques de peplum. Bien, pues el "Doctor Zhivago" de David Lean entra de lleno en este grupo selecto de obras geniales.
La historia en el largometraje sigue de forma más o menos fiel a la novela en que se basa. Así pues, todo comienza en los días previos al estallido de la revolución rusa de principios del siglo XX. Es aquí donde Zhivago (Shariff), un eminente cirujano de la clase alta rusa se ve inmerso en una época de cambios a causa de las crecientes ideologías bolcheviques, que le lleva a tener que abandonar, en primer lugar, su suntuosa mansión y, más adelante a su esposa que lo admira y adora (Chaplin), para unirse a la "causa", y tratar de encontrar a cualquier precio a la mujer de la que realmente está enamorado (Christie). Y, todo ello, en mitad de un marco político de constantes cambios, que acabará por mermar las esperanzas de reencuentro de los personajes.
En la versión cinematográfica más conocida del "Doctor Zhivago", absolutamente todo es grandioso. Desde la impresionante ambientación (¡quién diría que la imponente estepa rusa acabaría reproducida en lo profundo de la provincia de Soria!), pasando por una escenografía y planificación exquisitas, unas actuaciones de lo más ajustadas, y una música que... bueno, ¡qué decir de la insuperable banda sonora compuesta por el francés Maurice Jarre! En "Doctor Zhivago", todos estos elementos se unen para dar cuerpo a una auténtica maravilla cinematográfica que, a pesar de su larga duración y de la crudeza de algún fragmento de su historia, es capaz de maravillar al espectador de principio a fin.
- MR. HYDE DICE:
No sé si recordáis cuando, hace unos días, os hablaba de "Ben-Hur" (esto me ha venido a la cabeza a raíz del comentario que Jeckyll ha hecho antes). Si no me equivoco, creo recordar que
decía que, por muy bien que estuviera considerada dentro de los círculos más frikis del cine, a mí me había parecido un tostón. Bueno, pues con "Doctor Zhivago", por suerte, no me pasó lo mismo. Es larga sí, y bastante, por cierto. Pero tiene un algo que hace que lo que ves te guste. Y mira que se nota que la peli tiene sus años encima.
Eso sí, la única pega que le veo yo (aparte de un prólogo y epílogo largos en exceso, en el que la presencia de Alec Guiness - futuro Obi-Wan Kenobi - acaba desvelando varios de los secretos mejor guardados durante el resto de la peli), muy probablemente, se encuentre en la actuación de los personajes, que no de los actores. Me explico.
Los actores lo hacen de puta madre, eso no hay duda. Lo malo es la forma de ser de sus personajes (cosa de la que habría que echar la culpa al que escribió la novela, pero bueno), y que la historia se centre en un médico más bohemio que médico (esa devoción incondicional por la poesía que siente Zhivago), cuya afición, traducida a la sociedad actual, casi podría acabar convirtiéndolo en el típico niño malcriado de papá - vamos, un Ni-Ni cualquiera -. Si a esto añadimos que, pese a tener una mujer que lo idolatra como a pocos y una hija que lo extraña, el tío decide liarse la manta a la cabeza y pegar un braguetazo como un cañonazo para irle oliendo las faldas a la tal Lara (a ver, Zhivago, que sí, que Lara está muy buena y todo eso, pero coño macho, que estás casado y tienes una hija, por no hablar de tu posición social, so huevón!!), pues la cosa como que no es que sea para alabarle la conducta al ruso. Pero bueno, pecata minuta, al fin y al cabo.
Pensando un poco más (un poco, tampoco creáis que mucho), creo que esa especie de "magia" que desprende la peli puede que se deba a la música (cojonuda la banda sonora del colega gabacho) o, incluso, a esa fotografía de los páramos helados de Rusia (olé los huevos del que decidió pirarse a Castilla Leon para rodarla). O tal vez provenga de las escenas abarrotadas de extras, en las que los personajes deben darlo todo por llegar a alcanzar a los suyos. En fin, que no sabría concretar muy bien por qué. Pero, de lo que no cabe duda, es que "Doctor Zhivago" es una película cojonuda, grandiosa, con esa especie de halo de las películas que sólo se hacían hace la pera de años, y que, por suerte, de vez en cuando, tenemos la suerte de poder volver a disfrutar. Lástima que ahora, toda la épica que encontremos en una pantalla de cine, quede limitada a supuestos "espartanos" medio en bolas gritando "U-há" como un Chimo Bayo cualquiera. Si David Lean levantara la cabeza...