DIRECTOR: JOHN FORD
REPARTO: JOHN WAYNE, JEFFREY HUNTER, NATALIE WOOD, VERA MILLES, WARD BOND
DURACIÓN: 119 min.
AÑO: 1956
GÉNERO: WESTERN
Pocos cineastas han sabido recoger tan bien a lo largo de su filmografía el verdadero espíritu del western como Howard Hawks o John Ford. Especialmente este segundo, junto con el actor John Wayne, serían los responsables de inmortalizar las mil y una aventuras en las que el héroe solitario y aguerrido hacía frente sin cuartel a numerosos enemigos nativos, en las áridas tierras del Oeste norteamericano. De todas estas producciones, la que con toda probabilidad no sólo es un clásico indiscutible sino que, también, una de las mejores y más reputadas, es "Centauros del desierto", film en el que, lejos aún de retratar la época del far west con el halo crepuscular que tanto le caracterizaría a finales de los años setenta y ochenta, presenta una historia potentísima en la que el protagonista no sólo debe enfrentarse a peligrosas tribus de indios, sino reformar su conciencia y forma de pensar a causa de los sucesos que afectan a su vida.
Tras combatir en la Guerra Civil norteamericana, Ethan Edwards (Wayne) regresa al rancho en el que viven su hermano y la mujer de éste, Martha (Miles), junto a sus dos hijas. Cuando un grupo de indios comanches atacan el rancho y matan a su hermana y cuñada, y raptan a su sobrina, Debbie (Wood), Ethan emprenderá un largo viaje para encontrarla y dar muerte a quienes mataron a su familia. En su viaje, le acompañará su buen amigo Martin (Hunter) y el peculiar capitán del ejército Samuel Johnston (Bond).
Ahora bien, es en el fantástico guión de Frank Nugent donde "Centauros del desierto" resulta verdaderamente novedosa. En primer lugar, las frases que brinda el personaje de John Wayne son sensacionales (ver el instante en que le recrimina a uno de sus acompañantes la cobardía al encontrar una pieza de ropa de Debbie desgarrada); en segundo lugar, la actitud de los personajes, ya que el protagonista debe lidiar con un terrible conflicto de emociones, al decidir si dar muerte a su propia sobrina al haberse convertido en una más de la tribu india, o perdonarla y vivir con ello en el recuerdo de su hermano y cuñada asesinados; en tercer lugar, la versatilidad de escenarios puesto que, si bien el grueso de "Centauros del desierto" tiene lugar en el desierto de Arizona, el tránsito de la acción hacia las frías tierras canadienses se ejecuta con un ritmo excelente.
Por su parte, qué decir de la actuación de John Wayne y la dirección de John Ford. El primero parece calcular cada una de sus reacciones para mantener ese espíritu de vaquero aguerrido y sin nada que perder en cada una de las secuencias (ver, en contraste, la reacción de Ethan cuando encuentra los cuerpos muertos de su hermano y amada cuñada), mientras que el segundo aprovecha cada uno de los instantes que le brinda la acción para engrandecer el largometraje con espectaculares panorámicas (ver, por ejemplo, la secuencia que abre el film, con ese desierto arisco; o el instante en que Ethan encuentra, por fin, a su sobrina, después de tantos años).
"Centauros del desierto" es uno de los western clásicos por definición de la historia del cine. No hay película del tándem John Ford-John Wayne que haya sabido captar con tanto poder el espíritu del cine del Oeste con el mismo resultado -tal vez "La diligencia - Stagecoast, 1939" sea la otra-. Incluso largometrajes muy posteriores la homenajeaban en ciertos aspectos (es innegable la influencia de "Centauros del desierto" en, por ejemplo, "Bailando con lobos - Dances with the wolves, 1990": el vaquero enemigo de los indios que busca la redención, el hallazgo de una mujer blanca criada por los indios y convertida en uno más de ellos...). Así pues, para todos aquellos que aún no la hayan visto, les sugiero, en contra de la opinión que le merecen a mi compañero Hyde este tipo de western clásico, que no se la pierdan. Al fin y al cabo, estamos hablando de una de las películas más importantes de la historia del séptimo arte.
Me parece que más de una vez ya he dicho que no me gustan nada las pelis del Oeste. Me aburre como a una oveja ver siempre la misma historia sobre vaqueros súper machos que les dan para el pelo a los indios -casualmente, ninguno es nunca bueno-, mientras defienden la diligencia que va de Kentucky a Oklahoma, o se atrincheran en un fuerte mientras esperan al Séptimo de Caballería. Y, si además, sale John Wayne (no porque me caiga mal o me parezca mal actor, todo lo contrario), pues ya apaga y vámonos. Porque para mí que si a una persona le hacen un popurrí de cuatro o cinco películas del Oeste diferentes, ni se da cuenta del cambio, porque son tooooodas iguales. Ahora bien, dicho eso, si sois de los míos, que pasáis olímpicamente de tragaros la típica película que viene con el periódico de los domingos (porque la tienen que vender y no la quieren ni las que las editan), pues os recomiendo que veáis "Centauros del desierto". Pero no porque sea una peli flipante, sino porque es la película que representa a la perfección el espíritu ese del cine del Oeste, con sus indios, vaqueros, forajidos y demás -y, además, es la más famosa-. Es más, cuando le dije al abuelo cebolletas de arriba que me parecía un bodrio tener que hablar de una del Oeste, por mucho John Ford que la dirigiera, me puso de vuelta y media -ignorante creo que es lo menos que me llamó-. Así que, dado que sí he visto "Centauros del desierto", procuraré daros mi opinión sin que a nadie le dé un patatús porque me atreva a decir ciertas cosas de la que está considerada una de las mejores películas del Oeste del cine (así nos va...).
"Centauros del desierto" es una peli del Oeste, ni más ni menos. Lo que para mí la diferencia un poco de todas las demás, (con perdón del señor Eastwood, que me encanta -casi- todo lo que hace, y de los spaghetti western, que me parecen la versión clásica de cualquier "Jungla de cristal"), no es la forma en que está hecha o cómo actúan los protas, sino en su historia. Ver al vaquero de toda la vida, con más huevos que el caballo de Espartero, tener que ir detrás de unos indios que han secuestrado a su sobrina pequeña y que, con el tiempo, la han hecho una de los suyos, no es que sea algo muy frecuente. Más que nada porque sí, el tío reparte estopa a base de colt, pero llegado el momento, cuando parece que tiene todo más claro que el agua... ¡Hay amigo, qué impredecible es el ser humano!
En fin, tonterías aparte, sí, reconozco que la película tiene sus méritos, aunque es un tipo de cine que no me interesa demasiado. Os recomiendo, desde luego, a quienes seáis unos incondionales de las pelis del Oeste, que no os perdáis "Centauros del desierto" -aunque, si es el caso, ya la habréis visto más de una vez, seguro-; y, a los que ni fu ni fa, pues que si la ponen por la tele, le deis una oportunidad, aunque tampoco quiero engañaros: "Centauros del desierto" no es más peli del Oeste porque no tiene tiempo. Pero bueno, eso tampoco tiene por qué ser nada malo. Para gustos, los colores.