domingo, 26 de agosto de 2012

CINE A DESCUBRIR: "LOS MISERABLES"

TÍTULO: LOS MISERABLES

DIRECTOR: BILLE AUGUST

REPARTO: LIAM NEESON, GEOFFREY RUSH, UMA THURMAN, CLAIRE DANES, HANS MATHESON

DURACIÓN: 134 min.

AÑO: 1998

GÉNERO: DRAMA ÉPICO

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • "Los miserables" es un caso bastante peculiar. En primer lugar, no es sencillo que sea fácil de "vender" un proyecto como éste en el mercado norteamericano, donde las adaptaciones de novelas clásicas europeas no es que esté precisamente al orden del día (de hecho, el largometraje es, en realidad, una coproducción entre países del Viejo Continente). En segundo lugar, aún menos que se destine un importante presupuesto a cubrir el coste de su producción, y que ésta trate de ser lo más espectacular posible, dentro de sus posibilidades. En tercer lugar, que el film cuente con el suficiente atractivo como para llamar la atención de una serie de estrellas norteamericanas, dispuestas a rebajar su caché con tal de tener la oportunidad de participar en ella. Y, en cuarto lugar, que con todas estas limitaciones y particularidades previas, la película consiga ser un espectáculo formidable, una obra bien realizada, y un largometraje capaz de conmover al público, y despertar el interés por lo que el prolífico escritor galo Victor Hugo escribió hace casi doscientos años.

    Francia, principios del siglo XIX. Jean Valjean (Neeson) es un expresidiario que, tras haber pasado dos décadas encarcelado por robar un mendrugo de pan, ha tratado de reformarse y convertirse en un hombre de bien. Sin embargo, el inspector de la policía francesa Javert (Rush) sigue obsesionado con Valjean, y con poder demostrar que, pese haber sido puesto en libertad, sigue siendo un delincuente. Por ello, y a pesar de que Valjean se ha convertido en una importante figura política bajo un nombre falso, que se ha hecho cargo de una pobre costurera tuberculosa llamada Fantine (Thurman) y de la hija de ésta, Cosette (Danes), Javert no descansará hasta haberlo desenmascarado y volver a encarcelarlo. Además, la situación se complicará cuando Cosette se enamore de Marius (Matheson), un joven perteneciente a las fuerzas revolucionarias.

    "Los miserables" es una película cuidada al milímetro. Tal vez sea porque sus máximos responsables han sido conscientes de que no existía margen de error posible a causa de las significativas restricciones presupuestarias, o de la importancia de tratar con respeto una de las obras más importantes de la literatura universal. Sea como fuere, "Los miserables" es un espectáculo delicioso. La puesta en escena del danés Bille August brilla por su grandiosidad, aprovechando como nadie el formato panorámico para algunas de las escenas más importantes (atención al estallido de la revolución, o al plano en picado de Valjean llorando desconsolado tras ser defendido por el obispo, al comienzo del film), y consiguiendo que el ritmo de la película no decaiga ni un solo instante durante sus casi dos horas y cuarto de metraje. A este respecto, también llama la atención la facilidad con la que consigue que la historia conecte con el espectador (muy inspirado el guión de Rafal Yglesias), con independencia de la edad o condición de la platea.

    Asimismo, las interpretaciones de todo su reparto están a la altura de las circunstancias. Desde un Liam Neeson que demuestra que es uno de los mejores -y más infravalorados- actores de su generación, y que está imponente en todas y cada una de sus secuencias (especial atención merece, por ejemplo, aquella en la que se ve forzado a revelar su auténtica identidad durante el transcurso de un juicio para salvar la vida de un inocente, o aquella otra en la que consigue hacerse con la tutela de Cosette), pasando por un Geoffrey Rush magnífico aunque algo sobreactuado (tremendo en la secuencia en que Valjean le perdona la vida y éste le espeta que, a pesar de ello, lo cazará en cuanto vuelva a tener ocasión), y una Uma Thurman que vuelve a demostrar que hay vida mucho más allá de Quentin Tarantino (lástima que, por razones de su personaje, no pueda disponer de una participación más extensa). Ahora bien, el punto más flojo del film lo representan, precisamente, los intérpretes más jóvenes, ya que tanto Danes como Matheson hacen lo que pueden con unos personajes que da la sensación de quedarles demasiado grandes (ver, al respecto, el instante en que ambos se conocen, o su primer y furtivo encuentro).

    Por fortuna, y a pesar de que el largometraje cuenta con algún que otro altibajo, concentrado en especial durante su tercio final (es de los pocos instantes del film en que el público tiene la sensación de que la historia de amor entre los dos jóvenes no está a la altura del marco socio político que los envuelve, y del asalto final entre Valjean y Javert). Por fortuna, cierto es que "Los miserables" se mantiene particularmente fiel al desenlace que Victor Hugo narró en su obra, con toda la serie de acontecimientos que tienen lugar a la orilla del Sena, y que ofrece un tête à tête entre Neeson y Rush sin parangón, donde la impresionante partitura compuesta por el malogrado Basil Poledouris adquiere una presencia única.

    En definitiva, "Los miserables" es una película estupenda, realizada con una exquisitez fabulosa, y que demuestra que existen historias atemporales (como expresa el personaje de Valjean en un momento del largometraje, "El amor es el único futuro que Dios nos ha dado") y que, si se cuentan con el talento suficiente, consiguen emocionar y distraer a partes iguales.

  • MR. HYDE DICE:
  • Buah, qué peliculón! Yo tampoco me he leído la novela, pero no hace ninguna falta para disfrutar de una película como ésta. Es más, casi os aconsejo que esperéis a ver la peli antes que leeros la novela porque, como suele pasar, las pelis no suelen estar a la altura de los libros en los que se basan. Y sería una lástima que una película tan cojonuda como "Los miserables" os pareciera floja con respecto a la novela. Así que ya sabéis, por orden: peli, libro.

    Y aquí va otro consejo de vuestro amigo Hyde: quienes piensen que es un tostón porque es un drama épico con toques románticos, que no es muy interesante porque tiene que ver con un libro escrito hace la torta de años, o que no es nada del otro mundo, vedla y daros cuenta de lo equivocados que estáis. "Los miserables" es de esas pelis que, cuando acaba, estás con una sonrisa tonta de satisfacción en la cara, como diciendo "ah, pues sí que me ha gustado". Y lo mejor es que, con el tiempo, cuanto más pasa desde que la has visto, cuando la recuerdas, más tienes la sensación de que te ha gustado. ¿Y por qué? Bufff, pues por un huevo de cosas, pero vayamos una a una.

    Para empezar, los actores están todos de Oscar. Como os lo digo. A los que nos hacía gracia que Liam Neeson se hubiera vuelto un héroe de acción moderno -a la vejez, viruelas-, tendríais que verlo en "Los miserables". Si no hace que se os encoja el corazón durante los primeros diez minutos (cuando escapa de la cárcel y todo lo que pasa después con el obispo que lo acoge), es que tenéis la sangre de horchata. Geoffrey Rush lo borda, además, haciendo de malo malísimo que no para y lo persigue hasta la extenuación -para los de la E.S.O., "hasta la extenuación" = "hasta que el tío se queda hecho mierda"- (no os perdáis el momento en que tiene que pedir disculpas por haber acusado sin pruebas al prota, o como cuando le da un ataque de rabia porque se demuestra que tenía razón). Y del resto, pues tres cuartos de lo mismo, que Uma Thurman se sale por la puerta grande haciendo de tuberculosa (cuidadín con ese trozo en el que se pone a "hacer la calle" con el resto de putas porque no tiene ni para comer, o como cuando está hecha polvo por la enfermedad en una cama cochambrosa y se ofrece sexualmente el casero para poder saldar parte de la deuda), y que Claire Danes hace de perlas de niñita de papá.

    Pero no todo es mérito del reparto (acojonante, por otro lado). El resto es impresionante. Por una parte, la forma en que está hecha. La historia pasa del drama humano al amoroso y de ahí a la movida de la revolución francesa (la segunda) con una facilidad que casi no te das ni cuenta. Y lo mejor es que todo es espectacular, sin ratear ni en decorados, ni en vestuario ni nada de eso. Ah, y no me olvido de la música, que es impresionante, tanto en la película como escuchándola sola -que es exactamente lo mismo que estoy haciendo yo ahora mismo mientras escribo esto-.

    Y, por último, me quedo con la historia. Repito que, sin tener ni repajolera de cómo es la novela, "Los miserables" habla de algo tan sencillo como el amor. Sí, vale, ya sé que suena cursi no, lo siguiente. Pero no me refiero a un tipo de amor de "chico conoce chica" (de eso, ya se encargan de hacernos sangrar los ojos las respectivas Jennifers). Aquí, el amor es más bien una especie de "amor humano", que sé que no es una forma muy fácil de hacer que entendáis lo que quiero decir, pero es como mejor creo que se puede definir. Los protas quieren ayudar al otro pase lo que pase y a cuesta de lo que les pueda pasar, sin importarles lo más mínimo. Pero, por suerte, en vez de hacerlo tan acaramelado que te vuelvas diabético, lo que consiguen es contar una historia emocionante que te engancha, que te atrapa, y que te clava al asiento durante algo más de dos horas, que se pasan que ni te enteras.

    Vale que es cierto que "Los miserables" tiene sus defectillos. Pero, en comparación con el resto, son tan chorras, que no merece la pena ni destacarlos. Es más, sin que sirva de precedente, creo que me limitaré a decir que estoy de acuerdo con los que señala Jekyll y, así, no me enrollo más de la cuenta. Así que ya sabéis chavales, "Los miserables" es un peliculón. No os la perdáis antes de que salga la versión musical que están preparando para final de año, porque ésta es de las buenas buenas.