lunes, 5 de septiembre de 2011

CINE CLÁSICO: "EL EXORCISTA"


TÍTULO: EL EXORCISTA

DIRECTOR: WILLIAM FRIEDKIN

REPARTO: ELLEN BUSTYN, MAX VON SYDOW, LEE J. COBB, JASON MILLER, LINDA BLAIR

DURACIÓN: 130 min.

AÑO: 1973

GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • En 1971, el escritor y guionista cinematográfico William Peter Blatty escribió una novela titulada El exorcista, acerca de una niña que era poseída por el maligno, y que obligaba a un sacerdote especialista en exorcismos a practicar la ceremonia necesaria para liberar a la joven muchacha. Una vez publicada, parece ser que el escritor se la mostró al director William Friedkin, muy de moda por aquel entonces por el éxito comercial y crítico que había supuesto su anterior film "Contra el imperio de la droga - The French connection, 1971". El resultado, acabó traduciéndose en una de las mejores y más reputadas películas de terror de todos los tiempos, cuyo título respetó el de la novela en la que se inspiraba.


    Siguiendo con cierta fidelidad la historia en que se basa, "El exorcista" da comienzo con una serie de extraños fenómenos que comienzan a producirse en casa de la familia McNeal, donde la madre, Chris (Burstyn) y su hija pequeña, Regan (Blair) empiezan a presenciar extraños fenómenos -extraños sonidos nocturnos, rápidas imágenes espectrales...- que, poco a poco, comienzan a sucederse de forma cada vez más violenta. Finalmente, ese "algo" parece poseer a Regan postrándola sobre su cama y obligándola a comportarse de una forma tan extravagante como antinatural y aterradora (la joven es capaz de bajar las escaleras de su casa de haciendo el pino de espaldas, y de hablar con un tono de voz desconocido en lenguas extrañas). Ante esta situación, Chris pide ayuda al padre Karras (Miller) quien, a su vez, tras comprobar que todo se debe a una posesión diabólica de la muchacha, acaba recurriendo a la ayuda del padre Merrin (Von Sydow) un especialista en exorcismos, para realice la temible ceremonia que logre expulsar al demonio de la chica.


    Tal y como apuntábamos al comienzo, "El exorcista" consiguió aterrorizar a los espectadores de medio mundo (a día de hoy, y teniendo en cuenta la inflación, es la octava película más taquillera de la historia en todo el mundo), gracias a la sabia combinación de varios "ingredientes". En primer lugar, el tema. Hasta ese momento, ningún gran estudio se había animado a realizar con todo su esplendor un largometraje basado en las acciones del maligno con escenas tan deliberadamente explícitas como las que contiene "El exorcista".


    En segundo lugar, la puesta en escena es, simplemente, sensacional. Desde esa fotografía pálida y sombría tan inquietante (el plano del padre Merrin entrando en la casa, con esa lengua de luz proveniente de la habitación donde se encuentra la poseída Regan, ha pasado a los anales de la historia de la cinematografía), pasando por la inquietante música compuesta por Mike Oldfield en su más que célebre Tubullar Bells, y cuya repetitiva melodía resulta ya imposible de asociar con otro tema que no sea el que plantea "El exorcista".


    Y, en tercer lugar, sin duda la puesta en escena de William Friedkin. El veterano director no se limita a hacer una película de terror a la vieja usanza, sino que va introduciendo paulatinamente al espectador en el mundo enfermizo de la posesión a través de los fenómenos paranormales, primero discretos, luego más subidos de tono, que tienen lugar en la casa. Además, la historia paralela acerca de la fe del padre Karras ayuda a reforzar esa sensación de inquietud, que alcanza su máximo apogeo cuando el sacerdote al que magistralmente da vida Max Von Sydow hace su aparición. Todo ello, hasta concluir la historia en un final explosivo, lleno de incertidumbres y sorpresas, tras el que el espectador siente por fin una metafórica mano liberadora que le ayuda a respirar con tranquilidad.


    Pasadas casi cuatro décadas desde el estreno de "El exorcista" da gusto contemplar cómo este aterrador largometraje ha conseguido hacer escuela. La lástima es que el resto de producciones que han querido aproximarse al tema de los exorcismos no hayan conseguido hacerlo de una forma tan brillante, ni con resultados que se encuentren a la altura de este film. De las recientes películas estrenadas, la única que se podría salvar más o menos de estar en el olvido, es "El exorcismo de Emily Rose - The exorcism of Emily Rose, 2005", que logra combinar con un tanto acierto el tema de las posesiones diabólicas con los thrillers judiciales tradicionales. Una mezcla curiosa, aunque a años luz de la brillantez de "El exorcista".



  • MR. HYDE DICE:

  • Jo tú, todavía acojona cuando la ves. Es más, sin verla siquiera, pero escuchando la música esa de Mike Oldfield ya te imaginas lo que se te viene encima. No quiero ni imaginarme el impacto que tuvo que tener esta peli cuando salió en su momento. Con lo puritana que era la sociedad de aquel entonces (al menos en España), flipa en colores cómo tuvieron que salir mariquita el último del cine o, en su defecto, los que se quisieron quedar hasta el final, más blancos que el papel. Es más, si cuando se estrenó la primera peli de Superman hubo gente que se tiraba por el balcón pensando que podía volar -tarados los ha habido siempre-, imaginad lo que podría creerse más de uno después de ver esta peli, que fue rodada cinco años antes.


    Además, pelis así que trataran el tema de las posesiones demoníacas sin cortarse un pelo, hasta ese momento creo que se podían contar con los dedos de una mano (y aún sobraban). Como dice Jekyll, "El exorcista" cuenta con el añadido de que fue la primera. A partir de aquí, todo fueron imitaciones más o menos acertadas, cuando no, copias de mierda monumentales de la propia original. Sin embargo, si hay algo que hace sobresalir a esta peli por encima de otras de tipo parecido, es que se trata de cine de puro terror, sin asesinos chorras enmascarados que persiguen a sus víctimas (la mayoría tontas del culo) para meterles la puñalada de turno, ni aliens que se te comen los sesos, ni tonterías por el estilo. Aquí el acojone te lo da el miedo que se desprende tal cuál de las imágenes que te hacen creer que la pobre cría está poseída, un horror que acaba pareciendo tan real que hasta tú te acabas haciendo un ovillo en la butaca.


    Por fortuna, algún iluminado tuvo la genial idea de sacar una versión extendida en cine hace unos años, y ahí sí que pude verla en todo su esplendor. Flipa en tecnicolor, colega. Y tengamos en cuenta que estamos hablando de una película que tiene casi cuarenta años. Pues cómo tendrá que ser para que aún hoy en día sirva de fuente de inspiración para muchas otras pelis similares (repito, ninguna que se encuentre a la altura del original), y se siga mencionando como referencia del mejor cine de terror de todos los tiempos.


    Aquí la cosa no va de puertas que se cierran solas y velas que se apagan a la vez. Eso sale, pero sólo en pequeñas dosis, como para ir caldeando el ambiente. Ahora, cuando la acción pasa del exterior al interior de la habitación de la niña, ahí ya se acaban las tonterías y la peli va directa al grano: a mostrar una posesión demoníaca de las formas más aterradoras -y desagradables, todo haya que decirlo- posibles. Sólo hace falta recordar el momento en que la niña se suelta una potada brutal, o como cuando se empieza a meter un crucifijo por el... la... bueno, por ahí abajo, mientras le suelta a una madre al borde del infarto "mira lo que ha hecho la guarra de tu hija".


    A mí me encanta el cine de terror. Y cuidadín, que digo el cine de terror, no el de miedo ese barato que consiste en un trachán cada vez que alguien pega un portazo para que la gente pegue el brinco de turno. Así pues, en mi no tan modesta opinión, metería a esta peli junto con "La profecía - The omen, 1976" y "El resplandor - Shining, 1979" como las tres imprescindibles del cine de terror de todos los tiempos. Todas las demás que se han hecho, podrán dar canguelo, pero terror, lo que se dice TERROR, así en mayúsculas, sólo se limita a estas tres. Y, de todas ellas, "El exorcista" es la que más se aparta del miedo psicológico (como sucede más en las otras que os digo) para mostrar de lleno lo que puede ser una buena opción para no poder pegar ojo durante un buen tiempo. ¡Buah, qué gozada!