TÍTULO: PACTAR CON EL DIABLO
DIRECTOR: TAYLOR HACKFORD
REPARTO: AL PACINO, KEANU REEVES, CHARLIZE THERON, CRAIG T. NELSON, CONNIE NIELSEN
DURACIÓN: 133 min.
AÑO: 1997
GÉNERO: THRILLER
- EL DR. JECKYLL DICE:
Kevin Lomax (Reeves) es un eficaz abogado del sur de Estados Unidos, al que su reputación le hace escalar puestos hasta llegar a una importante firma de abogados de Nueva York, donde se traslada con su hermosa esposa (Theron). El fundador y socio mayoritario del buffete, John Milton (Pacino), se interesa particularmente por la carrera del joven letrado, a quien empieza a desafiar intelectualmente mediante la asignación de casos complejos, en los que Lomax debe poner a prueba su moralidad, y elegir entre ganar u ocuparse de una serie de importantes asuntos familiares que requieren de su atención.
Esta es la historia que utiliza Taylor Hackford, (versátil director donde los haya como ya ha demostrado en más de una ocasión con la interesante "Contra todo riesgo - Against all odds, 1984", con adaptaciones de best sellers como "Eclipse total - Dolores Claiborne, 1995", en la fallida "Prueba de vida - Proof of life, 2000", o en taquillazos como "Oficial y caballero - An officer and a gentelman, 1982" o "Ray - Ray, 2004") como excusa para realizar una poderosa alegoría de la codicia y ambición en el mundo actual, en el se muestra la consecuencia que tiene en el ser humano el hecho de sucumbir a las más diversas e inesperadas tentaciones.
Por su parte, Al Pacino borda una vez más uno de los papeles más complejos que ha interpretado. Sé que esto puede parecer un tanto exagerado, y más si tenemos en cuenta las numerosas obras maestras en las que ha participado Pacino, desde la trilogía de "El padrino" hasta las sus numerosas colaboraciones con el recientemente fallecido Sidney Lumet. Sin embargo, de lo que no hay ninguna duda es de que no es tarea fácil encasillar a un actor del talento de Al Pacino, quien asume con una versatilidad asombrosa cualquier tipo de papel y, no sólo resulta de lo más convincente sino que, además, demuestra en cada plano lo a gusto que se siente con su personaje y lo bien que se lo pasa interpretándolo (incluyendo la inoportuna secuencia de improvisado baile). En este aspecto, "Pactar con el diablo" deja buena prueba de ello. El monólogo que pronuncia acerca de Dios y el diablo casi al final de esta película es, en una palabra, insuperable, no sólo por los cambios de matices con los que lo aborda, sino por la solidez con la que recita sus líneas de diálogo, sino por la forma de fusionarse a la perfección con un personaje tan tenebroso.
Por su parte, Keanu Reeves demuestra estar a la altura de semejante "monstruo" de la interpretación. Su caracterización de abogado ambicioso resulta de lo más convincente, si bien nunca he opinado que Reeves sea un gran actor (más bien lo contrario). En esta ocasión, es en secuencias como el primer cara a cara que mantiene con Pacino en un esotérico despacho del bueffete, la desesperación por ayudar a su trastornada mujer cuando ésta se encuentra a punto de cometer una insensatez en un hospital, o en el citado enfrentamiento final entre el "maestro" y el "alumno aventajado", cuando demuestra una solidez hasta el momento desconocida en el actor de origen libanés.
Por lo demás, el sólido guión escrito por el también director Tony Gilroy aporta una firmeza extraordinaria a la práctica totalidad del largometraje. Esto ayuda en gran medida a que Gilroy sea capaz de hacer que la película no insista lo más mínimo en el tono terrorífico del film, sino que se preocupa más por mostrar las consecuencias de la ambición desmesurada y, lo que es más peligroso, de lo aparentemente inocente que ésta parece cuando uno cae en su trampa. Así pues, aparte de alguna que otra salida de tono prescindible (el citado baile de Pacino en mitad de su sensacional monólogo, la secuencia en el metro con unos delincuentes brasileños, o el plano de Al Pacino haciendo que hierva el agua bendita de una iglesia con sólo meter un dedo), la película representa una alegoría magnífica de los sacrificios inconscientes que el ser humano es capaz de hacer a costa de su propia felicidad y de la de los demás - en especial de sus seres queridos - con tal de lograr unos objetivos vacíos de todo contenido humano.
Más allá de su aparente carácter fantástico, "Pactar con el diablo" es una película excelente, muy bien dirigida y hecha con un saber hacer realmente sorprendente: desde la tenebrosa e inquietante partitura compuesta por genial James Newton Howard, pasando por una decoración que ambienta a la perfección la sensación de grandeza vacía (si me permiten el término) que envuelve a todos los personajes - la casa en la que vive Al Pacino, así como su despacho en el buffete de abogados, dentro de su belleza, resultan habitáculos siniestros -, y cuyo conjunto se completa por una sobresaliente fotografía, obra del también director ocasional, Andrzej Bartkowiak. Por último, rematan la precisión de "Pactar con el diablo" unas interpretaciones a la altura de los mejores cara a cara de la pasada década. Además, aunque sólo sea por ver a Al Pacino pasárselo en grande con un papel que domina desde el principio hasta el final, merece la pena pasar un rato en compañía del mismísimo diablo.
- MR. HYDE DICE:
Depués de la parrafada que se ha soltado el colega de arriba casi no sé qué decir que no haya largado ya él. En fin, lo que sí puedo decir es cómo me quedé de flipado en el cine cuando la vi por primera vez, después de encenderse las luces y empezar a salir las primeras letras. ¡Joder, qué impresión! Y no porque la peli tenga secuencias de mal rollo o de rayadas demoníacas que, de eso, por suerte, no hay nada en la peli. Ahora, eso sí, si te quedas un pelín con el mensaje de la película, te das cuenta de cómo pueden acabar pervirtiendo a una persona cosas que, al principio, parecen inofensivas: la admiración, el deseo, la ambición, etc.
La película es brutal, porque muestra de coña cómo una persona normal, dependiendo de las teclas que se le toquen, es capaz de ir renunciado poco a poco a sus valores morales casi sin darse cuenta. Y qué puedo decir... a mí eso me acojona. En la peli, empiezas viendo al cara empanado de Keanu Reeves encoñado perdido con su mujer y su trabajo de abogadillo en un pueblo cutrón estadounidense cualquiera. Pero conforme empieza a rondarle su mentor, ves que el tío empieza a despreocuparse de cosas que antes eran intocables para él.
Eso sí, la peli no sería nada sin Al Pacino y Charlize Theron (ésta, además de demostrar que está de toma pan y moja, deja bien claro por qué, unos años más tarde, acabarían dándole un Oscar). Por su parte, Pacino se sale por los cuatro lados. Su interpretación maquiavélico tutor es cojonuda, hasta el punto que el colega es capaz de hacerte gracia cuando se pone en plan cachondo (la escena en el garito ese en el que se pone a bailar flamenco no tiene precio, o como cuando acompaña al soseras de Reeves por el barrio chino y empieza a aleccionarle - algo así como una especie de Obi-Wan-Kenobe pero en plan diabólico-), como cuando se pone serio, que es entonces cuando se te cierra el ojete y te deja clavado a la butaca de mala manera.
"Pactar con el diablo" es una película brutal, dicho esto en el mejor de los sentidos, de las que te da que pensar cuando acabas de verla y de la que, por mucho que haga que la viste, siempre te queda ese regusto agradable de recordar haber visto una buena película. Para todos aquellos que no la hayáis visto pero os dé cosa por si salen demonios y rollos de esos de exorcistas, ya os digo que de eso nanai de la china. Y, para los que directamente no hayan tenido ocasión de sentarse a verla, sólo una consejo: ya podéis ir perdiendo el culo a alquilarla o comprarla en cualquier tienda, que fijo la encontráis por cuatro perras. Y creedme, "Pactar con el diablo" es de las que merece la pena tener en casa.